MADRID, 27 (SERVIMEDIA)
Los lagos sin salida al mar de la meseta tibetana cuadruplicarán su volumen de agua a finales de este siglo debido al aumento de las precipitaciones en un ambiente más cálido y húmedo por el cambio climático.
Esa es la proyección realizada por Iestyn Woolway, de la Universidad de Bangor (Reino Unido), y colegas en Arabia Saudí, China, Estados Unidos y Francia, y dada a conocer en un estudio publicado este lunes en la revista ‘Nature Geoscience’.
Algunos estudios recientes indican que más de la mitad de los lagos más grandes del mundo se están secando. La nueva investigación proyecta que los de la meseta tibetana aumentarán exponencialmente, con la consiguiente pérdida de tierra y sus impactos económicos, ambientales y climáticos.
Las predicciones climáticas y meteorológicas sugieren que el incremento de las precipitaciones debido al cambio climático agrandará estos lagos y hará que el nivel del agua aumente hasta 10 metros.
“POLÍTICAS URGENTES”
El aumento de la superficie lacustre también significará la pérdida de áreas de tierra cruciales para la agricultura, la vivienda humana y las redes de carreteras y ferrocarriles.
“El cambio climático está haciendo que la meseta tibetana sea más verde y más habitable, atrayendo a más personas a mayores altitudes debido a un mejor acceso al agua. Sin embargo, el aumento del nivel de los lagos requiere planificación y políticas urgentes para mitigar los impactos en la ecología y la población de la región”, según Wollway.
La pérdida de tierra resultante también podría provocar un cambio en el paisaje, ya que los lagos se fusionan y se altera el curso de los ríos que los alimentan e interconectan.
Esto podría conducir a un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y a un ciclo de retroalimentación positiva, lo que amplificaría el cambio climático.
Un aumento del agua dulce y del flujo entre lagos también podría provocar un cambio en la ecología y afectar la vida silvestre. Por ejemplo, cuando el lago Zonang en la Reserva Natural Hoh Xil se desbordó en 2011, el antílope tibetano encontró bloqueada su ruta migratoria.
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