MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
El ejercicio extremo no parece acortar la esperanza de vida como se cree, según sugieren las conclusiones de un estudio sobre la longevidad de los 200 primeros atletas que corrieron una milla en menos de 4 minutos, y publicado en línea en el ‘British Journal of Sports Medicine’.
Aunque el ejercicio moderado regular se considera un pilar del envejecimiento saludable, hace tiempo que se piensa que exponer el cuerpo a sesiones de ejercicio de resistencia extrema puede llevarlo demasiado lejos y acortar la esperanza de vida, afirman los investigadores. Pese a ello, el estudio muestra que viven varios años más que la población general.
Según los autores, las repetidas sesiones de ejercicio al máximo que realizan los corredores de milla los convierten en un grupo único para comprobar el posible impacto del ejercicio intenso extremo en la longevidad.
Por ello, analizaron el compendio de 1.759 atletas que habían corrido una milla en menos de 4 minutos en junio de 2022 y extrajeron los datos de los 200 primeros en hacerlo, con el argumento de que tendrían una edad que igualaría o superaría la esperanza de vida típica de su generación.
Se realizó un seguimiento de la longevidad de los corredores, utilizando información disponible públicamente, desde la fecha exacta de su primer intento con éxito de superar la milla en 4 minutos hasta la edad de 100 años, finales de 2023 o la muerte, para averiguar la diferencia media en la esperanza de vida entre ellos y la población general, emparejada por edad, sexo y nacionalidad.
Esta diferencia se calculó como los años de vida observados de un corredor menos su esperanza de vida en la población general. Esta cifra se promedió entre los 200 corredores.
MAYOR ESPERANZA DE VIDA
Los primeros 200 corredores que superaron los 4 minutos en una milla abarcaron un periodo de 20 años, de 1954 a 1974. Procedían de 28 países diferentes de Europa, Norteamérica, Oceanía y África.
Habían nacido entre 1928 y 1955, y tenían una media de 23 años cuando corrieron la milla en menos de 4 minutos, con tiempos comprendidos entre 3:52,86 y 3:59,9 minutos.
Del total, 60 (30%) habían fallecido y 140 estaban vivos en el momento del análisis. La edad media en el momento de la muerte era de 73 años, pero oscilaba entre 24 y 91 años, mientras que la edad media de los corredores supervivientes era de 77 años, oscilando entre 68 y 93 años.
No se conocía la causa de la muerte de la mayoría de los atletas, pero de los siete que fallecieron antes de los 55 años, seis se debieron a traumatismos o suicidio y uno a cáncer de páncreas.
El análisis reveló que los corredores de menos de 4 minutos vivieron casi 5 años más de la esperanza de vida prevista, de media, en función del sexo, la edad, el año de nacimiento, la edad de consecución y la nacionalidad.
Si se tiene en cuenta la década de finalización, aquellos cuyo primer intento con éxito se produjo en la década de 1950 vivieron una media de 9 años más que la población general durante un periodo medio de seguimiento de 67 años.
Y aquellos cuyo primer intento con éxito se produjo en las décadas de 1960 y 1970 vivieron 5,5 años y casi 3 años más durante un periodo medio de seguimiento de 58 y 51 años, respectivamente.
La mejora general de la esperanza de vida, secundaria a los avances en el diagnóstico y tratamiento de varias enfermedades importantes, podría explicar esta tendencia concreta, sugieren los investigadores.
Los investigadores reconocen que no disponían de información sobre los hábitos de ejercicio a lo largo de la vida (u otros comportamientos saludables) de los 200 atletas incluidos en el estudio, por lo que no pudieron determinar la relación precisa entre la dosis de ejercicio a lo largo de la vida y la longevidad.
Y la comparación con la población general impidió evaluar cómo podrían afectar a la longevidad otros factores del estilo de vida, como la dieta y el tabaquismo, los factores de riesgo cardiometabólico y otros factores médicos potencialmente influyentes, como la hipertensión arterial y el colesterol alto. Por último, el estudio sólo incluyó a hombres, ya que ninguna mujer ha corrido aún una milla en menos de 4 minutos.
No obstante, los investigadores afirman: “Este hallazgo desafía los extremos superiores de la hipótesis del ejercicio en forma de U (en lo que se refiere a la longevidad) y, una vez más, reitera los beneficios del ejercicio en la esperanza de vida, incluso a los niveles de entrenamiento requeridos para el rendimiento de élite”.
Aunque el esfuerzo exigido en este grupo pueda parecer menor que el de los atletas de resistencia, los elevados requisitos aeróbicos y anaeróbicos de las pruebas de media distancia, como la milla, requieren volúmenes de entrenamiento relativamente altos, de unas 9-12 horas o 120-170 km a la semana, explican.
Pese a que todo esto plantea la posibilidad de llevar al cuerpo más allá de sus límites, sobre todo desde el punto de vista de la intensidad, no parece afectar a la esperanza de vida y, si acaso, parece prolongarla, añaden.
Los investigadores afirman que aún no se han identificado por completo las explicaciones fisiológicas de la prolongación de la esperanza de vida, pero sugieren que probablemente reflejen las adaptaciones positivas del ejercicio de resistencia sobre la salud y las funciones cardiovasculares, metabólicas e inmunitarias.
Un estilo de vida saludable y los genes también pueden desempeñar un papel, señalan, ya que 20 grupos de hermanos, incluidos seis grupos de gemelos y combinaciones de padre e hijo, se encontraban entre los 200 primeros corredores que superaron la milla en 4 minutos.
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