ALICANTE, 26 (EUROPA PRESS)
Investigadores del Departamento de Ecología y del Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio Ramón Margalef (IMEM) de la Universitat d’Alacant (UA) han colaborado en un proyecto internacional que concluye que matorrales y pastizales son más sensibles de lo que se esperaba a los efectos del cambio climático.
El estudio está organizado y dirigido por científicos de la ‘Colorado State University’, y en él han participado investigadores del ‘Departamento de Ecología y del Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio Ramón Margalef’ (IMEM) de la UA, que forma parte de la ‘Red de Investigación Drought-Net’.
Estos hallazgos, publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences, y que cuantifican el impacto de la sequía extrema a corto plazo en 100 sitios de pastizales y matorrales de los cinco continentes, muestran que los efectos de los eventos de sequía extrema, que se espera que aumenten en frecuencia en el futuro, han sido muy subestimados para estos ecosistemas, y el impacto es mayor del que se pensaba.
El profesor e investigador de la UA Alejandro Valdecantos destaca que este es un estudio diferente a otras investigaciones anteriores, ya que es “la primera vez que se lleva a cabo un experimento tan extenso para generar una comprensión básica de las posibles pérdidas de productividad vegetal en estos ecosistemas vitales”, y para ello se ha utilizado además “un enfoque estandarizado en todos los sitios experimentales que han participado en la investigación”.
“Los pastizales y matorrales cubren más del 40 % del planeta y frecuentemente experimentan déficits de precipitación, por lo que son muy vulnerables al cambio climático”, explica el profesor del Departamento de Ecología de la UA Alejandro Valdecantos.
En este sentido, según apunta Valdecantos, los investigadores han observado durante los experimentos que “un año con una reducción de la precipitación tan severa que ocurre una vez cada 100 años tiene unas consecuencias muy superiores a las observadas anteriormente para los pastizales y matorrales”, según informa la UA en un comunicado.
Al respecto, el profesor ha precisado que “la reducción relativa del crecimiento vegetal en un año fue un 60 % mayor, cuando la sequía a corto plazo fue extrema, en comparación con las sequías menos severas” que se registran habitualmente.
Sobre este particular ha señalado, “a medida que el clima de la Tierra continúa cambiando, las sequías extremas en intensidad, se volverán más comunes, con lo que los eventos que antes ocurrían con una frecuencia de una en 100 años, ahora podrían ocurrir potencialmente cada dos a cinco años”.
El estudio, según concluye Alejandro Valedecantos, ofrece “tanto una revisión de los impactos globales del cambio climático como una visión de qué áreas serán más vulnerables y cuáles serán más resilientes en los próximos años”.
Además, los resultados, según el investigador de la UA, “proporcionan información sobre cómo los climas específicos, los tipos de suelo y vegetación influyen ampliamente en la respuesta a la sequía”. A este respecto, añade, “los datos generados en este trabajo sugieren mayores pérdidas en sitios más secos, pero si nos acercamos a los extremos, que es lo que se está pronosticando, generalmente podemos esperar pérdidas sustanciales sin importar dónde estemos en el mundo”.
Por otro lado, y según revela el estudio, “también encontramos que incluso sequías moderadas, menos severas, probablemente aún tendrían grandes impactos para las sociedades que dependen de estos ecosistemas”.
ECOSISTEMAS CLAVE
Los matorrales y pastizales con ecosistemas clave ya que “absorben más del 30 % del almacén global de carbono y apoyan sectores como la producción ganadera”. Además, “son escalables a nivel mundial, lo que los hace muy relevantes para este tipo de trabajo”.
Asimismo, el investigador de la UA apunta que al ser estos ecosistemas “sumideros de carbono”, si se ven más afectados por la sequía de lo que se pensaba absorverán menos carbono, lo cual tendrá finalmente un mayor impacto sobre el ciclo global del carbono.
Según Valdecantos, hasta ahora, “debido a la rareza histórica de las sequías extremas, los investigadores no habían podido estimar la magnitud real de sus consecuencias ecológicas”. Para el investigador los pastizales y matorrales son áreas de prueba “perfectas” para llenar ese vacío de investigación “porque son más fáciles de manipular para el estudio que otros sistemas, como los bosques”.
En la investigación “se incluyó la construcción de estructuras de manipulación de lluvia para reducir experimentalmente la cantidad de precipitación natural disponible para los ecosistemas durante al menos una temporada de crecimiento completa”.
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