MADRID, 21 (SERVIMEDIA)
El Partido Popular ha cumplido con el objetivo que se puso de cara a las elecciones autonómicas del País Vasco, que pasaba por mejorar en votos y en escaños, pero el sabor de boca es agridulce porque ni será “decisivo” en la conformación del Gobierno vasco ni Vox desparece del Parlamento autonómico.
El partido liderado por Alberto Núñez Feijóo saca pecho por sus resultados y presume de que sus siglas recuperan la tendencia al alza. Los populares, de hecho, ganan más de 36.000 votantes, hasta rozar los 97.000 –el 9,23%–, y suman un parlamentario por Álava.
La lectura es, por tanto, positiva. Génova da por “cumplido” el objetivo de crecer en votos y escaños, y espera que sea el inicio de su “remontada” en el País Vasco, puesto que pone fin a su tendencia a la baja y crece un 60% en votos, hasta acariciar las 100.000 papeletas. Y, sobre el papel, gana tres escaños, ya que en 2020 se presentó en coalición con Ciudadanos, que contaba inicialmente con dos de esos seis escaños.
La mayor cuota parlamentaria del PP reside en Álava, donde logra cuatro escaños con 24.300 votos, casi 10.000 más que hace cuatro años y un 16,02% del total en la provincia. En Vizcaya saca dos escaños y 51.129 papeletas, casi 20.000 más que en 2020 y el 9,1% de los votos en este territorio. Y en Guipúzcoa suben en casi 8.000 votos, hasta los 21.722 votos, y logran el escaño restante con el 6,42%.
No obstante, en el resto del tablero político, las cosas no han salido como ellos deseaban. PNV y PSE suman los escaños para revalidar la Lehendakaritza, Vox mantiene su escaño y Bildu sube con fuerza hasta empatar con los ‘jeltzales’.
EL VOTO CONTRA BILDU
La idea del PP era sumar apoyos por dos vías. Por un lado, el voto contra Bildu. Por otro, los 133.500 vascos que cogieron la papeleta del PP en las elecciones generales del pasado 23 de julio, entre los que detectaban “mucho” abstencionista.
Génova analizará con detalle los resultados en su habitual reunión del Comité de Dirección de este lunes, pero ya hay distintas lecturas dentro de la cúpula nacional. Entre ellas, que han perdido parte de su electorado a costa del PNV por la irrupción de ETA en el debate durante la última semana de campaña.
Y es que el tramo final de la campaña estuvo marcado por el rechazo del candidato de Bildu a lehendakari, Pello Otxandiano, a definir a ETA como una banda terrorista. El PP, que ya había centrado buena parte de su discurso en apelar a simpatizantes del PNV y del PSOE por un posible pacto de estos partidos con Bildu, aprovechó esta cuestión para cargar contra el “cinismo” de ‘jeltzales’ y socialistas y erigirse como la “alternativa moral”.
La idea del equipo de Feijóo era aglutinar así el voto contra Bildu. No obstante, en Euskadi reconocían hace ya una semana sus temores a que esta estrategia pudiera activar el voto útil para el PNV, que se beneficiaría a su costa. Esa tesis la comparte ya una parte de la dirección nacional, que apunta a este posible trasvase de votos como una de las causas de la remontada de Pradales en la última semana de campaña.
En Génova admiten que ya han pasado a la siguiente pantalla y tienen la vista puesta en Cataluña, donde replicarán su estrategia de condensar a todos sus rivales políticos en una misma opción -PSC, ERC y Junts-, que sería la única alternativa a su proyecto constitucionalista.
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