MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
En un nuevo estudio, investigadores del Instituto Regenstrief y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana (EEUU) han identificado pruebas que sugieren que los médicos de Atención Primaria pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de conexiones personales para los pacientes que experimentan soledad.
En este sentido, la soledad es un importante factor de estrés biopsicosocial con un riesgo de mortalidad comparable al de fumar más de 15 cigarrillos al día y más perjudicial que el alcoholismo, la obesidad y la falta de actividad física.
A pesar de sus efectos nocivos, las intervenciones para abordar la discrepancia entre la interacción social deseada y la real son escasas y limitadas.
Ahora, este estudio ha revelado que el 53 por ciento de los adultos mayores en la población de Atención Primaria experimentan soledad. Las pruebas también sugieren que cuando los adultos mayores experimentan soledad su salud física y mental relacionada con la calidad de vida se reduce significativamente.
“La primera y obvia respuesta a la soledad es que los médicos de Atención Primaria examinen a sus pacientes”, ha señalado la primera autora del estudio, investigadora científica de Regenstrief y profesora asistente de investigación en la Facultad de Medicina de la IU, Williams-Farrelly.
“Según la bibliografía y la investigación, la soledad influye en la salud de forma muy significativa y contundente, así que, del mismo modo que preguntamos a los adultos mayores: ¿Fuma? ¿O se mide el azúcar en sangre? Deberíamos preguntar y medir la soledad y ofrecer soluciones”, ha explicado.
Williams-Farrelly sugiere que es imperativo que los médicos de Atención Primaria, las enfermeras profesionales y otros clínicos también proporcionen recursos a los pacientes para ayudarles a abordar este importante problema.
“El tema de la soledad es más relevante ahora que nunca dado el llamado a la acción del Cirujano General de los Estados Unidos de mayo de 2023 para abordar la epidemia de soledad”, ha indicado Nicole Fowler Fowler, investigador principal y autor principal.
“Esta investigación es importante porque identifica y sugiere evidencia para las intervenciones que son necesarias para los adultos mayores en atención primaria que experimentan soledad. Los médicos de Atención Primaria deberían hablar de la soledad con sus pacientes mayores y proporcionarles recursos para ayudarles a crear relaciones sociales significativas”, ha añadido Fowler, que también es un científico de investigación Regenstrief y un profesor asociado y director de investigación en la Escuela de Medicina de IU.
CÍRCULO DE AMIGOS
Una intervención eficaz, sugieren los investigadores, es el concepto ‘Circle of Friends’ (Círculo de Amigos), que consiste en un modelo de rehabilitación psicosocial en grupo de tres meses de duración destinado a potenciar la interacción y las amistades entre los participantes.
El modelo ha demostrado su eficacia tanto en la reducción de la soledad como en la mejora de los resultados sanitarios, incluidos la salud subjetiva, la cognición, la mortalidad y la reducción de los costes sanitarios.
“A medida que los adultos mayores envejecen, se producen muchos cambios en su vida debido a muchas circunstancias -jubilación, divorcio o fallecimiento de familiares y amigos- que les dificultan un poco más mantener relaciones sociales. Cuando se pierden las conexiones con los compañeros de trabajo o los seres queridos, puede resultar chocante”, afirma Williams-Farrelly.
“Los adultos mayores necesitan que sus médicos de Atención Primaria los examinen y les sugieran recursos eficaces que les permitan mantener, fomentar y desarrollar las relaciones sociales”, recalca la investigadora.
Los datos se recopilaron durante la pandemia de Covid-19, pero los investigadores identificaron una tendencia al aumento constante de la soledad en esta población antes de la pandemia mundial. Las cifras siguen aumentando en la actualidad.
“La soledad puede parecer simple, pero puede ser compleja de identificar y abordar. Empezó a convertirse en un problema antes del Covid-19, y luego, con el orden nacional de quedarse en casa provocado por la pandemia, se impidió el contacto social, lo que agravó el problema”, concluye Williams-Farrelly.
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