MADRID, 27 (SERVIMEDIA)
La Fiscalía pide dos años y seis meses de prisión para el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales por el beso no consentido que dio a la jugadora de la selección española Jenni Hermoso y solicita que la indemnice con 50.000 euros por un delito de agresión sexual. En concreto, el Ministerio Público pide un año de cárcel por el delito de agresión sexual, y un año y seis meses por el delito de coacciones a las que se sometió a la deportista después.
El escrito de acusación, firmado por la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, pide también que Rubiales sea objeto de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante la condena, así como su inhabilitación especial para el ejercicio de profesión relacionada con el ámbito deportivo durante ese tiempo. Además, pide para él libertad vigilada durante dos años y la prohibición de comunicarse con Jennifer Hermoso y de acercarse a ella a menos de 200 metros durante cuatro años. También solicita que el tribunal que le juzgue le condene a pagar las costas del proceso.
Para el exseleccionador Jorge Vilda, el exdirector de marketing Rubén Rivera, y el exdirector deportivo de la selección Albert Luque pide un año y seis meses de prisión, con inhabilitación para el sufragio pasivo y el ejercicio de profesión relacionada con el ámbito deportivo durante la condena. Tampoco podrán comunicarse con la deportista. Además, solicita que los cuatro acusados en esta causa indemnicen de manera solidaria por el delito de coacciones con 50.000 euros.
El escrito relata que el día 20 de agosto de 2023, en Sidney (Australia), Rubiales propinó un beso en la boca a la jugadora sujetando su cabeza con ambas manos, y de manera sorpresiva y sin consentimiento ni aceptación de la jugadora. A partir de ahí, y dado que su actuación podría tener consecuencias, Rubiales “en connivencia con el resto de los acusados, comenzaron a ejercer actos constantes y reiterados de presión directamente sobre la jugadora”, sobre “su familia y amistades”, con la finalidad de que Hermoso “justificara y aprobara el beso” provocando “una situación de hostigamiento que le impidió desarrollar su vida en paz, tranquilidad y libremente”.
Señala la Fiscalía que el futuro de Rivero, de Vilda y de Luque dependía de la “suerte que corriera” el presidente de la RFEF y detalla los momentos concretos en que se produjeron las presuntas coacciones. En el mismo estadio, Rubiales pidió a la directora de Futbol Femenino que en los vestuarios pidiera a Hermoso una declaración exculpatoria “con la que ella no estaba de acuerdo y que no tenía obligación alguna de hacer”.
También relata presiones a la jugadora en el autobús camino del aeropuerto australiano y la publicación de una nota de prensa de la RFEF por orden de Rubiales, con cuyo contenido no estaba de acuerdo la denunciante. También menciona que en el vuelo Rubiales sugirió a Hermoso una comparecencia conjunta, que ella rechazó.
Al resultar infructuosos estos intentos, Rubiales y el quipo directivo de la Federación comenzó a presionar a los familiares y amigos de la deportista, que iban en el mismo vuelo. Ya durante los días de descanso de la selección en Ibiza, fue Rubén Rivera el que presionó a Hermoso, que no cedió.
Entonces fue Albert Luque, quien con el acusado Luis Rubiales, se desplazó a Ibiza y trató de obligar a Hermoso a hablar con él, a lo que ella se negó. Luque insistió por WhatsApp, personalmente a Jennifer Hermoso y a través de Ana Ecube, pero ante la negativa de la futbolista el directivo envió “varios mensajes de WhatsApp a la amiga de Jennifer, insistiendo en su petición de ayuda para justificar la conducta de Luis Rubiales expresando su enfado, haciendo alusión a que a la jugadora, por su edad, le quedaban dos años de carrera y que si en este momento le ayudaba seguramente le podría conseguir un puesto en la Federación, acusando a Jennifer Hermoso de mala persona, deseándole que se encuentre muy sola en la vida y anunciándole que se alegraría si eso sucediera”.
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