MADRID, 12 (SERVIMEDIA)
La Fundación SGAE anunció este martes la concesión por unanimidad del Premio Max de honor 2024 a la actriz, directora, gestora cultural y empresaria teatral Nuria Espert, por “su gran legado en el campo de las artes escénicas, su capacidad como gestora cultural y como empresaria teatral”.
Lo hizo a través de un comunicado en el que destacó que Nuria Espert recogerá el galardón en la ceremonia de entrega de la 27ª edición Premios Max, que tendrá lugar el próximo 1 de julio en el Auditorio Adán Martín de Tenerife.
La actriz subrayó que “parecía extraño no tenerlo, pero lo que distingue a este galardón es que ha sido otorgado por mis compañeros y quiero decirles que me hacía falta, que lo quiero, que lo amo, que me pone contentísima y que deseo que lo compartan conmigo todos los actores y actrices”.
Nuria Espert (Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 1935) se enroló a los 13 años en la Compañía Titular Infantil del Teatro Romea de Barcelona. Desde entonces, únicamente ha bajado de los escenarios en una ocasión para tomar aire, erigiéndose en una de las figuras más destacadas de la escena de España y Cataluña.
En ese sentido, la actriz puso de manifiesto que “el teatro es mi vida directamente” y observó que “he tenido más cosas, sí, pero después de mis hijas, mis nietas y Armando, si tengo que poner algo definitivo en mi vida, aparece el teatro con muchísima fuerza”.
Esto le sirvió para atestiguar que “el teatro es muy poderoso y cuando nos tiene agarrados no nos suelta”. “A mí me dijo ‘tú no te vas a librar de mí’, y así fue”, apostilló.
Nuria Espert afirmó que no cree “que deje un legado, sólo mi trabajo”, y reseñó que “el teatro me ha servido para navegar, flotar y respirar”. A pesar de ello, confesó que “tranquilad la verdad es que no da, más bien al contrario”, ya que “te espabila, te dice ‘¡venga, ya!’”
La actriz fue una pionera dedicada a su propia compañía, que fundó en 1959 con su marido, Armando Moreno (1919-1994). Comenzó con ‘Gigi’, de Colette, y ‘Las criadas’, de Jean Genet, y fueron los textos de Federico García Loca (‘Yerma’ la consagró, con más de 2.000 representaciones en el Teatro de la Comedia de Madrid) y Valle-Inclán lo que le abrieron las puertas de los grandes teatros de todo el mundo, emprendiendo una gira internacional que perduró casi una década.
Sus éxitos le permitirían dar el paso a la dirección en 1986, con producciones de teatro y de ópera, destacando títulos como ‘Madama Butterfly’, ‘Elektra’, ‘Rigoletto’, ‘La traviata’, ‘Carmen’, ‘Turandot’ o ‘Tosca’, que se han representado en Liceu de Barcelona, Covent Garden, Lyric Hammersmith de Londres, Royal Theatre de Glasgow, la ópera de Los Ángeles, La Monnaine de Bruselas, Maestranza de Sevilla, Teatro Real de Madrid y el Tokyo Opera House, entre otros, compartiendo responsabilidad con directores musicales como Plácido Domingo o Zubin Metha.
Nuria Espert recordó que le habían propuesto “dirigir alguna vez, pero yo no me atrevía”, y expuso que fue su marido, que “me dio la fuerza para hacerlo, confiaba en mí”, lo que provocó que diera el paso con óperas que “circularon por todo el mundo”.
En teatro ha dirigido a Glenda Jackson y Joan Plowright, en ‘La casa de Bernarda Alba’, en Londres; a Irene Papas, en ‘Medea’, en Barcelona; o a Tamasaburo Bando, en ‘Contradanza’, en Tokio.
Entre 1979 y 1981 fue codirectora del Centro Dramático Nacional (CDN), asumiendo la programación del Teatro María Guerrero de Madrid.
En este momento de su vida, Nuria Espert no renuncia a las tablas. “La cosa sigue”, arguyó, “yo pensaba que había hecho de todo, pero entonces me llegó el texto de ‘La isla del aire’, con Mario Gas, una obra que me da la oportunidad de ser divertida, de ser malvada y de reírme de mi sombra”. “Y todo esto coincide con el Premio Max y me hace una ilusión extraordinaria”, concluyó.
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