MADRID, 07 (SERVIMEDIA)
El comercio internacional de aceite de hígado y carne de tiburón provoca una rápida disminución de las poblaciones de estos escualos y rayas en aguas profundas, algo potencialmente irreversible por las extremadamente lentas historias vitales de estos animales.
Esa es la conclusión de un estudio elaborado por 37 investigadores pertenecientes a instituciones de Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Colombia, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, India, Indonesia, Japón, Mozambique, Nueva Zelanda, Rusia, Sri Lanka, Sudáfrica o Suecia. El trabajo aparece publicado este jueves en la revista ‘Science’.
El océano profundo, el ecosistema más grande y uno de los más complejos de la Tierra, está considerado como último refugio natural de biodiversidad fuera del alcance de las actividades humanas.
También sigue siendo uno de los entornos menos estudiados de la Tierra. No ha habido evaluaciones exhaustivas del estado de la biodiversidad en aguas profundas.
Pese a los compromisos internacionales para conservar al menos un 30% de los océanos del mundo, no existen indicadores relevantes para las políticas que guíen la fijación o el seguimiento de objetivos globales de conservación.
Para abordar esta necesidad, Brittany Finucci, del Instituto Nacional de Investigación del Agua y la Atmósfera (NIWA, por sus siglas en inglés), de Nueva Zelanda, y sus colegas calcularon indicadores globales de cambio de biodiversidad, estado y amenazas para los tiburones y rayas de aguas profundas.
521 ESPECIES
Al utilizar la evaluación más completa de este grupo, que abarca la totalidad de las 521 especies de tiburones y rayas de aguas profundas, Finucci y sus colegas estimaron la sensibilidad de las especies en comparación con otros vertebrados marinos explotados, analizaron las tendencias en su abundancia relativa y evaluaron su riesgo de extinción global y los patrones subyacentes de uso y comercio.
Los autores encontraron que los tiburones y rayas de aguas profundas se encuentran entre los vertebrados marinos más sensibles a la sobreexplotación.
Según el estudio, un tercio de los tiburones de aguas profundas amenazados son objeto de pesca y la mitad de las especies destinadas al comercio internacional de aceite de hígado se encuentran amenazadas de extinción.
Esta actividad provoca una pronunciada disminución de unas poblaciones que, dadas las características de historia vital lenta, vida prolongada y baja producción reproductiva de las especies, no puede revertirse fácilmente. Además, muchas de estas especies no están protegidas por las estrategias de gestión actuales.
Los investigadores señalan que un límite de profundidad mundial para la actividad pesquera y una expansión de áreas sin pesca podrían mejorar la protección de muchas de estas especies si se implementan junto con regulaciones internacionales de pesca y comercio.
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