SAN SEBASTIÁN, 5 (EUROPA PRESS)
El joven de 17 años que sufrió una paliza el 15 de mayo de 2021 en Pasai Antxo, hechos por los que están acusadas de intento de homicidio y robo con violencia 13 personas con vínculos familiares entre ellas, no identificó, horas después de la agresión, en un primer reconocimiento fotográfico al acusado que lleva tres años en prisión preventiva, sí a otros dos hombres y cuatro mujeres encausados también por estos hechos.
En el juicio que por esta causa se sigue en la Audiencia de Gipuzkoa desde el pasado 26 de febrero han declarado como testigos este martes ocho agentes de la Ertzaintza.
Los dos primeros son agentes que acudieron al centro de una ONG donde se encontraba protegida la víctima tras ser alertados de que dos personas habían acudido en moto a este recurso para “amenazar y amedrentar” al agredido, porque iba a participar al día siguiente en una ronda de reconocimiento en el juzgado con uno de los acusados, que se encuentra en prisión preventiva por estos hechos desde hace tres años.
Estos ertzainas han señalado que tanto la víctima, como los educadores del centro, identificaron a esas dos personas que se presentaron tocando el timbre del recurso para “intimidar” la víctima que manifestó su “temor”. También ha señalado que una vez que comprobaron que el centro donde se encontraba el perjudicado “reunía la seguridad” necesaria se marcharon del lugar y, posteriormente, se hicieron “preventivas allí”.
El tercer agente en declarar participó el 15 de mayo en el lugar donde se produjo la paliza, la calle Blas de Lezo de Pasai Antxo, donde se encontró el mango de un cuchillo. Según ha relatado, recogieron tres hisopos con muestras “de las manchas rojas en la acera en el lugar de los hechos, de la superficie mango del cuchillo y de las manchas de sangre en las escaleras del portal 14” de la citada vía, que eran “líquidas”, es decir, recientes.
Según ha indicado, constataron la presencia de “gotas de sangre por toda la escalera” de ese edificio, así como por la calle, pero “era inviable analizar todas”. El cuarto agente en declarar ha explicado que, una vez que el joven agredido acudió a ampliar la denuncia, cuatro días después de los hechos con fotos que había recopilado de perfiles de Instagram en las que habría reconocido a algunos de sus agresores, identificó a las personas titulares de esas cuentas, así como los teléfonos a los que estaban asociadas las mismas.
Este agente ha sido interrumpido por el acusado en prisión preventiva, en cuya detención en Astigarraga participó, el cual le ha preguntado “por qué no pincharon los teléfonos”, al tiempo que ha manifestado estar “comiendo tres años de cárcel porque no hicieron su trabajo”.
El quinto agente, uno de los principales instructores de la causa, ha explicado que él y otros agentes cogieron el relevo de las diligencias el lunes–los hechos ocurrieron el sábado anterior– e “identificaron a las personas que la víctima decía que eran los autores de la agresión” y haciendo “averiguaciones del domicilio de algunos de ellos”, sirviéndose para ello de “las imágenes de las capturas de perfiles de Instagram que aportó” el joven agredido.
Además, ha indicado que solicitaron a esta red social información sobre los titulares de esas cuentas para “poder llegar hasta esas personas que aparecían en las fotografías”. A ello ha añadido que acudieron a Pasai Antxo para intentar “localizar cámaras y testigos en la zona”, lo cual fue infructuoso porque solamente encontraron una cámara en un establecimiento cercano cuyas imágenes habían sido borradas y “ningún vecino quiso prestar declaración porque tenían mucho miedo a las represalias” de la familia del bloque 14 de Blas de Lezo que presuntamente habían participado en la agresión.
Este agente ha señalado también que no encontraron restos biológicos ni del acusado en prisión preventiva, ni de otro de los encausados, en el lugar de los hechos, a los cuales el joven agredido “no reconoció” en las fotografías mostradas por la Ertzaintza horas después de la paliza, al igual que tampoco reconoció a un tercer acusado que también se encuentra privado de libertad por otra causa.
También se ha puesto de manifiesto que en un primer momento el agredido identificó a uno de los hombres que le agredió con un cuchillo en el abdomen como un varón con cabeza rapada y gorra, pero “luego se desdijo” y aclaró que tenía “pelo largo negro” y que el otro le había intentado cortar el cuello, pero al mover la cabeza, le cortó en la cara.
Uno de los agentes, ha señalado que pudo ser “un fallo”. No obstante, el sexto agente que ha declarado ha aseverado que sí que los reconoció “sin ninguna duda” a algunos de los acusados en las fotografías que localizó en perfiles de Instagram el denunciante con su hermana, que había vivido en Pasaia y “especificó cual había sido su participación” en los hechos juzgados.
El acusado en prisión ha vuelto a interrumpir en varias ocasiones a los testigos, en esta ocasión, para señalar al “jefe de las diligencias” que les “comía a mordiscos” a él y al resto de agentes, así como para pedir “un indulto” por considerarse inocente.
El séptimo agente en declarar ha detallado que preparó la batería de fotografías que otro agente le mostró al denunciante tras la agresión. “El contó la secuencia de los hechos y dijo que los agresores eran de etnia gitana y con relación en la zona, con domicilio allí”, ha explicado para justificar la selección de la aproximadamente treintena de imágenes que seleccionó, ocho de ellas de mujeres de las cuales el agredido identificó a cuatro “sin ninguna duda”. De los hombres reconoció a dos y de entre los menores a uno.
El octavo agente que ha testificado ha explicado que recogió la denuncia a la víctima que le relató que el día de los hechos volvía del trabajo a casa en un patinete eléctrico, que se quedó sin batería, cuando fue abordado por dos hombres que le pidieron tabaco y el patín, a lo que se negó y, tras un enfrentamiento con ellos, luego, al llegar a su portal en Blas de Lezo, se le abalanzaron varias personas sobre él “con cuchillos y le amenazaron con cortarle el cuello y matarle”.
“Paró una de las agresiones del cuchillo con las manos y cuando le dirigían la navaja al cuello movió la cabeza y la cortaron cara”, ha recordado el agente que ha señalado que el joven presentaba en aquel momento “cortes en manos y cara”.
“RELATO COHERENTE”
Según ha detallado, el entonces menor “se encontraba afectado por lo sucedido pero tenía un relato coherente”. A ello ha añadido que, además, comentó que no tenía la cartera y que al parecer luego la encontró alguna vecina en la calle, pero “le faltaban 45 euros, una cazadora y que el patín se lo habían estropeado”.
Este ertzaina ha señalado también que mostró 31 fotografías a la víctima y reconoció en las imágenes “sin género de dudas a cuatro hombres y dos mujeres” de los acusados, así como que se refirió a “un cuchillo, una navaja y algún palo” como los instrumentos con los que había sido agredido.
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