Inicio España La Mare Que Va ofrece trabajo a jóvenes con discapacidad intelectual

La Mare Que Va ofrece trabajo a jóvenes con discapacidad intelectual

0

MADRID, 03 (SERVIMEDIA)

La Mare Que Va es un proyecto impulsado por la asociación Asindown para formar y ofrecer opciones de inserción laboral en hostelería y turismo a personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual. Su objetivo es romper prejuicios, dar visibilidad y convertirse en ejemplo para una sociedad más tolerante e inclusiva con la discapacidad.

El centro de formación, ubicado en La Marina de Valencia, sirve a su vez de espacio para que empresas e instituciones celebren sus eventos y reuniones. Así, pretende servir como “lanzadera” para que los chicos y chicas participantes puedan finalizar su aprendizaje, adquirir las habilidades profesionales necesarias e incorporarse directamente al mercado de trabajo.

Con esta premisa nació la idea del proyecto hace cinco años, cuando el área de Formación para el empleo y Empleo de la asociación Asindown detectó dos grandes necesidades. “Por un lado, el sector de la hostelería presentaba bastantes ofertas para poder contratar auxiliares de sala y de cocina con discapacidad intelectual. Por otro lado, decidimos fortalecer la formación para el empleo que damos en hostelería y sala desde hace seis años ofreciendo visibilidad”, explicó la coordinadora del proyecto, Roberta Lazzari, en una entrevista a Servimedia.

La formación que reciben los 10 jóvenes que acuden entre diario al centro es dual, alterna teoría y práctica, pero es en esta última en la que reside la clave del proyecto y, por ello, a la que más valor e importancia le otorgan. Así lo señala Lazzari: “Intentamos dar una teoría de base, pero aquí hay muchísima práctica, tanto en cocina como en sala, en atención al cliente y en protocolo”.

Todas estas tareas culminan con la celebración de los eventos, donde ponen en práctica en un ámbito real todo lo aprendido. La preparación de cada evento arranca con una semana de antelación, momento en que todo el equipo se reúne para decidir qué van a preparar para ese día, cómo se va a hacer y quién se va a encargar de cada tarea, para después comenzar a desarrollarlo. En este sentido, “la clave es que ellos son los protagonistas” y quienes se encargan de ver qué ingredientes se necesitan, recibir la mercancía, revisarla, cocinar y, por último, de la puesta en escena el día del evento y la posterior despedida y desmontaje.

“Intentamos que todos aprendan de todo, la realidad es que enseguida ves que hay quien tira hacia cocina, quien tira hacia sala y quien es polivalente y te puede valer en los dos ámbitos. Lo bueno es que lo que intentamos aquí es darles herramientas para que ellos puedan salir a trabajar”.

EVOLUCIÓN

El proceso de formación comenzó el 6 de septiembre, aunque el centro se inauguró de manera oficial, para acoger eventos, el 23 de noviembre. Lazzari apunta que, en este tiempo, “el cambio ha sido brutal, estamos evolucionando y aprendiendo todos muchísimo”. Según señala, la forma de afrontar los eventos también ha cambiado porque al principio era algo que “daba mucho respeto”, pero ahora “el día del evento es un día de fiesta, un día en el que poner en valor todo lo que hemos aprendido y todo lo que sabemos hacer”.

Asegura que los alumnos son “puro entusiasmo” y están encantados “por aprender y poner en práctica todo lo que aprenden”. Además, cuando hay evento “ves cómo cambian el chip” y reconocen que es algo serio en lo que hay que concentrarse. “Los eventos son para que ellos aprendan y puedan poner en práctica lo que están aprendiendo y, sobre todo, que vayan cogiendo músculo y perdiendo ese miedo a estar en un entorno de trabajo real”.

El aprendizaje continúa una vez terminado el evento a través de la puesta en común y valoración de cómo se ha desarrollado el proceso y cómo se han sentido ellos trabajando. Esta evaluación tiene como objetivo saber qué aspectos necesitan mejora, así como servir para celebrar y agradecer cuando el evento es satisfactorio.

Los eventos que pueden celebrar las empresas en este espacio se enmarcan en un abanico amplio de opciones que va desde reuniones hasta presentaciones o ‘briefings’ que el centro acoge dentro de su horario lectivo, de lunes a viernes entre las 9 y las 14.30 horas. Por las tardes o durante los fines de semana también organizan eventos gracias a la colaboración de la empresa Catering Gourmet, uno de los impulsores de La Mare Que Va. “De esa manera, conseguíamos cerrar el círculo, les formamos, les ofrecemos prácticas, les damos visibilidad y les permitimos tener sus primeras contrataciones y sus primeras experiencias de trabajo para que luego puedan salir al entorno de empresa ordinaria con contratos estables”.

Para este proyecto han sido y siguen siendo muy importantes todas las personas y entidades que han creído en él, se han implicado y han apostado por crear y fomentar oportunidades para los jóvenes participantes. Entre ellos, destacan los embajadores del proyecto, los cocineros Ricard Camarena, Begoña Rodrigo, Germán Carrizo y Carito Lourenço, que “son modelos para el alumnado, un aliciente para esforzarse y hacerlo bien”, a quienes también se suma el exatleta paralímpico David Casinos. Todos ellos han conformado una red de sostén e inspiración que ha ayudado en los momentos más difíciles de La Mare Que Va.

Esta “locura de proporciones gastronómicas”, como ellos la definen, espera seguir rompiendo esquemas y sumando los apoyos de todo aquel que acuda al centro. Así, su objetivo es conseguir que las personas salgan con una idea completamente diferente respecto a la discapacidad de la que tenían al entrar gracias al trabajo que realizan todos los alumnos.


- Te recomendamos -