MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
Ana, Selene o Laura son todo un ejemplo de superación. La primera nació en Pekín, la segunda es gitana y la tercera pasó su adolescencia en un centro de acogida. Cada una de ellas cuenta a Europa Press cómo, a pesar de las adversidades, han luchado por un futuro en que les gustaría que fechas como el 8 de marzo, Día de la Mujer, fuera “más una fiesta que una reivindicación”.
Ana (nombre ficticio) tiene 22 años. Nació en Pekín pero después ha vivido en Bielorrusia y Rusia, donde pasó cuatro y tres años respectivamente. Rememora que llegó a España en 2017 “por casualidad”, sin tener conocimientos del idioma.
Su primer año lo pasó en Bilbao y actualmente vive en Madrid, donde trabaja como intérprete en una empresa, en la que presta apoyo para luchar contra la trata de mujeres. Compagina esta labor con su pasión por la música clásica ya que desde que era pequeña tocaba el violín, una afición que puede seguir llevando a cabo ya que está estudiando la carrera de interpretación de violín. “Ahora tengo una vida bastabnte organizada”, reconoce.
Como ha vivido en varios países, constata la existencia de un trato diferente a las mujeres dependiendo de la cultura de cada región. “En Rusia o Bielorrusia las mujeres tienen que tener un hombre, es como una necesidad tener un buen marido”, explica, una situación a la que ella “no hizo mucho caso”. En cambio, cuando llegó a España, le llamó la atención los comentarios que tuvo que soportar en la calle. “Parece que la gente tiene obsesión o un fetiche por las asiáticas”, lamenta.
La joven asegura que tanto en China como en Rusia ha visto cómo se celebra el 8 de marzo pero desde una perspectiva distinta. “En el caso de Rusia se aprecia a las mujeres por su labor ya que hay muchas viudas y mujeres que se han quedado solas y se recuerda su trabajo”, indica.
En cualquier caso, ve “interesante aprovechar este día para proponerse unos objetivos a nivel social y concienciar a todo el mundo”. En concreto, incide en la importancia de “hablar más sobre la salud femenina” y que se conciencie más sobre el papel del porno en la sociedad. “Hay mucho sexismo y abuso en esta industria”, denuncia.
No obstante, insiste en la importancia de “ver las ventajas que se tienen en un país democrático como España”. “No sólo hay hombres machistas, también se puede ser independiente y sacar provecho de las capacidades. No hay que tener miedo a probar cosas y atraverse”, aconseja.
En Palencia vive Selene Jiménez, de 24 años, quién hizo un ciclo formativo Medio y luego Superior de Imagen y Sonido en Valladolid. Además, ha participado en el curso TándEM que la Fundación Secretariado Gitano hace con el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), que “mezcla formación y prácticas” ya que se compone de una parte teórica y otra parte ya directamente como trabajadora, “con un contrato de tres meses de formación y nueve en prácticas”.
Así, colabora con la Fundación en alguno de los programas de salud e igualdad de género que se llevan a cabo, además de ser voluntaria en esta institución. Selene también está haciendo un Grado de Intervención Social especializado en la población gitana que terminará el mes de junio. “Todo es online pero el contenido ya lo tengo interiorizado y es más sencillo que para alguien que no lo haya vivido”, precisa.
La joven recuerda que, desde pequeña, le gustaban “todo tipo de juguetes” y siempre contó con el respaldo de su familia. “Me animaban a eligir lo que me gustara. Hay parte de mi familia que es más clásica pero la mayoría de la gente me anima”, destaca Selene que precisa que, dada a su apariencia física, no se ha enfrentado a situaciones de discriminación que sí han sufrido otros miembros de su familia.
Sobre el Día de la Mujer, subraya la importancia de “ver en lo que se ha avanzado”. “No es sólo una reivindicación sino también una fiesta. Ahora la gente joven tiene más conciencia y a la hora de manifestarse hay más gente”, destaca.
De cara al futuro, le gustaría que fuera “más una fiesta que una reivindicación” y pide que “haya más igualdad real”. “No sólo sobre el papel, sino que sea real la igualdad tanto entre hombres como mujeres, que no haya esta lucha moral”, pide. Por ello, solicita a los dirigentes políticos que tomen “medidas reales que afecten de veras a las generaciones futuras” ya que hay necesidades de la juventud en general que no se están cubriendo, como el empleo o la vivienda.
“TODOS NECESITAMOS AYUDA”
Laura (18 años) ha estado desde 2014 en un centro de menores, en el que pasó ocho años. Ahora vive con su padre y su hermana en Parla (Madrid) y ha decidido seguir estudiando para labrarse un futuro. Así, solicitó una beca a la Fundación Soñar Despierto y actualmente está cursando Emergencias Sanitarias. “Dudaba entre auxiliar de enfermería o Emergencias Sanitarias, pero al final ganó la segunda. Me da curiosidad, me gusta ayudar a la gente”, afirma.
Como explican desde Fundación Soñar Despierto, becas como la obtenida por Laura –que solicitan aquellos jóvenes que quieren continuar formándose una vez salgan del sistema de protección de menores– ayudan a conseguir un futuro que dé “menos miedo” porque “cuando están en los centros de acogida, estudiar es muy complicado”. Cada año, se conceden cerca de 30 becas, financiadas gracias a las donaciones aportadas por distintas empresas y/o particulares.
Sobre su percepción del Día de la Mujer, Laura asegura que es una jornada en la que “todas las mujeres salen a luchar no sólo por sus derechos, sino por todo, por los casos de maltrato por ejemplo”. Afirma que nunca ha tenido ocasión de participar en alguna manifestación o acto aunque explica que lo veía por la tele y pensaba: “¡Qué guay, ojalá poder ir, porque al fin y al cabo soy mujer y me gustaría ir en algún momento, por saber cómo se vive”.
Aunque no sabe aún si acudirá a alguna marcha de este año –ya que tiene clases por la tarde–, está de acuerdo en “salir a las calles” y reclama a los políticos que tengan en cuenta que los jóvenes de hoy en día “no son débiles ni vagos”.
“Todos necesitamos ayuda pero no somos unos vagos que no queramos hacer las cosas porque al fin y al cabo somos los que más complicado lo tenemos, con el tema de estudios, el trabajo y muchas cosas. Intentamos conseguir todo lo que nos proponemos y, si no, encontramos mil formas diferentes para intentar conseguirlo aunque tengamos que dar 800 vueltas”, subraya. Por ello, hace un llamamiento a “borrar ese estereotipo de la juventud no comprometida y maleducada”.
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