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Un reciente estudio de SEO/BirdLife revela la migración de la población española de buitre negro

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Analizan la migración de 2 ejemplares desde su área natal en España hasta Senegal, que duró cerca de un mes tras recorrer casi 5 km cada uno

MADRID, 23 (EUROPA PRESS)

La nueva monografía del programa Migra de SEO/BirdLife ‘Comportamiento espacial de la población española de buitre negro’ ha dado a conocer la migración de la población española de buitre negro.

Se trata de un trabajo que, según ha indicado la organización, busca dar respuesta a “numerosas incógnitas” relativas a sus movimientos como su “dispersión juvenil”, el “paso ocasional de individuos por el estrecho de Gibraltar” o las “diferencias de las áreas de campeo de los adultos según sexo entre los periodos de cría y no cría”.

En concreto, según ha especificado SEO/BirdLife, no existía con anterioridad “un estudio exhaustivo y a gran escala” del uso del territorio por parte del buitre negro en la península ibérica que permitiera “esclarecer con detalle los patrones de movimientos de la población”.

De este modo, la nueva monografía recoge el estudio “más detallado hasta ahora”, ya que, entre otras cuestiones, “los resultados demuestran por primera vez que el buitre negro español es capaz de realizar movimientos migratorios similares al de otras rapaces planeadoras europeas”, como ha señalado el coordinador de ciencia ciudadana de SEO/BirdLife, Juan Carlos del Moral.

Gracias a los análisis realizados por el equipo de investigación de la Universidad de Alicante, el presente estudio, según ha manifestado la ONG, cuenta con información de 52 ejemplares de todas las clases de edades (adultos, inmaduros y pollos) y de los dos sexos, repartidos por las grandes colonias del suroeste ibérico y puntos donde han sido reintroducidos recientemente (norte de Castilla y León y Cataluña).

En concreto, dos de los más de 50 ejemplares marcados con dispositivos facilitaron señales durante más de una década, “cuando habitualmente no se cuenta con series de más de 4 ó 5 años”, según ha destacado del Moral. “Estos dos buitres facilitaron el conocimiento de su vida desde los primeros días de su salida del nido, su periodo de dispersión y alejamiento de sus progenitores y zona de nacimiento, sus movimientos durante sus años de edad juvenil y varios años de su instalación como reproductores y adultos en colonias diferentes a las que nacieron”, ha añadido.

COMPORTAMIENTO DEL BUITRE NEGRO EN ÉPOCA REPRODUCTORA

La información obtenida gracias a varias entidades como el Parque Nacional de Cabañeros; el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama; la Junta de Extremadura y la Asociación Trenca y Grefa, demuestra que “las necesidades ecológicas de las aves adultas son distintas de las de los jóvenes y, en consecuencia, también lo son sus movimientos”, como ha señalado la organización.

En este sentido, uno de los mayores condicionantes de los movimientos de los individuos adultos es la reproducción. En el buitre negro, el periodo reproductivo se extiende de febrero a septiembre, lo que, según demuestra el estudio, “condiciona de forma importante esos movimientos”.

Los buitres negros adultos (más de 5 años de edad) se mantuvieron más ligados al territorio compartido por la colonia. Así, pese a la “elevada variabilidad” y “ciertas diferencias estacionales”, en términos generales los adultos repiten con mucha frecuencia sus áreas de campeo.

El parámetro de la distancia mensual acumulada es aquel en el que “más diferencias se pudieron encontrar entre los distintos periodos”. Durante el periodo de crianza de los pollos la distancia acumulada –11.035 +/- 31.267 km2–, según la investigación– prácticamente se duplicó respecto a las épocas de incubación y no cría. “En estas épocas también aumentaron ligeramente las áreas de campeo estimadas”, ha explicado la ONG.

COMPORTAMIENTO DE LOS EJEMPLARES JUVENILES

Los ejemplares jóvenes acostumbran a realizar “movimientos dispersivos a lo largo de grandes extensiones de territorio”, como ha señalado la organización. Así, los 41 buitres negros jóvenes monitorizados, en términos generales, realizaron “movimientos de gran extensión en torno a su lugar de origen, abarcando frecuentemente grandes sectores de la península Ibérica y el sur de Europa”.

Como ha explicado SEO/BirdLife, normalmente, los juveniles abandonan el área parental unas semanas o meses después de su salida del nido para viajar cientos de kilómetros antes de volver a la misma. Esta tendencia “se fue reduciendo progresivamente conforme aumentaba la edad de los individuos, tendiendo a la estabilidad en los inmaduros y subadultos”.

De esta forma, el estudio muestra la segregación espacial que se produce en el buitre negro en función de la edad, “probablemente debido a que los adultos, de mayor tamaño, son los primeros en acceder a las carroñas y los más jóvenes han de desplazarse a lugar más alejados de la colonia donde no existe tanta competencia por el recurso”.

Las hembras, en todas las edades, tuvieron áreas de campeo y distancias al nido mayores, es decir, las hembras se dispersaron más que los machos. Esta circunstancia, presente también en otras especies de buitres puede deberse, como ha indicado SEO/BirdLife, al mayor tamaño de las hembras, “obligadas a prospectar mayores extensiones del territorio para conseguir alimento”, pero también a la “segregación espacial entre sexos”.

EL VIAJE TRANSHARIANO DE POLLOS MIGRADORES

La migración es una “estrategia poco frecuente en la población española del buitre negro”, pese a que es común en otras poblaciones alrededor del mundo. Se tenía constancia del paso anual de algunos individuos de esta especie a través del estrecho de Gibraltar en época de paso migratorio. Pese a ello, “se desconocían cuáles eran las rutas seguidas, la fenología exacta y las áreas de invernada”, según ha manifestado la ONG.

En este estudio, se analiza la migración transahariana de dos ejemplares desde su área natal en España hasta sus cuarteles de invernada en Senegal, en la parte más oeste del Sahel. La migración de otoño duró alrededor de un mes, en la que recorrieron 4.032 y 4.980 kilómetros en total, respectivamente (158 +/- 85 y 146 +/- 87 kilómetros al día)

Dicha migración, como muestra la monografía, comenzó a principios de noviembre. Atravesaron el estrecho en torno a mediados del mismo mes, y alcanzaron los cuarteles de invernada en África a principios de diciembre. “Únicamente se produjeron dos días de parada (sin desplazamientos migratorios significativos) en ambos buitres durante la migración de otoño”.

Los individuos invernaron en la parte centro y sur de Senegal, alternando entre reservas silvopastoriles y la zona del delta del río Saloum. En estas zonas se encuentran numerosas especies de buitres europeas y africanas, por lo que parece, como ha explicado SEO/BirdLife, “altamente favorable para su desarrollo”.

Uno de los ejemplares falleció allí y el otro volvió a España a través de una ruta migratoria más poniente que en la migración de otoño –migración tipo ‘loop’ o lazo. No volvió a su colonia de origen, sino que detuvo el movimiento migratorio en las sierras del interior de Cádiz tras cruzar el estrecho. Se siguió durante un año más en el que, como muestra el estudio, realizó una dispersión similar a la de sus homólogos inmaduros que no salieron de la península, “campeando zonas de las sierras del interior de Cádiz, Sierra Morena o Extremadura”.

“Como novedad, hay que destacar que los resultados demuestran por primera vez que el buitre negro español es capaz de realizar estrictos movimientos migratorios similares al de otras rapaces planeadoras europeas”, como ha concluido el coordinador de ciencia ciudadana de SEO/BirdLife, Juan Carlos del Moral.


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