Los investigadores piden medidas para proteger las zonas de celo y las áreas cercanas a las oseras de los humanos
MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
Las hembras de oso pardo escogen oseras cercanas a su área de apareamiento cuando están preñadas para reducir el riesgo de infanticidio, según ha revelado un estudio realizado por un grupo internacional de investigadores en el que participa el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).
En concreto, como refleja la investigación –publicada en la revista ‘Animal Behaviour’–, las hembras permanecen en el lugar donde se aparean para aumentar las posibilidades de estar con el padre y evitar así el infanticidio, fenómeno por el cual los machos matan a crías de la misma especie cuando la hembra sale de la osera con ellas en la primavera del año siguiente.
Se trata de “una de las principales causas de mortalidad de las crías en los carnívoros”, como ha explicado el investigador del MNCN-CSIC, Vincenzo Penteriani. Por ello, este fenómeno tiene “mucha influencia” en el comportamiento de las especies.
Así, una de las estrategias evolutivas que han desarrollado las hembras de oso pardo para reducir el riesgo de infanticidio es copular con distintos machos, ya que, como ha especificado Penteriani, “aumenta las posibilidades de que, al cruzarse con uno de ellos, sea el padre de sus crías”.
Sin embargo, para que esto realmente funcione es necesario, según ha indicado el investigador, que tanto las hembras como los machos se encuentren cerca al año siguiente cuando la hembra salga de la osera con la cría.
“Esto es precisamente lo que quisimos comprobar en el estudio”, ha destacado. Así, los investigadores recogieron datos de GPS de 43 osos marcados, 25 machos y 18 hembras procedentes de poblaciones de Eslovaquia, Rumanía y Finlandia.
De estos datos se analizaron, en el caso de las hembras, el área que frecuentan durante la época de apareamiento, la localización de la cueva en la que dan a luz a las crías y la zona que frecuentan tras el nacimiento –época en la que el riesgo de infanticidio es mayor. En el caso de los machos, observaron el área que frecuentan durante la época de apareamiento y la fidelidad a esta área al año siguiente.
“Los resultados confirman que las hembras con crías escogen permanecer en el área donde se aparearon y que los machos se mantienen en ellas durante el año siguiente a la cópula”, ha declarado la también investigadora del MNCN-CSIC, Alejandra Zarzo.
CONSERVACIÓN DE LA ESPECIE
Estos hallazgos son importantes de cara a la conservación de esta especie, ya que, como ha especificado el MNCN-CSIC, la caza de los machos de oso pardo residentes en estas áreas y el abandono de las oseras por parte de las hembras ante la amenaza humana pueden afectar a la supervivencia de las crías.
En concreto, según ha señalado Zarzo, “si la presencia humana molesta a las hembras al salir de la osera con las crías, pueden llegar a abandonar la zona, incrementando el riesgo de encontrarse con un macho que no es el padre de estas crías”.
De este modo, el estudio refleja necesidad de establecer medidas para proteger las zonas de celo y las áreas cercanas a las oseras, para impedir, como ha añadido la investigadora, “la entrada de turistas, fotógrafos y otras perturbaciones humanas que hacen que estas hembras puedan tomar la decisión de moverse a otra área porque se sientan inseguras”.
“Este punto es muy importante en el caso de las poblaciones de la cordillera cantábrica, ya que cada año hay hembras que se alejan de las oseras por personas que se acercan demasiado a ellas”, ha concluido Zarzo.
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