El ex primer ministro insiste en que no hay pruebas en su contra y llama al voto el 8 de febrero para “echar a los delincuentes del poder”
MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
El ex primer ministro de Pakistán Imran Jan ha declarado este viernes que las últimas condenas emitidas esta semana en su contra no son más que el último episodio de “veintidós meses de persecución política” en su contra, que no existen pruebas que las sustenten y que el voto en las próximas elecciones del 8 de febrero será “el arma más poderosa” para “echar a los delincuentes del poder”.
El encarcelado e inhabilitado líder opositor, una de las figuras políticas más carismáticas del país, con decenas de millones de simpatizantes a sus espaldas, fue condenado esta semana a 24 años de cárcel en dos condenas separadas por la filtración de un documento clasificado y por corrupción.
Se trata de los llamados “caso del cifrado” y el caso Toshakhana. En el primero, la Fiscalía le acusó de quedarse en propiedad un cable diplomático sobre un encuentro mantenido entre responsables paquistaníes y estadounidenses que, según el ex primer ministro, era prueba fehaciente de la supuesta conspiración internacional que acabó con una moción de censura en su contra en abril de 2022. El segundo se refiere a la venta de regalos recibidos en calidad de mandatario.
En este contexto, el ex primer ministro ha denunciado a través de su cuenta de la red social X, antes Twitter, que “el desarrollo de estos casos solo subraya su naturaleza frívola, carente de base y los motivos políticos” que subyacen; una crítica que también aplica a otro caso por el que está siendo investigado, el caso del Iddat, por el que Jan y su mujer presuntamente se casaron, o mantuvieron contacto considerado como íntimo, antes de los tres meses pertinentes que ella debía esperar tras un divorcio previo.
El ex primer ministro ha hecho especial hincapié en el caso del cifrado para insistir en su teoría de conspiración. “Cuando apareció este caso ya advertí yo que o lo abordábamos con decisión o no habría primer ministro en el futuro que pudiera defenderse de semejante injerencia”, ha lamentado.
“Para apaciguar a los amos que orquestaron esta operación de cambio de régimen”, denuncia Jan en su mensaje, en velada referencia a Estados Unidos, que niega cualquier implicación en este asunto, “fui privado de mi derecho legal a entrevistar a los testigos en mi contra o a presentar a los míos propios, porque sabían que podría haber desenmascarado otra gran traición a nuestra historia política”.
Sobre el caso Toshakhana, Jan ha reiterado que su “integridad y credibilidad financieras” son “impecables” y que ha donado “miles de millones de rupias a proyectos filantrópicos” en todo el país. Partiendo de esa premisa, “el caso fue directamente inventado” dado que “no habían podido encontrar prueba alguna de corrupción”.
Finalmente, el ex primer ministro se refiere al caso del Iddat como un esfuerzo para acabar con su gran proyecto de transformación ideológica del país, la conversión de Pakistán en un “estado del bienestar islámico”, conocido como Riyasat e Madina. “Han creado una narrativa para destruir este sueño que tengo”, indica.
Por todo ello, Jan ha declarado a los paquistaníes que “todos estos casos no son sino parte del circo político que comenzó hace 22 meses” y ha denunciado que “la apresurada manera en la que están terminando”, a menos de una semana de las elecciones generales donde su némesis política, el ex primer ministro Nawaz Sharif, parte como gran favorito, “solo tienen el propósito de desmoralizar a los votantes”.
“Pero no temáis porque Dios es el último que planea, y nuestro arma más poderosa e importante es el voto, que tenéis que emplear para derrocar a los delincuentes que han sido impuestos sobre nosotros”, ha remachado.
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