MADRID, 02 (SERVIMEDIA)
La profesora de Neuropsicología de la Universitat Abat Oliba CEU (Barcelona) y portavoz del movimiento Adolescencia Libre de Móviles, Marina Fernández, aboga por retrasar el uso de los smartphones “hasta que las habilidades cognitivas y psicológicas estén plenamente desarrolladas”, cosa que no sucede hasta el final de la adolescencia.
Así lo defendió furante el coloquio ‘Salud Digital y Educación: Retos y Oportunidades en Población Infantojuvenil’, celebrado en la Universitat Abat Oliba CEU, en el que el psicólogo clínico Francisco Villar apuntó al interés económico que hay detrás del uso temprano de dispositivos digitales.
“Hay gente en Silicon Valley que, con lo que ingresan cada vez que nuestros hijos usan un dispositivo, matriculan a los suyos en un elitista colegio libre de móviles”, dijo el experto.
Como neuropsicóloga, Fernández explicó que el uso de las pantallas incide fundamentalmente en el lóbulo frontal del cerebro, que es el último que se desarrolla y del que dependen, en gran medida, las funciones ejecutivas superiores. Es decir, aquellas funciones que tienen que ver con la atención, la toma de decisiones, la inhibición, el autocontrol o la regulación emocional.
El control atencional no se logra hasta los seis o los siete años y el procesamiento de información compleja hasta los diez. Por todo ello, “debería haber cero pantallas hasta los ocho años”. En este sentido, recordó que el cerebro “está preparado para procesar información a través del máximo número de sentidos, cosa que con las pantallas se limita a dos: vista y oído”.
Y respecto a la presencia de dispositivos digitales en las escuelas, se mostró muy restrictiva: “Los dispositivos digitales no están hechos para el aprendizaje sino para capturar la atención. Su uso en los centros tiene que ser cuando esté muy justificado el cómo y el porqué”.
FAMILIAS
Villar, psicólogo experto en conducta suicida del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Sant Joan de Deu, celebró las prohibiciones recientemente aprobadas respecto al uso de móviles en los centros escolares.
“El Departamento de Educación ya ha hecho su parte, ahora nos toca a las familias preguntarnos qué vamos a hacer”. Y la respuesta, desde su punto de vista, es clara: “Lo mejor que podéis hacer con vuestros hijos es no darle el móvil hasta los dieciocho años”.
Para Villar es muy importante distinguir que no es lo mismo el cerebro de un niño que el de un adulto. Es decir, que “no es realista” que alguien de doce años vaya a saber gestionar un dispositivo pensado para “gestionarte a ti y no al revés”.
Desde la experiencia de Villar, hay una relación clara entre el mundo de las redes sociales y el suicidio, el insomnio, el acoso y los problemas de autoestima. La parte buena es que “cuando quitas el objeto contaminante, la vida brota inmediatamente”. Y es que lo que hay que promover es que los menores se “relacionen con la vida”, esa es la manera de que se generen “los vínculos” que necesitan. “Los niños de ahora no son una generación digital, no son diferentes de nosotros. Lo único que tenemos que darles es un entorno seguro y el resto sale solo”.
Una perspectiva que también ha tratado el director de Colegios CEU, Raül Adames: “Habría que hablar de todo el negocio que se generó con el plan de digitalización de los colegios”. Adames enarboló la bandera de la perspectiva educativa, pues “las prohibiciones no servirán de nada si no existe una propuesta educativa”.
La profesora de Derecho Constitucional de la UAO CEU y miembro de ALM, Loreto Segura, consideró que la relación con los dispositivos digitales es algo que “nos tenemos que plantear como sociedad”. Para ello, hay que partir de la base de que todos “compartimos la idea de proteger a nuestros niños y adolescentes”.
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