MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
La secretaria del Comité de Alergia Cutánea de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), la doctora Inés Torrado, advierte de que “la dermatitis atópica es una patología previa que empeora en los meses de invierno debido al frío, el viento o la sequedad ambiental producida, por ejemplo, por el uso excesivo de la calefacción”.
La dermatitis atópica y la urticaria por frío son las principales patologías cutáneas que pueden verse influenciadas por las bajas temperaturas y, aunque la sintomatología es en ocasiones confundible, hay indicios que permiten diferenciarlas.
La dermatitis atópica cursa con brotes de eccemas, mientras que en el caso de la urticaria por frío, el paciente presenta habones, angioedema o ambos. En cualquier caso, la urticaria por frío es una patología que surge directamente a causa de las bajas temperaturas.
De hecho, aunque afecta a un 0,05 por ciento de la población, la incidencia es mayor en los países de climas más fríos y es más frecuente en mujeres en edades entre los 20 y los 40 años.
Los pacientes con urticaria por frío deben realizar una vida normal, sin evitar la exposición al frío, realizando el tratamiento sintomático mínimo eficaz para mantener la tolerancia.
“Generalmente se utilizan antihistamínicos de segunda generación a dosis habituales; si presentan mal control, se puede aumentar la dosis, según el antihistamínico, triplicando o incluso cuadruplicando la dosis habitual, siempre bajo prescripción de un alergólogo”, explica la doctora Torrado.
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