VALLADOLID, 31 (EUROPA PRESS)
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la condena de dos años de cárcel a un joven, mayor de edad, por sendos delitos de agresión sexual sobre dos de sus amigas, menores, registrados en marzo y abril de 2022 en Laguna de Duero (Valladolid) y a las que sobó los pechos aprovechando las quedadas en casas de varios amigos para cenar.
En su sentencia, la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, ha desestimado el recurso del condenado y ha ratificado en todos sus términos el fallo condenatorio de la Sección Segunda de lo Penal, de 22 mayo de 2023, que impuso al joven, como autor de dos delitos de agresión sexual de menor entidad, la pena de un año de prisión por cada uno de ellos y la prohibición, durante dos por cada uno de los dos delitos, de comunicar y aproximarse a una distancia inferior a los 100 metros de las dos menores, sus domicilios, centros de estudios o trabajos o lugares en que se encuentren.
Se impone igualmente a dicho condenado la medida de libertad vigilada durante dos años seis meses y un día por cada uno de los dos delitos, además de su inhabilitación especial durante tres años por cada delito para cualquier profesión, oficio o actividad, sean o no retribuidas, que supongan un contacto regular y directo con personas menores de edad, según la información del Gabinete de Prensa del TSJCyL recogida por Europa Press.
El primero de los hechos por los que fue condenado en sentencia ahora confirmada se remonta a la madrugada del 1 de marzo de 2022, cuando se encontraba en el domicilio familiar de una amiga, en Laguna de Duero, en el que también estaban otras dos menores, las cuales habían acudido allí previamente para cenar y ver películas.
Cuando él se unió a ellas, con las que formaba un grupo extenso de entre 7 y 15 personas y sin haber constancia de que el acusado tuviera conocimiento que fueran menores de 16 años, vieron juntos alguna película y jugaron a ‘verdad o reto’.
Transcurrido un tiempo, el agresor dijo a su primera víctima si podía hablar con ella a solas en una habitación contigua, aceptando ésta, para lo cual ambos se trasladaron a ese lugar y cerraron la puerta.
El joven, sin hablar entre ellos y con intención de satisfacer su apetito sexual, se acercó a ella e introdujo sus manos entre el pantalón que ella vestía y le tocó las nalgas, como también los pechos por debajo de la camiseta, sin que ella llegase a reaccionar al no comprender esa actitud. Tras ello, el joven miró su móvil y dijo que tenía que irse, abandonando la habitación y poco después el inmueble.
La víctima, una vez en la habitación en la que estaban sus amigas, contó lo sucedido, explicó que se sentía culpable por no haber reaccionado y pidió que no se lo contaran a nadie.
Días después quedaron el acusado y la menor, creyendo ella que le iba a pedir disculpas por lo sucedido, cuando, sin embargo, el acusado únicamente le dijo “que no dijera nada, pues no había pasado nada”.
El segundo de los episodios se produjo la noche del 16 de abril de 2022, fecha en la que se reunió el grupo de amigos en el domicilio de uno de sus miembros, ubicado también en Laguna de Duero, con la idea de cenar juntos y para ello cada uno aportó su propia comida.
Una de las habitaciones fue designada como lugar para pernoctar tres de las menores. Ya de madrugada subieron a la habitación la víctima de la inicial agresión y otra amiga y a ellos se unió más tarde el condenado, quien, aprovechando que la segunda dormía en la litera, se acostó también en ella y retiró el sujetador y le tocó el pecho, situación que, ante el bloqueo de la víctima, cesó en el momento en que otras dos de las menores entraron en la habitación y encendieron la luz.
Al día siguiente, una de las amigas del condenado decidió hablar por la tarde con el acusado en las inmediaciones del polideportivo de Laguna, discutieron y finalmente se personó la Guardia Civil. Los agentes escucharon las versiones de ambos jóvenes y acto seguido y acudieron al domicilio de la segunda de las dos víctimas, en el que se encontraba también su madre, la cual, al escuchar lo sucedido, decidió ponerse en contacto con la progenitora de la primera agredida para contarle lo ocurrido.
Fue entonces cuando las madres de ambas decidieron interponer las correspondientes denuncias.
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