MADRID, 30 (SERVIMEDIA)
El Consejo Mundial de Farmacia (WPC) y la Agrupación Farmacéutica Europea (PGEU) presentaron este martes dos documentos que analizan el alcance de los problemas de suministro de medicamentos y alertan del incremento que se está produciendo en todo el mundo. Además, proponen soluciones para “minimizar su impacto con la intervención de los farmacéuticos”.
En su Informe anual sobre desabastecimiento de medicamentos, la Agrupación Farmacéutica Europea sostiene que “prácticamente todos los grupos terapéuticos de medicamentos siguen escaseando y la situación en 2023 ha empeorado en comparación con años anteriores”.
“Sólo en los Países Bajos se registraron 2.292 desabastecimientos el año pasado, que afectaron a unos 5 millones de personas. Otros países como Suecia, Portugal y España registraron un aumento significativo del número de desabastecimientos”, puntualizó.
Por su parte, el presidente del Grupo Farmacéutico de la Unión Europea (PGEU), Aris Prins, subrayó que “a pesar de los continuos esfuerzos de los farmacéuticos por encontrar una solución, los desabastecimientos siguen dejando a muchos pacientes sin su tratamiento”.
“Una situación que causa frustración y molestias a los pacientes y erosiona su confianza en nuestra profesión y en el sistema sanitario: genera estrés al personal de farmacia e impone una carga administrativa adicional al trabajo diario de las farmacias”, puntualizó.
Añadió que en 2023, cada farmacia de la UE dedicó una media de “casi 10 horas semanales a hacer frente a la escasez de medicamentos”, tiempo que se ha triplicado en la última década y que podrían destinar a otras tareas, como asesorar a los pacientes sobre el uso seguro y eficaz de los medicamentos”.
Existen grandes diferencias entre los países en cuanto a las opciones que los farmacéuticos pueden ofrecer para encontrar alternativas como la sustitución, en caso de que el medicamento prescrito no esté disponible.
Por ello, el Grupo Farmacéutico de la Unión Europea propone que los farmacéuticos dispongan de “mayor flexibilidad” para aprovechar sus competencias, conocimientos y experiencia para “ayudar eficazmente a los pacientes” ante la falta de medicamentos.
HERRAMIENTAS
Entre otros sistemas, el Consejo destacó la herramienta Cismed que “proporciona una cuantificación de las faltas de medicamentos a nivel regional y nacional y un sistema de alerta temprana que permite a los sistemas sanitarios anticiparse a la demanda y reaccionar con rapidez”.
Sobre desabastecimientos de medicamentos, la WPC señaló que esta situación supone un “problema gravísimo con serias repercusiones en la salud”, ya que hace que los pacientes se vean privados de los medicamentos que se les han prescrito.
Para el economista Stephen Armstrong, “este documento servirá de eje para las actividades y conversaciones del WPC sobre este asunto ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y en otros foros farmacéuticos”.
Además, el documento, que recoge las aportaciones del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, recomienda que se dé una “mayor flexibilidad en la legislación nacional a los farmacéuticos” para dispensar una alternativa al medicamento prescrito después de que se haya declarado oficialmente el desabastecimiento.
También defiende el reconocimiento del papel de la farmacia comunitaria en la gestión de la escasez de medicamentos, haciendo referencia a Cismed como “herramienta clave” para la detección precoz de faltas de suministro.
Por último, se hace referencia al proyecto ‘Medicines Shortages Reporting Initiative’ (MedSRI), liderado por el Consejo General, que pretende el diseño de un sistema paneuropeo de notificación de incidencias de suministro de la farmacia comunitaria y en el que participan asociaciones farmacéuticas de Alemania, España, Irlanda, Países Bajos y Portugal.
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