Bamako denuncia que Argelia le considera “como su patio trasero o un Estado felpudo, en un contexto de desprecio y condescendencia”
MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
El Gobierno de transición de Malí ha anunciado este jueves el “fin, con efecto inmediato”, del Acuerdo de Argel, firmado en 2015 entre el Gobierno y los grupos separatistas tuareg, después del reciente aumento de tensiones con Argelia, principal mediador entre las partes, tras un viaje de varios líderes rebeldes para reunirse con el presidente argelino, Abdelmayid Tebune.
Bamako ha indicado que “observa con profunda preocupación un aumento de actos hostiles, casos de hostilidad e injerencia en los asuntos internos de Malí por parte de las autoridades de la República Argelina Democrática y Popular, todo lo cual socava la seguridad nacional y la soberanía de Malí”.
Las autoridades malienses han señalado a través de un comunicado varios puntos entre “los casos” que condenan, entre los que se incluye “la imposición unilateral de un período de transición”, la “recepción sin consulta ni notificación previa y al más alto nivel del Estado argelino de ciudadanos malienses subversivos y de ciudadanos malienses procesados por la justicia maliense por actos de terrorismo”.
También han criticado “la existencia en territorio argelino de oficinas que garantizan la representación de determinados grupos firmantes del Acuerdo para la Paz y Reconciliación en Malí resultante del proceso de Argel, que hoy se han convertido en actores terroristas”.
Asimismo, han lamentado “la voluntad de las autoridades argelinas de mantener el régimen de sanciones de la ONU contra Malí, en un momento en el que el Movimiento de Países No Alineados y la Federación de Rusia se ponían a él en interés de Malí, que pedía el levantamiento de dicho régimen”.
“Ante estos hechos suficientemente graves mencionados anteriormente, el Gobierno de Transición constata la absoluta inaplicabilidad del Acuerdo (…) y, por tanto, anuncia su fin, con efecto inmediato”, ha concluido el Gobierno, si bien ha reafirmado su “deseo de trabajar por la resolución pacífica de la crisis de Malí, extrayendo lecciones de acuerdos anteriores y consolidando sus logros”.
Con todo, ha “invitado a todos los demás grupos signatarios del obsoleto acuerdo de paz, no implicados en el terrorismo”, así como a sus socios a “suscribirse al espíritu de diálogo directo abierto” anunciado por el presidente de transición de Malí, Assimi Goita, mientras que ha hecho un llamamiento “a la opinión nacional a internacional a ser testigo y la invita a tomar nota de la brecha entre las maniobras hostiles de las autoridades argelinas y la responsabilidad que recae sobre ellas en el momento en que se encuentran”.
“Tras analizar estos casos surge una percepción errónea de las autoridades argelinas, que consideran a Malí como su patio trasero o un Estado felpudo, en un contexto de desprecio y condescendencia”, reza un segundo comunicado en el que exigen a Argel que “cesen de inmediato su hostilidad”, en el marco de las relaciones de buena vecindad.
Argelia ha sido el principal mediador en las conversaciones entre las autoridades malienses y los tuareg, cuyas negociaciones derivaron en 2015 en el acuerdo de paz por el que los separatistas pasaron a formar parte de las Fuerzas Armadas, se selló un alto el fuego y se propuso dotar de más competencias a la parte septentrional de Malí.
No obstante, la llegada al poder de la junta militar tras los golpe de Estado de 2020 y 2021 derivó en un aumento de las tensiones y el posterior estallido de un conflicto. Los rebeldes tuareg se han levantado en armas hasta cuatro veces en 50 años para conseguir, en unos casos, mayor autonomía o, en otros, directamente la independencia de Bamako.
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