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El ejercicio físico estimula el aprendizaje motor y aumenta la capacidad del cerebro para recordar

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MADRID, 19 (EUROPA PRESS)

Estar físicamente activo y elevar el ritmo cardíaco tiene el maravilloso efecto secundario de mejorar la capacidad de aprender y recordar los aprendido al aumentar la capacidad del cerebro para recordar, señalan investigadores del Departamento de Nutrición, Ejercicio y Deportes de la Universidad de Investigadores Copenhague (Dinamarca), quienes han observado que este efecto también se aplica a la formación de la memoria motora, que permite recordar y realizar tareas como montar en bicicleta, conducir un automóvil y atarse los zapatos.

Los violinistas, cirujanos y jugadores pueden beneficiarse del ejercicio físico tanto antes como después de practicar sus nuevas habilidades. Pero no solo ellos cualquier que busque mejorar sus habilidades puede hacerlo de un modo sencillo, practicando deporte antes y después del aprendizaje.

“Nuestros resultados demuestran que existe un efecto claro en todos los ámbitos. Si hace ejercicio antes de aprender una habilidad, mejorará y recordará mejor lo que ha aprendido. Lo mismo se aplica si hace ejercicio después de aprender. Pero nuestra investigación muestra que el mayor efecto se logra si se hace ejercicio antes y después”, señala el doctorado Lasse Jespersen, primer autor del estudio.

Específicamente, los investigadores ven alrededor de un 10% de mejora en la capacidad de las personas para recordar las habilidades motoras aprendidas cuando se incluye ejercicio antes o después de un ejercicio. Y el efecto se puede potenciar haciendo ejercicio en ambos momentos.

“Las cosas no pueden salir mal si se incorpora un poco de ejercicio físico. La persona experimentará efectos beneficiosos. Probablemente esto se deba a que la actividad física aumenta la capacidad del cerebro para cambiar, lo cual es un requisito previo para recordar”, explica el coautor Jesper Lundbye, que dirige la sección de Movimiento y Neurociencia del departamento.

El efecto se aplica a todos, incluidos niños, adolescentes y adultos mayores, pero en particular a cualquiera que necesite aprender nuevas habilidades con regularidad. Además, los efectos pueden ser importantes para las personas que se someten a rehabilitación, con el objetivo de recuperar la movilidad y las habilidades motoras perdidas.

En el proyecto de investigación participaron sesenta y siete sujetos de prueba. Para garantizar datos comparables, todos los sujetos eran hombres jóvenes de entre 18 y 35 años que no padecían discapacidades físicas o mentales que pudieran limitar su capacidad de aprendizaje y rendimiento físico. Los investigadores examinaron el comportamiento y el desempeño de los sujetos mientras revisaban uno de cuatro escenarios posibles.

Primero, descansaron o hicieron ejercicio moderado en bicicleta. Después de eso, fueron sometidos a una tarea de motricidad fina en forma de un sencillo juego de computadora que, con un pequeño dispositivo en la punta de sus dedos, desafiaba y practicaba la destreza motriz de los participantes.

A continuación, tuvieron que hacer ejercicio intenso en una bicicleta estática o descansar. Así, hubo un grupo que descansó antes y después, uno que entrenó ambas veces y dos que entrenaron una vez, ya sea antes o después. Su nivel de habilidad y memoria fueron evaluados nuevamente después de siete días para evaluar si lo que habían aprendido se mantenía.

Como criterio un tanto inusual, se excluyó como posibles participantes a músicos y jugadores profesionales. “Las personas con amplia experiencia en la práctica de habilidades motoras normalmente comienzan en un nivel diferente. Si bien la tarea motora utilizada en el estudio de investigación era desconocida para todos, involucrar a expertos habría cambiado la dinámica desde el principio. Pero eso no significa que lo harían”, dice Lasse Jespersen.


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