MADRID, 17 (SERVIMEDIA)
La presidenta del Comité de Energía del Instituto de la Ingeniería de España y profesora de Tecnología Energética de la Universidad Pontificia Comillas, Yolanda Moratilla, manifestó en una mesa redonda celebrada en la Real Academia de Ingeniería (RAI) sobre el futuro de la energía nuclear y el transporte de los residuos nucleares y su almacenamiento que “España, en vez de cerrar centrales nucleares, lo que debería hacer es aumentar su número”.
Señaló que debe hacerlo, “al igual que están haciendo no pocos países, para continuar con la robustez del sistema eléctrico y evitar en un futuro apagones u otros problemas con el sistema eléctrico, como el de una subida notable del precio de la electricidad, que hubiera la mayor penetración posible de energías renovables, que sólo se puede hacer con tecnología nuclear. Ahora mismo, España necesitaría construir diez nuevas centrales nucleares pequeñitas, es decir, que cuenten con reactores modulares pequeños (SMR)”.
Este ha sido el primer acto presidido por el nuevo presidente de la RAI, Jaime Domínguez, quien se ha marcado como reto conseguir una mayor presencia de la Real Academia en la sociedad “y que seamos capaces de presentar nuestras opiniones o puntos de vista en distintos problemas técnicos que se crean en la sociedad”, para contribuir a sus soluciones, como por ejemplo los relacionados con la digitalización e Inteligencia Artificial , “donde tenemos tenemos expertos reconocidos a nivel internacional que pueden ayudar a resolver de una forma no sólo a nivel nacional, los problemas que se pueden derivar de esos temas”. En esta jornada participó también Antonio Serrano, catedrático y miembro del Comité de Transporte del Instituto de la Ingeniería.
Durante su intervención, Yolanda Moratilla, quien se centró en el futuro de la energía nuclear en España, fue analizando la situación que se podría plantear en EL país si se llevara a cabo el cierre de todas las centrales nucleares (previstas para el año 2035 como máximo), para llegar a la conclusión de que sería muy perjudicial que ello finalmente se produjera, por lo que confía en que finalmente se produzca un cambio de posición respecto a las previsiones del cierre de esas centrales.
“No creo que la energía nuclear sea la crónica de una muerte anunciada, sino más bien estamos en un retraso que cuando (el Gobierno) se sea consciente de que sin energía nuclear aumentará considerablemente la factura eléctrica y sufriremos apagones, se dará marcha atrás en este planteamiento en todo lo relacionado con la energía nuclear”, dijo.
Por ello, confió en que se produzca un cambio en el planteamiento actual “debido a restricciones técnicas, porque ya se van dando cuenta de que puede haber apagones con el cierre de las centrales nucleares y una subida del precio de la factura eléctrica, por falta de estabilidad en la red eléctrica, que dejaría de ser estable, y como ya no tendría la energía nuclear, que es la que da la estabilidad y robustez al sistema eléctrico, llegaría a haber apagones a partir de 2035, que es cuando está previsto el cierre de todas las centrales nucleares”.
MERCANCÍAS PELIGROSAS
Por su parte, Antonio Serrano destacó que actualmente existe una adecuada reglamentación en el transporte de materiales radiactivos, que minimiza al máximo los riesgos de accidentes, aunque “el accidente cero no existe” en ningún transporte.
Así, señaló que entre los años 2000 y 2022 se ha registrado una media de 125 accidentes por carretera al año de mercancías peligrosas, “pero en un porcentaje altísimo están ligados a comportamientos inadecuados o fallos en las personas”.
Sin embargo, los accidentes que necesitan notificación, porque son de una cierta magnitud, suelen ser unos 25, “y con una tendencia decreciente”. Junto a ello, expuso que en citado período de tiempo- 2000-2022- se registraron en España 100 sucesos con materiales radiactivos involucrados.
No obstante, “en ninguno de los sucesos se produjo la superación de los límites legales de dosis de radiaciones radiológicas anuales en trabajadores o público”, y sólo en dos de esos 100 sucesos ocurridos se produjo una “exposición resaltable de personas” y en un tercero se registró “una contaminación superficial de una zona”
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