SEVILLA, 26 (EUROPA PRESS)
Finaliza el año y desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Andalucía se hace balance de un “periodo complicado” para los agricultores y ganaderos andaluces, que se han visto inmersos en “una tormenta perfecta de vicisitudes” que han provocado “una grave crisis” en el sector, obligando a muchos profesionales a “endeudarse hasta el límite de sus posibilidades,en algunos casos, y hasta abandonar la actividad, en otros”.
En un comunicado, ha señalado que los motivos han sido “muchos y de peso”, empezando por las graves consecuencias de una pertinaz sequía que este año ha acumulado cinco años sin lluvias, y que ha supuesto una “auténtica ruina” para los productores de secano, para los ganaderos –que se han quedado sin pastos para alimentar al ganado–, y para las grandes zonas regables como, por ejemplo, la del Bajo Guadalquivir y la Axarquía malagueña, que llevan dos años consecutivos sin sembrar y sin obtener rendimientos.
También propiciado por la sequía, y con la puntilla del conflicto bélico en Ucrania, los costes de producción se han mantenido “disparados” este año, después de que en 2022 se alcanzara un récord de incremento de los costes sin precedentes en los últimos 50 años. Unas subidas que, según indica, “no se han visto reflejadas en los precios en origen percibidos por los agricultores y ganaderos, por lo que la balanza de la cadena alimentaria continúa desestabilizada”.
Además, el sector se ha enfrentado a la entrada en vigor de la nueva Política Agriria Común (PAC), “un verdeo de escaparate que no ataja el proceso de uberización del campo español y europeo”, una reforma que, a juicio de COAG, “no es justa ni social, y acelera el proceso de desaparición de las pequeñas y medianas explotaciones”.
Para esta organización agraria, la nueva arquitectura verde, en un marco de desregulación de mercados y una mayor volatilidad de los precios, cae como “una pesada losa” sobre el modelo social y profesional agrario, aumentando los costes de producción y la consiguiente pérdida de rentas en el sector antes referida, y agravando aún más la competencia desleal de terceros países. En este sentido, hay que destacar que desde COAG se defiende la sostenibilidad ambiental, pero unida a la económica y social.
Así las cosas, y en relación a este modelo social y profesional deagricultura, mayoritario en Andalucía, el secretario general de COAG Andalucía, Miguel López, afirma que se encuentra “gravemente amenazado” por la irrupción de grandes capitales y fondos de inversión que imponen un modelo ‘uberizado’ de agricultura, que forma parte de largas cadenas de comercio global, que acaparan nuestros recursos naturales y no revierte en el territorio.
Por ello, el responsable de COAG Andalucía reclama una defensa másfirme de la agricultura social y profesional, ya que “está en peligro la vida de nuestros pueblos, la seguridad y la soberanía alimentaria”.”Es necesario –añade– reforzar el modelo social y profesional deagricultura, proteger a las personas que mantienen las explotaciones más vulnerables, imprescindibles para garantizar nuestra alimentación ysoberanía alimentaria en un contexto de crisis climática y energética”.
DESEOS Y RETOS PARA EL NUEVO AÑO
Para el nuevo año, COAG Andalucía espera y desea que se consigan unos precios justos y unas rentas dignas para los hombres y mujeres del campo, que motiven el tan necesario relevo generacional, así como que se aplique en toda su dimensión la ley de la cadena, denunciando su incumplimiento, extendiéndola a todas las producciones, haciendo valer que los precios cubran los costes de producción.
Hay que hacer también hincapié en las consecuencias que el cambioclimático está teniendo ya en los rendimientos productivos en prácticamente todo el sector. En estos últimos tres años los rendimientos son menores, tanto en la agricultura como en la ganadería.
Esto, según explicam hay que tenerlo en cuenta, no sólo es un problema del sector agrario, sino de toda la sociedad, porque está en peligro el abastecimiento de alimentos. Por ello, para esta organización agraria, los precios agrarios y la PAC deben incentivar la producción agraria para evitar tener un problema muy serio de desabastecimiento.
Y para ello es imprescindible que los costes de producción, las inversiones necesarias para combatir el cambio climático (tecnología para optimizar recursos hídricos, mitigar los golpes de calor y material vegetal que permita afrontar cambios bruscos de temperatura y la falta de agua), así como la rentabilidad para el productor, estén incluidas en el precio en origen.
Asimismo, esta organización agraria demanda que se ponga pie en pared a la competencia con terceros países y se recupere el principio de preferencia comunitaria, frente a las importaciones “sin control que no cumplen las normas comunitarias y hacen saltar las alertas a diario por contener sustancias perjudiciales para la salud”.
Desde el 1 de enero de 2023 hasta este martes, el RASFF (Rapid Alert System Feed and Food) ha notificado un total de 913 alertas por pesticidas en productos agroalimentarios. “En relación a las importaciones –dice el responsable de COAG Andalucía–, tenemos que exigir que todos los productos que entren de terceros países se equiparen a los estándares de producción de la UE, tanto a normativasde bienestar animal, regulaciones de fitosanitarios, normativas medioambientales (nitrógenos ganadería) obligaciones laborales, etc. Esdecir, si utilizan sistemas de producción prohibidos en la UE, rechazar la entrada y puesta a disposición de los consumidores dentro de la UE; si lo que incumplen son normativas laborales, fiscales, etc. con respecto a nuestras regulaciones (no las de sus países de origen), hay que hacerles pagar tasas arancelarias cuyos importes se destinarían a un fondo anticrisis de gestión estatal para cada sector afectado”.
En definitiva, COAG-A apunta que termina el 2023 con este “triste escenario”: “crisis en el sector agrario por la sequía, bajos precios en origen y una nueva política agraria que solo ha traído más perjuicios por el exceso de burocracia y pérdidas económicas para los agricultores y ganaderos andaluces”.
“Ha quedado retratada la hipocresía de la Unión Europea –lamenta Miguel López-, ya que la seguridad alimentaria no está garantizada en Europa porque quienes mandan son el poder económico y comercial. Losmercados financieros, los fondos de inversión y la distribución se están forrando a costa de importar alimentos de terceros países donde todo vale, hasta el veneno. Ni importa la salud pública, ni el medio ambiente, ni el modelo social y profesional de agricultura que es el único que distribuye riqueza, genera economía social y empleo, fija la población al territorio, y es el más sostenible de todos”.
“Esperemos que 2024 traiga mejores noticias para las mujeres y loshombres del campo, toda el agua que tanta falta hace y precios justos, coherencia y honradez para quienes definen las normas y deben controlarque se cumplan, e ilusión y motivación para que los jóvenes tomen elrelevo en el sector agrario, para que sigan dando vida a nuestros pueblos andaluces”, concluye Miguel López.
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