Florencio Domínguez y María Jiménez, reconstruyen en su libro los 375 asesinatos de la banda sin autor material condenado
BILBAO, 1 (EUROPA PRESS)
María Jiménez, periodista y coautora de “Sin Justicia”, en el que se reconstruyen 315 asesinatos de ETA sin resolver cometidos tras la Ley de Amnistía de 1977 y 63 anteriores, cree que es “difícil asumir que muchos casos pendientes no se van a resolver judicialmente” pero que eso “no significa que las familias tengan que renunciar a saber la verdad”. “Que no haya una verdad jurídica no implica que no pueda haber una investigación para sacar a la luz la verdad histórica”, ha defendido.
ETA asesinó a 853 personas entre 1968 y 2010 durante su actividad terrorista. De ese total, el libro “Sin Justicia” (Espasa), que acaba de publicarse, y coescrito por los periodistas Florencio Domínguez y María Jimenez, concluye que, de los 375 casos no resueltos, cuyos autores materiales siguen sin ser condenados, en 131 de ellos, el 41,8% del total, hay que hablar de autor desconocido.
Domínguez, director del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo y Jiménez, profesora de la Universidad de Navarra, han partido en su investigación de los informes elaborados en su día por la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT) y la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que pusieron el foco “en la impunidad de decenas de asesinatos”.
Cada capítulo se abre con el periodo histórico en que ocurrieron los asesinatos por parte de ETA, desde los años finales del franquismo y los realizados hasta la aprobación de la Ley de Amnistía de 1977, hasta la Transición y los ‘años de plomo’ y la primera década del siglo XXI.
A lo largo del relato individual de cada asesinato, así como de las circunstancias personales y la reconstrucción de cada caso, el libro busca evidenciar “el sufrimiento añadido de cientos de familias que, además de asimilar la pérdida de su ser querido, debieron resignarse a no obtener la respuesta judicial que el Estado les debía”.
En declaraciones a Europa Press, se expresa en esos términos la coautora del libro, María Jiménez, quien apunta a una casuística “variada” en estos centenares de asesinatos sin resolver. “Muchos fueron amnistiados, otros han prescrito o los autores han muerto y, por tanto, es imposible iniciar un proceso judicial” relata.
MOTIVACIONES Y AUTORES INTELECTUALES
El motivo más común para el no esclarecimiento es “la ausencia de identificación de los culpables”, aunque haya otros motivos, como “la falta de colaboración internacional, los errores de comunicación entre juzgados y cuerpos policiales, las declaraciones inculpatorias en sede policial que después no se ratifican en los juzgados, las sentencias absolutorias por falta de pruebas o la ley de Amnistía de 1977” enumera la coautora del estudio.
En el prólogo, sus autores aluden igualmente a la dificultad de identificar, no solo a los ejecutores materiales, sino a los autores intelectuales que dieron la orden.
En este caso, Jiménez considera que es “policialmente complejo demostrar quién dio la orden de cometer un asesinato”. Además, prosigue, “en algunos casos, es posible que no hubiese un señalamiento concreto hacia una víctima y que el comando en cuestión actuara contra grupos que se habían considerado objetivos, como los cuerpos policiales, sin que mediara una orden concreta de la cúpula”, valora.
Respecto al objetivo de su investigación, y ante la dificultad de alcanzar una verdad jurídica, la periodista considera que “allí donde la verdad jurídica no puede llegar, la verdad histórica, el relato de los hechos tal y como sucedieron, puede no solo arrojar luz, sino reparar a muchas familias, porque ambas verdades son dos caras de una misma moneda”.
El estudio detallado de los asesinatos pendientes de ETA permite concluir que, de los más de 850 atentados mortales cometidos por la organización terrorista, los autores materiales de 375 de ellos, más del 40%, “nunca han sido condenados” y no hay sentencia judicial.
Ese porcentaje, comparado con otros países del entorno donde operaron grupos terroristas, es inferior en todo caso a los asesinatos sin resolver en Irlanda (88%), Italia (80%) o Francia, donde los atentados del terrorismo corso pendientes oscilan entre el 58% y el 90%.
Con estas comparativas, a juicio de la investigadora, ocurre que “las cifras y el relato de las circunstancias de cada uno de los casos demuestra que en España hubo un trabajo de investigación policial y de tramitación judicial que, aunque a veces no acabó en una sentencia condenatoria, se hizo”.
‘AÑOS DE PLOMO’
Tal y como concluye la investigación, tres cuartas partes de los asesinatos sin resolver realizados en Euskadi y Navarra tuvieron lugar durante los denominados ‘años de plomo’, entre 1977 y 1989, cuando, de los 271 crímenes pendientes, se contabilizan sin autor condenado 227 entre ambas comunidades autónomas.
Preguntada María Jiménez por cómo influyó en aquellos años la escasez de medios policiales y jurídicos para llevar adelante las investigaciones, la coautora de “Sin Justicia” considera que esa falta de medios “ha sido un factor clave, en especial durante esos años de plomo, cuando se concentran el mayor número de asesinatos sin resolver”.
En este sentido, apunta que, durante aquel periodo, “la cadencia de atentados puso a las fuerzas policiales en un modo defensivo ante el siguiente ataque terrorista, lo que reducía su capacidad para investigar los anteriores”.
En “Sin justicia”, Florencio Domínguez y María Jiménez analizan uno por uno cada atentado mortal de la organización terrorista que aún no se ha resuelto con una sentencia y se considera que el crimen sigue pendiente de esclarecimiento judicial.
Esa labor ha implicado, recuerdan, que “los verdugos de más de tres centenares de personas no han sido identificados; que, aun siéndolo, no han sido juzgados y condenados por sus delitos o, incluso, si hubo juicio pero no hubo condena o los presuntos autores han fallecido o están en otro país fuera del alcance de la justicia.
DEUDA MORAL CON LAS VÍCTIMAS
Preguntada por si consideran que el olvido de lo ocurrido en torno a la actividad terrorista de ETA ha calado en parte de la sociedad, Jiménez cree que “el olvido es una tentación poderosa en los momentos posteriores al final de la violencia”. Sin embargo, ha añadido, “sabemos que, cuando las heridas causadas por la violencia de motivación política no se cierran, se reabrirán antes o después”.
En este punto, considera que, como sociedad, “tenemos una deuda moral con las víctimas para que su sufrimiento no puede ser en vano” y que, trabajos como su libro “pretenden no solo arrojar luz al pasado, sino contribuir a que las nuevas generaciones conozcan qué pasó y sepan que la paz de la que hoy disfrutan, a menudo, se ha logrado gracias al sacrificio de muchas personas, incluidas las víctimas del terrorismo”.
El libro incluye un apartado dedicado a documentos gráficos donde se puede consultar, entre otros, el informe con detalles precisos y gráficos del intento de asesinato contra José María Aznar, así como el informe elaborado por ETA para la campaña antichivatos, que señalaba a supuestos colaboradores de las fuerzas de seguridad vinculados a las estructuras del régimen franquista.
Igualmente se incluye detalles de un manuscrito de la exdirigente etarra Iratxe Sorozabal dirigido a la dirección de la banda en el que detalla las circunstancias de su detención y de la actividad de uno de los comandos activos y que puede “arrojar luz” sobre hasta tres asesinatos sin resolver de ETA.
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