JAÉN, 30 (EUROPA PRESS)
Diez de los 13 acusados de matar a caballos para estafar aseguradoras se han declarado culpables y se han conformado con la pena impuesta por el Ministerio Fiscal. De esta forma, para estos acusados la causa se ha cerrado con una condena de 15 meses para el principal encausado por el delito continuado de estafa y otros doce meses más por cuatro delitos de maltrato animal. Al siguiente acusado con mayor pena se le impone un año y nueve meses de prisión por falsedad en documento oficial, y el pago de una multa de 1.350 euros.
Los ochos acusados restantes que se han conformado durante el juicio celebrado en la Audiencia de Jaén lo han hecho con condenas que se han movido en la horquilla de entre ocho y seis meses de prisión por los delitos de estafa y de maltrato animal. A todo ellos, como accesoria, se les impone la inhabilitación durante un año para el comercio, venta y cría de animales. Las dos compañías aseguradoras que han ejercido la acusación particular también se han adherido al acuerdo de conformidad para estos diez acusados.
Entre los 13 acusados del Ministerio Fiscal se encuentra una persona que ya ha fallecido y sobre la que se ha extinguido la responsabilidad penal. Mientras que otros dos acusados no se han querido conformar con la pena y han rechazado su implicación en los hechos por lo que el juicio ha continuado con ellos dos.
Se trata de un veterinario que ha declarado que su actuación se limitó como veterinario a practicar la eutanasia en mayo de 2014 a un caballo que tenía una de las patas delanteras fracturadas y que se encontraba en una finca de Baeza (Jaén). “La fractura era totalmente irrecuperable”, ha dicho el acusado, que también ha manifestado que el estado del equino era “lamentable”.
Ha añadido que identificó al caballo con la lectura del correspondiente microchip, pero no ha podido dar una explicación sobre por qué ese mismo número de identificación se correspondía realmente con otro caballo que se encontraba en Puerto Real (Cádiz).
“Me llamaron y fui, era la primera vez que acudía a esa finca y no he vuelto más”, ha dicho el acusado, que ha rechazado cualquier implicación en una supuesta trama para estafar a la compañía aseguradora.
El segundo de los acusados que ha rechazado la conformidad se corresponde al dueño de una explotación que hizo “el favor” de aceptar durante unos días unos caballos de enganche mientras su propietario cerraba la venta que supuestamente ya tenía apalabrada. Lo que en un principio se iba a solventar en quince días se alargó en el tiempo y acabaron falleciendo dos caballos, uno con una pata rota y otro por una pulmonía.
Ha reconocido que uno de los equinos llegó en mal estado, “tenía peor pelo y no comía bien”. El acusado ha asegurado que cuando enfermó llamó al propietario hasta en seis ocasiones y que al animal lo vio un veterinario, que él acabó pagando de su bolsillo.
“Nunca recibí dinero por tener a los caballos, era un favor. Me hubiera conformado con que me hubieran pagado los gastos de mantenimiento como habíamos acordado”, ha declarado el acusado.
El juicio que se está celebrando en la Audiencia de Jaén se corresponde con una operación de la Guardia Civil, denominada Picar, y que en 2016 desarticuló una supuesta organización criminal que presuntamente se dedicaba a estafar a compañías aseguradoras forzando la muerte de caballos con el objetivo de cobrar las indemnizaciones.
Fiscalía reclamaba inicialmente penas a los acusados que iban desde los seis años de cárcel a los nueve meses de prisión, aunque finalmente ha rebajado su petición en aras a cerrar un acuerdo de conformidad con los acusados.
En el escrito original de acusación, Fiscalía describe a través de 14 hechos detallados ocurridos entre mayo de 2013 y octubre de 2014 cuál era la forma de actuar de esta supuesta red que buscaba el cobro de cuantiosas indemnizaciones después de forzar la muerte de caballos a los que hacían pasar por ejemplares de categoría superior.
La operación se inició en 2015 a raíz de una denuncia presentada por un representante de una compañía de seguros. En dicha denuncia se ponía de manifiesto las posibles anomalías detectadas en las indemnizaciones a pólizas de animales. En concreto, la Guardia Civil tuvo conocimiento de cuatro siniestros equinos que podrían estar afectados.
A dos de estos caballos se les había conducido a la muerte por medio de la eutanasia y estaban asegurados por 19.000 euros y a otros dos caballos se les había diagnosticado muerte por cólico agudo estando asegurados por 24.000 euros.
Asimismo, los agentes pudieron comprobar que las muertes de lo équidos se estaban produciendo en poblaciones alejadas entre sí, en lugares diferentes del habitual de su estabulación y con proximidad cronológica, detectando contradicciones en la toma de manifestación a los propietarios.
Posteriormente, la Guardia Civil pudo observar que un vecino de localidad de Sabiote (Jaén), había reclamado una indemnización por un caballo de su propiedad que tuvo que sacrificarlo al ser atropellado por un vehículo conducido por una persona que se dedica profesionalmente al cuidado de caballos de Baeza (Jaén).
Igualmente, en la localidad de Navalperal de Pinares (Ávila) se detectaron otros dos fallecimientos de caballos a los que se les diagnosticó muerte por cólico, con un capital asegurado de 30.000 euros.
Fruto de estas investigaciones la Guardia Civil concluyó que los acusados venían realizando este tipo de operaciones con los equinos para obtener sustanciosas cantidades de dinero, que solicitaban de las compañías aseguradoras, bien de sus caballos o de terceros.
CABALLOS A BAJO PRECIO
La organización utilizaba supuestamente caballos que decían ser de pura raza española sin ser así, ya que en la mayoría de los casos los adquirían a muy bajo precio y luego, con la supuesta connivencia del veterinario, certificaban o informaban de una identidad en las que se les valoraba muy por encima del precio de mercado, aludiendo a sus excelentes cualidades de doma, porte y apariencia física.
Estas tasaciones se realizaban sin hacer ningún tipo de exámenes precompra, practica muy extendida en el mundo relacionado con el caballo, especialmente cuando se trata de animales de pura raza, de cierto valor económico.
Asimismo, los agentes pudieron constatar que los animales accidentados eran sacrificados mediante eutanasia y que no se correspondían con las identidades declaradas pero sí tenían semejanza en su capa que les hacía pasar por aquellos.
Igualmente, sacrificaban animales que no tenían ningún valor por su doma y procedían a la venta de los animales “fallecidos” que verdaderamente sí alcanzaban un gran valor en la venta.
En los casos de fallecimiento por patologías la Guardia Civil detectó falta de atención y cuidados de los equinos afectados, con estabulación, manejo y alimentación, no adecuadas.
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