Sus allegados apuntan también al móvil económico tras la denuncia y el abuelo paterno señala al materno, pues era quien aseaba a la menor
SANTANDER, 29 (EUROPA PRESS)
Familiares del acusado de abusar sexualmente de su sobrina desde que tenía tres años ven “imposible” los hechos denunciados porque el hombre y la niña “nunca” estaban a solas, ni tampoco los demás miembros de la familia, toda vez que a la pequeña “siempre” la acompañaban sus padres o abuelos maternos.
Así lo ha manifestado este miércoles varios testigos de la defensa en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Cantabria contra el procesado, que se enfrenta a ocho años de cárcel y 10.000 euros de indemnización que pide el fiscal.
Según la acusación pública, los hechos sucedían cuando la pequeña -que reside en Barcelona- iba de vacaciones a casa de sus abuelos de Cantabria, y el procesado aprovechaba esas estancias para realizarle tocamientos mientras la bañaba o cambiaba el pañal y el pijama.
Señala también esta parte en su escrito que incluso llegó a introducirle los dedos en la vagina el día de su comunión, cuando tenía nueve años y con la excusa de darle un regalo la llevó a la habitación donde él se hospedaba para abusar de ella.
APUNTAN A MOTIVOS ECONÓMICOS Y AL ABUELO MATERNO
Los allegados del procesado, que en el arranque de la vista negó los hechos y achacó la denuncia a motivos económicos -la acusación particular pide 100.000 euros por los daños morales causados además de doce años de prisión-, han coincido con él en esto último.
Así, el padre del acusado ha aludido al interés por el “dinero” que tendría su otro hijo, el padre de la niña, y por quien no pondría “la mano en el fuego”, aunque sí lo haría por el que se ha sentado en el banquillo. “Lo único que ha hecho es ponernos mal y destrozar la vida de mi hijo”, se ha lamentado.
Este hombre no cree que su hijo haya cometido los hechos denunciados y ha apuntado incluso al abuelo materno, al asegurar que era quien se ocupaba de asear a la menor: “El que se encargaba de la cría era el abuelo de Barcelona”, ha dicho.
Entre otras cosas, se ha referido al momento en el que les comunicaron los supuestos abusos, y ha expresado al respecto que fue como si a él y su esposa les hubieran “clavado un puñal”, mientras que -ha comparado- su nuera (y madre de la niña) estaba “sonriente” pues, según sus palabras, les habían “cargado la mochila” a ellos.
En relación a los hechos investigados, que ha tachado de “película”, el padre del acusado ha negado que su hijo y su nieta coincidieran la noche en que presuntamente tuvo lugar el primer episodio, según el relato de la joven -ahora tiene 19 años- y que ratificó ante el tribunal.
Tampoco recuerda haberle visto duchar o bañar a la pequeña, ni en su casa ni en la del procesado, y “menos” estando su hijo a solas con ella, pues la niña siempre estaba con sus padres. “Nunca hemos podido coger a la cría sola”, ha zanjado. Y respecto al día de la comunión, ha afirmado que después de la celebración llevó a su nieta a jugar al parque, lo que contrasta con la versión de la chica.
El otro abuelo, el materno y que ha testificado por videoconferencia, ha dicho recordar que aunque “normalmente” eran las abuelas quienes cuidaban y atendían a la menor, el acusado era “muy cariñoso” con ella y la llevaba “a veces” dentro de casa para ducharla y cambiarla, por ejemplo, después de bañarse en la piscina, a lo que ella -ha contrapuesto- “se negaba: no quería estar con él”.
ES IMPOSIBLE, NUNCA HAN ESTADO SOLOS
La mujer del enjuiciado ha asegurado que tiene “clarísimo” que es “imposible” que hayan sucedido los hechos denunciados, porque su marido y su sobrina “nunca” han estado “solos”, así como tampoco la niña, que “jamás” estaba sin sus padres o sus abuelos maternos.
Ha detallado que la menor estuvo “cuatro veces” en su casa y se bañó allí en “dos” ocasiones, pero junto a su hijo pequeño y en presencia de ambos adultos. Y tras salir del baño, fue ella quien se encargó de secarle el pelo, peinarla y vestirla.
Acerca de la relación del procesado con su hermano y padre de la denunciante, esta testigo también ha indicado que era “prácticamente inexistente” ya que “nunca” han tenido “ninguna” ni se han llevado “bien”, aunque sí han compartido celebraciones familiares.
De su esposo ha destacado que es “muy niñero” y ha expresado al respecto que el nacimiento de la niña fue “una locura”, pues era su primera sobrina, negando en cualquier caso que haya tenido problemas con los pequeños de la familia, sino “todo lo contrario”.
Del día de la comunión, ha señalado que tras la comida fueron “todos” a los apartamentos familiares, indicando que la niña estaba “enfadada” porque quería al parque y “nadie la llevaba”, a lo que accedió el abuelo materno, como ha corroborado una hermana de este último que también ha testificado.
DUDAS PORQUE NO ENCAJAN LOS HECHOS DENUNCIADOS Y FANTASÍAS DE LA NIÑA
En la vista ha comparecido además una prima del procesado que desde hace “bastante tiempo” no guarda relación con él, que ha declarado que se enteró de que la niña habría sufrido abusos “por parte de un familiar” y “además de bullying”, mediante una llamada telefónica de la madre de la menor, que no la dio más detalles al respecto y a la que apreció “nerviosa”.
Y aunque inicialmente se lo creyó, con el tiempo le surgieron “dudas” por cosas que no le “encajan”, como por ejemplo que la progenitora de la víctima “siempre se quejaba” de que no quedaban ni veían al acusado cuando venían a Cantabria.
De la comunión ha aseverado igualmente que la niña fue al parque con el abuelo paterno, por lo que lo denunciando no le “cuadra en absoluto” con lo que ella vivió ese día. “Desde luego no fue eso”, ha zanjado.
También ha coincidido en que los dos hermanos no se llevaban como tal, “ni de adultos ni de niños”, y que su relación no ha sido “fluida”, sino “mala”. De la víctima ha aludido a “problemas” que, según le refirieron, tenía en el colegio y le llamó la atención un comentario que ella hizo una vez acerca de que “nunca había tenido “amigas”, pues siempre estaba con sus padres y abuelos, es decir, rodeada de adultos.
Otra familiar -la esposa de un cuñado del procesado- ha señalado que la menor y sus allegados venían “poco” a Cantabria y que los parientes de aquí no “tocaban” a la niña, porque “siempre” se encargaban de atenderla la familia materna.
Así, cree igualmente que “nunca” han estado a solas el denunciado y la denunciante, de la que ha destacado sus “fantasías”, como las que manifestó en una comida en la que dijo que “su abuelo paterno le tenía que comprar un descapotable, dar 1.500 euros al mes y pagar los estudios”, lo que a su juicio refleja una “obsesión por el dinero”, más en una chica joven.
EL ACUSADO DABA BESOS EN LA BOCA A SU SOBRINA
En la segunda sesión del juicio, que se celebra hasta el viernes en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria, también han comparecido dos testigos de la acusación particular.
Entre ellos una prima de la madre de la víctima que fue una vez de vacaciones con ellos a Cantabria y que ha manifestado que al procesado le “gustaban mucho los niños”.
Al hilo, ha añadido que le veía “muy implicado” con los pequeños de la familia, “sobre todo” con su sobrina, con la que jugaba en la vivienda familiar y se la llevaba también a su casa, a pesar de que ella decía que “no” quería ir.
Y al igual que declararon otros testigos en la primea sesión del juicio, también le vio dar besos “en la boca” a la pequeña. “Es una costumbre que nos no tenemos, ellos sí”, ha diferenciado.
La vista continúa este jueves con las pruebas periciales.
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