MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
Los ejecutivos de Barclays Research han señalado este miércoles en un encuentro con medios españoles que prevén que el Banco Central Europeo (BCE) inicie el próximo julio de 2024 la senda de las bajadas de los tipos de interés -con la tasa de depósito como referencia, que ahora se sitúa en el 4%- a un ritmo de cuarto de punto por reunión, hasta situarse en el 2,25%.
En concreto, de acuerdo al economista europeo sénior de la entidad, Mariano Cena, el guardián del euro bajará los tipos en 100 puntos en 2024 y en 75 en 2025 hasta alcanzar esa tasa final del 2,25%; de su lado, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos no vería su primer recorte de tipos hasta diciembre de 2024 y terminarían por situarse en torno al 4%.
Esa diferencia se debe, de acuerdo a Cena, a la diferente coyuntura y las razones dispares que han motivado las altas tasas de inflación en ambas geografías: Europa ha tenido que hacer frente a ‘shocks’ en forma de crisis de la cadena de suministros y por las consecuencias de la guerra de Ucrania.
Por su parte, Estados Unidos proviene de una mayor fortaleza económica (en el tercer trimestre de 2023 su economía creció un 5,2%), por lo que se requerirá de más tiempo para ver esos efectos del ajuste monetario y, en consecuencia, las primeras bajadas de unos tipos que ahora se sitúan por encima del 5%.
En ese contexto, desde Barclays, que realiza sus proyecciones a dos años vista, apuesta por un aterrizaje suave de las economías desarrolladas, lo que no impide que en cualquier caso se pueda dar una recesión -que a su vez, según han matizado, no sería en el sentido de grandes caídas del empleo y de la actividad económica-.
Además, la transmisión de la política monetaria ha sido “muy ordenada” y lo que marcará el devenir de Europa, en esencia, es la desaceleración del sector servicios, la progresiva caída de la inflación y el aumento nominal de los salarios.
Esa suma de factores daría una lugar al paso de una situación de estancamiento a una breve recuperación, en tanto que también hay que poner la mira en países como Alemania -en esta desaceleración europea, la periferia representada por España e Italia no se ha llevado la peor parte-, que debería aprovecharse del crecimiento económico de China por las relaciones comerciales que los unen.
Por su parte, el responsable de estrategia de renta variable europea, Emmanuel Cau, ha comentado que, desde el punto de vista del mercado de acciones, “hemos estado en un lado más positivo del consenso este año, así que creo que nuestra visión para el próximo año es todavía constructiva […] Para el año que viene, creemos que las ganancias seguirán creciendo, pero no demasiado”.
Asimismo, ha incidido que, en un contexto en el que “el crecimiento está disminuyendo, pero no se está colapsando” (la inflación va en buen camino y descartan accidentes graves en los mercados laborales, ha señalado), en las carteras “la diversificación está de vuelta”.
Ligado a esto, Cau también ha recordado que “hay un grado de incertidumbre, que creo que no se va a escapar rápidamente, y que puede mantener al mercado en sus nervios”, en referencia a conflictos como el ucranio o el palestino-israelí, además del ciclo de elecciones en numerosos países que pueden cambiar el mapa geopolítico.
En esa línea de que la desaceleración será suave y los bancos centrales llevarán a cabo recortes de los tipos de más de 100 puntos, el responsable global de divisas y estrategia macro de mercados emergentes, Themos Fiotakis, ha apuntado que es un buen escenario para atreverse con activos riesgos, en tanto que el mercado también está posicionado muy defensivamente.
Respecto a los mercados emergentes (regiones como América Latina o India, ha mencionado Fiotakis), ha apuntado al atractivo de las tasas reales de interés por el ciclo de política monetaria en estos segmentos, y ha puesto en valor el enlace que puede ejercer España con el mercado de latinoamericano.
De su lado, ha comentado sobre el dólar, la principal divisa del mundo, que “vino de un lugar donde era caro y ahora va a un lugar donde está empezando a parecer barato”, en tanto que prevén que la relación entre el euro y el “billete verde”, se coloque entre el 1,05 y el 1,1 dólares.
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