MÁLAGA, 29 (EUROPA PRESS)
El Colegio de Médicos de Málaga (Commálaga), en colaboración con Fundación Unicaja, ha lanzado el segundo capítulo de ‘Inteligencia Artificial y Medicina’, un ciclo de diálogos sobre Inteligencia Artificial (IA) y su impacto en la sociedad. En esta ocasión la conversación se centra en el papel que juegan el humanismo y la filosofía.
El ciclo está coordinado por el vicepresidente segundo del Colegio de Médicos y director de Studio Commálaga, el doctor José Antonio Trujillo Ruiz, que plantea los desafíos éticos y filosóficos de la IA junto al catedrático en Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Málaga (UMA), el profesor Ezequiel López Rubio, uno de los promotores del Grado de Inteligencia Artificial en la UMA.
El experto destaca la importancia de la tecnología de los transformadores neuronales en la actualidad y su potencial para optimizar procesos y mejorar la productividad en diversas áreas. Ante la pregunta formulada por Trujillo relativa a una posible cuarta revolución industrial provocada por la IA, el profesor López Rubio afirma que las empresas y personas que estén involucradas en el cambio que conlleva la aplicación de la IA tendrán una “ventaja competitiva desde el punto de vista económico”.
Explica que la IA no avanza de forma progresiva sino que lo hace a base de revoluciones, de forma exponencial, algo parecido al cambio de paradigma del que escribía el filósofo alemán Thomas Khuhn en la década de los 60: “En este momento estamos viviendo una revolución gracias a la tecnología de los transformadores neuronales y todavía no sabemos a dónde va a llegar pero con toda probabilidad llegará a un máximo y, a partir de ahí, ya no podrá avanzar más. Se puede prever que habrá un proceso de varios años en los que se aplicará esa tecnología a diferentes campos más prácticos con lo que la situación será más tranquila a nivel científico pero será cuando la sociedad reciba los beneficios de esta revolución”.
El experto reconoce que actualmente se desconoce qué pasará en el futuro: “Sabemos que ha ocurrido ésta y que va a tener un gran impacto en la sociedad pero no podemos suponer que detrás de esta va a venir otra y si vamos a conseguir resolver problemas muy distintos a los que se pueden resolver en estos momentos”.
El diálogo también gira en torno a los avances de la tecnología frente a la lentitud del marco conceptual filosófico. Para el experto, no se trata de que una vaya por delante de la otra porque considera que “no es una carrera” y que la tecnología avance más rápido no significa que sea más importante que las humanidades, cuyo ritmo es diferente porque sus avances son subjetivos: “No se trata sólo de avanzar técnicamente sino de comprender esos procesos y decidir lo que queremos que sea nuestro futuro como sociedad”, añade.
Con respecto a cómo los algoritmos pueden influenciar a la población, el profesor rompe una lanza a favor de las personas: “Los algoritmos conocen nuestro rastro digital, es decir, las actividades que llevamos a cabo en Internet y eso se rastrea con distintos objetivos, que pueden ser económicos o ideológicos, pero cada persona es mucho más amplia que una serie de preferencias”.
Desde el punto de vista sanitario es importante que la ciudadanía sea consciente de que los algoritmos intentan captar nuestra atención y que tienen un gran potencial adictivo: “Todo lo que se avance en ese sentido es poco porque hay un grave riesgo desde el punto de vista de la salud pública”, recalca el catedrático.
Ante la pregunta de Trujillo sobre la necesidad de encontrar la vertiente humanística y filosófica dentro del nuevo paradigma, el profesor recuerda que la tecnología tiene que ser una herramienta al servicio del bienestar del ser humano por lo que hay que evaluarla conforme a esos criterios y ser conscientes que puede haber colectivos sociales que estén en riesgo de quedarse atrás. También apunta que es necesario hacer una valoración “muy seria desde el punto ético y moral para asegurarnos de que estas herramientas están a nuestro servicio y no al revés”.
Al mencionar el doctor Trujillo el concepto “humanismo digital” , el experto recuerda que no todo el uso de la tecnología es lícito; su fin está en manos de las personas. En este punto entra en juego el concepto filosófico. Para el catedrático, en la actualidad hay una gran diversidad de valores y de compromisos éticos, cosa que no sucedía hace años cuando toda la sociedad compartía los mismos valores.
Ahora, relata, cada uno tiene su propia forma de ver las cosas por lo que la filosofía es el punto de partida en la que todo el mundo puede encontrarse porque sienta unas bases de racionalidad y de análisis crítico de las posturas de los demás. También es muy importante analizar el lenguaje en el que se expresa cada persona: “la filosofía nos ayuda a analizar cuáles son los conceptos y las suposiciones previas que tenemos y de esa manera llegar a puntos de encuentro porque muchas veces los desacuerdos no se producen por el fondo sino por la forma”.
Como sugerencia final, el profesor López Rubio recomienda seguir la pista de los considerados padrinos de la Inteligencia Artificial, Yoshua Bengio, Geoffrey Hinton y Yann LeCun, por cuyo trabajo fueron galardonados en 2018 con los Premios Turing.
‘Inteligencia Artificial y Medicina’ se encuentra enmarcado dentro del proyecto de divulgación científica puesto en marcha por el Colegio de Médicos de Málaga y Fundación Unicaja. Se trata de la cuarta línea de colaboración en formato audiovisual entre ambas corporaciones. El material se graba en Studio Commálaga, el plató que el Colegio inauguró el pasado año para la realización de contenido de divulgación científica que se pueden ver a través del canal de Youtube del Colegio de Médicos de Málaga.
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