MADRID, 29 (SERVIMEDIA)
Cristina Garcia Rodero es menuda en estatura, pero una de las grandes de la fotografía en España. Fue Premio Nacional en 1996 y la primera española en ingresar en la exclusiva agencia Magnum. A los 50 años, el estrés de su trabajo derivó en una enfermedad ocular que le provocó visión doble, situación a la que se supo adaptar.
García Rodero ha permitido con 74 años que un equipo de grabación dirigido por Carlota Nelson le acompañe en su tarea solitaria de fotografiar las emociones.
La cinta, que se estrena en todos los cines comerciales este 1 de diciembre, revela la mirada que Cristina tiene de su profesión y de su vida, en definitiva. “Veo el tiempo como a un enemigo al que me enfrento como si fuera un combate de boxeo”, asegura en una entrevista a Servimedia. “Quizá porque nunca he sabido administrarlo bien”, se lamenta.
Frente a esa carrera contra el tiempo en la que Cristina reconoce que “siempre pierde”, se erige triunfante la fotógrafa. “Mi obra consiste en capturar pedazos de vida para que no mueran y así puedan ser compartidos por otros”. Con su cámara persigue en primera línea las miradas, los rostros. “Necesito estar muy cerca, ver cómo lloran, cómo sonríen, cómo suspiran”.
Por eso, esta mujer no duda en mezclarse con la masa de gente, en meterse en el mar con la cámara al hombro o acercarse al fuego para documentar fiestas paganas y religiosas y mostrar “la celebración de la vida y la muerte”.
Tras cinco décadas haciendo diana con sus disparos, reconoce que su mirada es “más sabia y rica”. “Cuando empecé con 23 años no tenía ni idea. A medida que conoces mejor el oficio eres consciente de lo difícil que es lograr una buena imagen. Es casi un milagro”, afirma. “Tengo 74 años y sé que esto se acaba, pero mientras pueda seguiré trabajando, no pienso parar. Mientras haya ilusión sacaré fuerza”, asevera.
INFLAMACIÓN OCULAR
La pasión por su trabajo es lo que siempre le ha mantenido en pie. Incluso cuando al cumplir los 50 años le diagnosticaron la enfermedad de Graves-Basedow. Los síntomas de esta patología suelen ser inflamación de los ojos, visión doble, ojos enrojecidos o inflamados, presión o dolor en los ojos, sensibilidad a la luz y pérdida de visión. A menudo la tensión y el estrés favorece la aparición de este hipertiroidismo.
“Me gané a pulso esta enfermedad por el exceso de trabajo, por intentar estar en todas partes y no dejar escapar lo que me ilusionaba”, reconoce sin atisbo de remordimiento. “Incluso en los peores momentos en que veía doble seguí trabajando porque al fotografiar cierras un ojo y ya está. Y luego tienes el autofocus”, explica.
García Rodero insiste en que la pasión por su trabajo era inmensamente superior a las dificultades que pudiera tener en la vista. “Creo que el cuerpo es tan inteligente que se va adaptando a todo”, subraya.
Cristina va más allá e introduce un elemento que los buenos profesionales manejan, “la intuición de que algo va a suceder anticipándose a los acontecimientos”. “Una vez escuché a alguien decir que la intuición es la experiencia expresada en fracciones de segundo y eso es lo que nosotros hacemos cuando disparamos y tomamos una fotografía”, explica. “Sabemos dónde van a suceder las cosas”.
La mirada de Cristina García Rodero ‘puede que se haya dado de sí’ para dejar espacio a nuevos pedazos de vida que aún están por capturar. De hecho, tiene una agenda llena de proyectos y en 2024 reeditará su fotolibro ‘España Oculta’.
Esta mujer que discurre por la vida sin trípode, sin apoyos, tiene programado un nuevo viaje a la India en el que contará por primera vez, después de medio de siglo de profesión, con la ayuda de un intérprete local que le facilitará el acceso a pequeñas poblaciones, a ‘ese lugar’ desde donde atrapar nuevas emociones.
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