Ecoalf o Woollife no celebran el ‘Black Friday’ por convencimiento y para que “gane el planeta”
MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
Las ventas del ‘Black friday’ aumentarán un 305 por ciento cada año en la próxima década, según un estudio de Full Market Insights sobre el mercado internacional de esta jornada de consumo que se celebra el último viernes de noviembre y la Agencia Europea del Medio Ambiente estima que cada persona compra unos 15 kilos (14,9 kg) de ropa al año, lo que supone acumular más de una tonelada a lo largo de una vida media de 80 años de edad.
Los datos, recopilados por la marca española Ecoalf, invitan a la reflexión sobre la necesidad de reducir el consumo y evitar atender a los estímulos de venta. El director ejecutivo y fundador de la marca, Javier Goyeneche, ha explicado en una entrevista con Europa Press que pararse a pensar en lo que suponen estas cantidades es “completamente devastador”. “No hay recursos suficientes en el planeta para seguir consumiendo así. Nuestra filosofía es comprar menos y con buena calidad y trazabilidad”, señala.
En esa misma línea, un estudio realizado por ‘More than research’ para Naturaliza de Ecoembes concluye que el 59,6 por ciento (%) de los españoles considera que comprar ropa de temporada es uno de los comportamientos que más impacto causa en el medioambiente y que el 82,5% de los ciudadanos compra ropa de temporada sólo cuando lo necesita.
En este contexto, cada año crecen las empresas que rechazan por principios poner como cebo de venta los descuentos en el blackfriday porque según Ecoalf, las prendas ‘fast fashion’ se usan menos de cinco veces, apenas se conservan en el armario 35 días antes de desecharla y es entonces cuando el 73 por ciento de esa ropa se envía al vertedero o se incinera por su dificultad de reciclaje. Asimismo, el informe de FMI calcula que usar una prenda sólo cinco veces genera un 400 por ciento más emisiones que si se usa 50 veces.
Por ello, Goyeneche insiste la necesidad de frenar la tendencia de bajar precios para animar a los consumidores a comprar artículos que no necesitan y a evitar las compras excesivas e inconscientes. “Cada clic irreflexivo que se añade al carrito va sumándose a tu montaña, pero se suma a las crecientes montañas de ropa desechada del planeta”, señala la compañía española en su negativa a lanzarse a los descuentos contraria a la tendencia del ‘viernes negro’ de este 2023 y en la que anima a optar por comprar “responsable”.
Anima a los diseñadores a pensar en la verdadera circularidad a fabricar con materiales reciclables y circulares y dejar así de contribuir a los “vertederos de ropa”.
“Tenemos que comprar menos y mejor”, apunta el fundador de Ecoalf, Javier Goyeneche, contrario a las campañas que fomentan el consumo “masivo, impulsivo e inconsciente”.
A su juicio, reducir los precios para este viernes crea una “necesidad” de compra de artículos innecesarios y que “con cada ‘click’ inconsciente que se añade al carrito de compra se va sumando y sumando a la montaña de ropa” que ya se tiene y “lo que es peor, se añade a las pilas de ropa que se desechan y que terminan en vertederos o incineradas”.
Preguntado por si su opción contraria a esta corriente es una osadía, Goyeneche asegura que se trata de una “apuesta valiente y ganadora, pero no en términos de reputación”. “Es algo que llevamos haciendo desde el nacimiento de la marca y que forma parte de nuestra filosofía”, expone.
En cuanto a las repercusiones de esta apuesta, defiende que la marca nació para “proteger los recursos naturales del planeta y crear un estilo de vida sostenible”, liderando el cambio y que ahora, 14 años después garantiza que “este propósito sigue intacto” y les guía en su toma de decisiones.
“No formar parte de Black Friday supone perder ventas, pero nos mantenemos fieles a lo que creemos que es mejor para un planeta más limpio para las futuras generaciones. Hemos comprobado que cada vez que tomamos una decisión pensando en priorizar el planeta ha acabado siendo buena para Ecoalf”, afirma Goyeneche, quien asegura no haber calculado el valor económico del impacto de no participar porque sabe que el impacto positivo sobre el planeta es “infinitamente mayor”.
EL PODER DE LOS CONSUMIDORES
De hecho, advierte su preocupación cuando va las universidades a dar charlas y observa la “cantidad de gente joven activista y preocupada por el cambio climático y la escasez de los recursos naturales del planeta pero que “no están dispuestos a cambiar” sus hábitos ni a desligarse de la moda “compro-tiro”. “Eso, por mucho activismo y conciencia que haya, no es compatible”, afea el empresario, que subraya como los consumidores pueden “marcar y guiar” a las compañías por dónde quieren que vayan con su “poder de decisión”.
Así, valora que hay que pedir a las empresas grandes que cambien su modelo, pero hace hincapié en que los consumidores tienen un “papel importantísimo” a nivel individual. “Nuestros hábitos diarios van sumando, cada decisión cuenta. La clave es comprar menos y comprar mejor: no te compres diez camisetas si no las necesitas, cómprate una de buena calidad. Hay que optar por prendas de buena calidad hechas con materiales de bajo impacto y con un diseño más atemporal. Tenemos que cambiar nuestra forma de consumir”, concluye.
Goyeneche confía en que cada vez más gente y más empresas se suman contra el Black Friday y desea que cada vez se unan más pero no por una tendencia o moda, sino por que los consumidores se den cuenta de que la situación del planeta es “absolutamente crítica”.
WOOLLIFE, RECICLABLE Y COMPOSTABLE
La misma tendencia en favor del consumo consciente sigue Woollife, una marca de moda sostenible, que produce calcetines y prendas de piel de oveja merina y algodón que se venden en 40 tiendas multimarca de toda España. Todos sus productos son reciclados, reciclables y compostables, por lo que al final de su vida útil, incluso si se desechan no provocan un impacto negativo en el medio ambiente.
Su creadora y directora, Silvia Herrera, aboga por luchar contra un consumo “exacerbado” de productos que desequilibren el planeta y elogia a empresas que, como la suya, “todo lo que dicen es real”: utilizan productos sostenibles, compostables y materias primas como la lana o el algodón y envases cien por cien reciclables, reciclados y compostables para asegurar la circularidad. “Detrás de nosotros no dejamos nada”, garantiza sobre el compromiso de Woollife que cuenta, igual que Ecoalf, con el sello BCorp.
“Estamos en las tiendas multimarca que venden firmas con conciencia, de muy alta gama y con productos atemporales, que huyen de temporada, lo que además de dar un rendimiento mayor al cliente, también se lo da a la tienda”, valora Herrera–. “Todos tenemos que ganar, incluso la naturaleza”.
Así, asegura que la calidad “extraordinaria” de sus prendas, todas hechas en Castilla y León con proveedores locales, son duraderas, ajenas a la moda, que el cliente “gasta hasta que desgasta” y después puede dejar en un punto limpio pero, en caso de que ese producto termine en la naturaleza, esta se encargaría de destruirlo de manera natural.
“Ojalá hubiera más marcas que apoyaran esta postura para evitar el consumo por el consumo y, sobre todo el deterioro de la naturaleza, que nos preocupa muchísimo”, desea la directora ejecutiva de Woollife.
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