MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
Los especialistas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC) apuestan por impulsar la prescripción diferida para frenar el problema de salud pública que supone la resistencia a los antibióticos.
“La prescripción diferida es un técnica fácil de implementar en la consulta, que además de disminuir el uso innecesario de antibióticos, supone una herramienta educacional con el paciente, pues facilita el conocimiento del tratamiento sintomático en las infecciones respiratorias y del riesgo de generar resistencias por el uso inadecuado de los antibióticos; además, aumenta la satisfacción de los médicos y de las personas atendidas”, expone el miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), José María Molero.
En términos de seguridad y satisfacción del paciente, la prescripción diferida de antibióticos frente a la prescripción inmediata está respaldada por la evidencia.
Este tipo de prescripción consiste en que el médico de familia receta el antibiótico pero indica no iniciar el tratamiento de inmediato, sino que ofrece indicaciones sobre cuándo empezar, basadas en la evolución de la infección y los síntomas.
Sobre la prescripción diferida, el Grupo de Sociedades Científicas del PRAN, ha desarrollado una infografía de uso en consulta para formar a dos pacientes sobre la evolución previsible de la infección y explicarles en qué consiste la prescripción diferida de antibióticos en las infecciones respiratorias.
“Entre las herramientas que han demostrado mejorar el uso inadecuado de antibióticos en las infecciones respiratorias agudas en Atención Primaria se encuentra la utilización de pruebas diagnósticas rápidas en el punto de atención (la determinación de estreptococo A -Strep A- y la proteína C reactiva sanguínea), la prescripción diferida y el cumplimiento de las recomendaciones de las guías de práctica clínica sobre el uso adecuado de antimicrobianos”, sostiene Molero.
Así, señala que “mejorar el uso inadecuado de antibióticos en Atención Primaria y especialmente en las infecciones respiratorias agudas es una prioridad para contribuir al control de la resistencia a los antibióticos”, asegura José María Molero, quien también destaca que “el uso excesivo e inadecuado de antibióticos a nivel comunitario y hospitalario acelera la aparición y la propagación de bacterias resistentes entre la población”. Esto último está considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los mayores problemas de salud pública global a los que se enfrenta la sociedad.
Por ello, en el marco del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos que se celebra este sábado, 18 de noviembre, la semFYC hace un llamamiento a impulsar la implementación de la prescripción diferida de antibióticos en los centros de salud de Atención Primaria.
La prescripción diferida de antibióticos es aquella en la que no se inicia el tratamiento inmediatamente, sino que se retira el medicamento de la farmacia solamente si los síntomas de la infección empeoran al cabo de unos días. En este sentido, “hay que tener en cuenta que no se puede llevar a cabo con todos los pacientes, sino solo con aquellos que aceptan la responsabilidad de decidir iniciar una pauta antibiótica”, explica José María Molero.
Además, este médico de familia indica que dicha estrategia “puede utilizarse en infecciones agudas respiratorias no complicadas en las que habitualmente no se necesita utilizar antibióticos para su tratamiento, pero que en ocasiones son prescritos por la incertidumbre del médico sobre el origen bacteriano de la infección y el posible beneficio de utilizar antibióticos: faringitis, otitis media aguda, sinusitis aguda bacteriana o bronquitis agudas en pacientes no diagnosticados de EPOC o EPOC leve”.
Por el contrario, el experto añade que “no se recomienda en infecciones respiratorias potencialmente graves como neumonías o en la agudizaciones infecciosas de la EPOC, en cualquier infección respiratoria en las que los pacientes presentan signos o síntomas de infecciones graves y/o complicaciones graves (mastoiditis, absceso periamigdalino o retrofaríngeo) un empeoramiento clínico progresivo, en casos de bronquitis aguda con alto riesgo de complicaciones (comorbilidades crónicas cardiacas, pulmonares, renales, hepáticas, neuromusculares, inmunosupresión, fibrosis quística) o con edad avanzada (80 o más de edad)”.
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