MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha resaltado la necesidad de hacer un uso correcto de los antibióticos y frenar la resistencia a los mismos para lo que es necesario mejorar, por una parte, la concienciación de la población para utilice de forma adecuada estos fármacos y, por otra, la formación de los sanitarios para que los prescriban correctamente.
“La formación entre los profesionales sanitarios en el uso de esta intervención farmacológica es muy variable y, en muchos aspectos, deficiente”, señala el coordinador del Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), el doctor Roi Piñeiro Pérez, que asegura que, entre otras medidas, “ayudaría que se reconociera oficialmente la especialidad de Enfermedades Infecciosas vía MIR”,
Con motivo de la celebración del Día Europeo del Uso Prudente de los Antibióticos, que se celebra el 18 de noviembre, y de la Semana Mundial de Concienciación sobre la resistencia a los antimicrobianos (RAM), del 18 al 24 de noviembre, el doctor Roi Piñeiro Pérez recuerda que, “aunque los antibióticos son armas muy poderosas y beneficiosas, si no se usan bien pierden toda su utilidad”.
De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las resistencias antimicrobianas constituyen una de las 10 principales amenazas para la salud.
Los antibióticos son medicamentos que sirven para tratar infecciones causadas por bacterias. El uso inapropiado, el sobreuso o el abuso tienen como consecuencia la selección de cepas de bacterias que pueden resistir el tratamiento, lo que se conoce como resistencia bacteriana, una realidad que preocupa a los especialistas por el riesgo que podría entrañar para la salud de las personas.
“Las bacterias también están vivas y luchan, al igual que nosotros, por sobrevivir. Si abusamos demasiado de una forma de atacar, aprenderán la forma de defenderse. Por desgracia, hoy ya tenemos bacterias superresistentes que han construido su propio búnker y son muy difíciles de tratar, incluso con antibióticos”, señala el experto de la AEP.
Según datos del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), coordinado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), España es uno de los países de la Unión Europea que más ha reducido su consumo de antibióticos en los últimos años; en concreto, ha disminuido en un 17 por ciento su utilización en humanos y en un 61 por ciento en animales entre 2014 y 2022. Sin embargo, sigue ocupando el séptimo lugar en el ‘ránking’ de ingesta de estos fármacos.
En este contexto, los pediatras recomiendan hacer una prescripción adecuada por parte del facultativo ya que en ocasiones se administra un antibiótico “por si acaso”, sin una sospecha fundada de que pueda existir una infección bacteriana. “Casi siempre, ocurre por miedo a dejar una posible infección de este tipo sin tratamiento. La clave para revertir esta tendencia es la formación continuada de los sanitarios”, señalan.
Además, si se pauta un tratamiento con antibióticos por una sospecha de infección bacteriana, se debe suspender una vez que se demuestre que la infección está producida por un virus u otro microorganismo. “No se debe mantener el tratamiento con antibióticos durante más tiempo del necesario. Cada enfermedad necesita un número de días que están bien definidos en protocolos y documentos de consenso. Más tiempo de tratamiento no supone una mejor curación de la infección”, apuntan los pediatras.
Tampoco se deben tomar antibióticos en caso de gripe, infección vírica, dolor o catarro puesto que solo son efectivos contra las bacterias y, si se toman aleatoriamente para tratar otras infecciones o dolencias, no serán eficaces cuando realmente se necesiten.
Por último, los pediatras recuerdan que, aunque cada vez es menos frecuente, nunca se debe tomar antibióticos sin prescripción médica. “Aunque tengamos una caja de antibióticos con pastillas sobrantes de alguna receta anterior, no se deben tomar si no ha existido previamente una prescripción facultativa”, concluyen.
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