No notó el exceso de velocidad que apunta la Guardia Civil, señala la poca visibilidad en la N-541 y dice que el conductor la “ayudó”
PONTEVEDRA, 9 (EUROPA PRESS)
Rosario González, única pasajera superviviente del accidente de autobús ocurrido en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra) la pasada Nochebuena, ha declarado este jueves ante el juez de instrucción que, en su opinión, el conductor (C.M.) “sí” guardó todas las precauciones en la conducción por la N-541 y que el suceso que le costó la vida a siete personas se debió a las condiciones meteorológicas.
“No, en ningún momento”, ha afirmado la mujer, al preguntarle los medios de comunicación a la salida del juzgado sobre si aquel 24 de diciembre sintió que el chófer circulaba a más velocidad de la que debía antes de que el vehículo se precipitase por el viaducto de Pedre hacia el río Lérez, en el que falleció una amiga suya.
Y es que, según el informe pericial la Guardia Civil, el autobús iba a más de 80 kilómetros por hora, que sería el límite máximo del tramo. Sin embargo, la defensa del conductor, investigado por siete homicidios imprudentes, lo desmiente y atribuye lo ocurrido a la meteorología adversa y al estado del bus, que aquella noche cubría la ruta entre Lugo y Vigo.
La única superviviente ha llegado poco antes de las 13,00 del mediodía al Juzgado de Instrucción número 1 de Pontevedra y, ante la presencia de los medios de comunicación, se ha mostrado nerviosa y muy emocionada.
Al concluir su declaración, de poco menos de una hora de duración y en la que ha respondido a todas las preguntas del juez, ha salido en compañía de su abogada, María Álvarez, y ha atendido a la prensa, ya más tranquila.
EL CHÓFER LA “AYUDÓ”
Así, según ha expuesto ante las cámaras, González ha declarado al juez que no sintió ese exceso de velocidad y solo tuvo buenas palabras para el chófer, porque la “ayudó” tras la caída al Lérez.
“Declaré lo mismo que declaré hasta ahora”, ha confirmado ante la prensa. Tal y como ha comentado, el conductor “no dijo nada” aquel día acerca de las condiciones del autobús, pero sí comentó, a la mañana siguiente, que notaba que el vehículo “perdía velocidad al subir”.
Aunque no podía ver el velocímetro, a la víctima no le consta que el conductor fuese más rápido de lo que debía, ni tampoco que diese volantazos. Tampoco tuvo la sensación de ir en un medio “inseguro”, ni en la ida ni en la vuelta de esta ruta que había empleado en otras ocasiones “y no había problema”.
“NO SE VEÍA”
Con todo, la superviviente sí cree que la tormenta fue un factor decisivo en el siniestro: “El conductor decía que no podía, que tenía que ir despacio porque no se veía. A la gente que bajaba él la ayudaba. Es que no se veía”.
Rosario González, emocionada por momentos, ha recordado que, tras la caída al río, fue el chófer el que la sacó del agua, la despertó y la ayudó. “Nos tocó a nosotros, nos tocó, teníamos el día… Pero nos tocó como le podía tocar a ustedes o a otra persona”, ha lamentado.
Sobre su declaración en la instrucción, la abogada ha confirmado que la mujer respondió a todas las preguntas que le formuló el juez y “ha insistido en que tiene la sensación, de lo que recuerda, de que el conductor iba conduciendo perfectamente, con las precauciones que había en unas condiciones climatológicas muy adversas”.
Precisamente, ha agregado María Álvarez, la línea de bus iba “con un poquito de retraso” debido al temporal, porque “no había nada de visibilidad, no había alumbramiento en la carretera, ni reflectores en los laterales de la vía”.
Rosario González cree que el vehículo sufrió, en palabras de su representante, “una especie de ‘aquaplaning’ o algo similar”, que el chófer “no podía tener el control del vehículo y que por eso se cayeron” al Lérez.
Además de ayudar a la única superviviente, el conductor, ha añadido, “se movió por el resto del autobús para tratar de buscar a otros supervivientes”.
NO ESTÁ BIEN “PSICOLÓGICAMENTE”
Rosario González ha reconocido que “psicológicamente” no lo está pasando bien. Tiene una hija con discapacidad, en silla de ruedas, que depende de ella y, tal y como ha relatado, le “quitaron” su domicilio.
“Tengo que depender de personas para bañar a mi hija, porque no me dejan coger fuerza”, ha explicado a los medios, para seguidamente pedir “asistencia” para las dos.
“Yo podré tirar como pueda, pero mi hija psicológicamente está viviendo todo, no me cuenta lo que pasa, lo que pasa durmiendo… Y duerme conmigo, es duro. Estar aquí (en el juzgado) es lo más duro, porque yo no quería estar”, ha manifestado.
ABOGADO DEL CONDUCTOR
A la declaración de la pasajera superviviente también ha asistido Manuel Carpintero, el abogado del conductor (C.M.). Antes de la sesión, ha explicado a los medios que esperaba que la versión de Rosario González sirviese para reforzar las principales líneas de su defensa.
A las puertas del juzgado, el abogado del chófer ha explicado, en base a una entrevista que la superviviente había concedido a ‘La Región’ este jueves, que sus palabras son “bastante ilustrativas” de las condiciones de conducción de aquel 24 de diciembre.
“Incluso la única superviviente, que sería la que tendría que tener un resquemor, que tendría que tener una inquina con ese señor, (…) sería la primera en decir que (mi cliente) iba como un toro”, ha asegurado.
El defensor del conductor –investigado por la Guardia Civil por siete homicidios imprudentes– rechaza que, debido a las condiciones meteorológicas de aquella Nochebuena, circulase a 90 kilómetros por hora.
Por ello, duda del valor “técnico y científico” de la pericial del Instituto Armado. “A mí, la opinión de un guardia civil me parece muy bien, pero es una opinión”, ha agregado, para confirmar que la defensa aportará documentación de, al menos, otros dos peritos.
De hecho, ha recordado que la N-541 era una carretera que estaba ya “denunciada por parte de asociaciones y colectivos de toda índole” por su “mal estado”. Asimismo, ha apuntado el “pésimo” estado en el que se encontraba el vehículo, de la empresa Monbus.
Carpintero ha hecho una comparación con el caso del accidente ferroviario de Angrois, en Santiago en 2013: “La pericial de la Guardia Civil parte de premisas erróneas y no sabemos si son interesadas o no, que ya vosotros sabéis que en este país la culpa es siempre del chófer o del conductor del Alvia”.
M.C., conductor con décadas de experiencia, ya se ha reincorporado a la empresa tras una baja de varios meses de la cual su médico ya le ha dado el alta.
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