HUELVA, 1 (EUROPA PRESS)
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha sacado a información pública el del expediente de deslinde de los bienes de dominio público marítimo-terrestre estatal correspondiente a las marismas de Doñana, en los términos municipales de Hinojos y Almonte (Huelva); y de Aznalcázar (Sevilla); terrenos que considera “necesarios íntegramente” para “garantizar la estabilidad del estuario del Guadalquivir” y “la defensa de la costa de la que forma parte”.
Así se indica a través de un extenso estudio técnico realizado para tal fin, consultado por Europa Press, en el que se señala que, de acuerdo con los criterios expresados en la Ley de Costas y su Reglamento, “y sin perjuicio del resultado de estudios posteriores que permitan determinar con mayor precisión el alcance del dominio público marítimo-terrestre en la zona de estudio”, se concluye que “al menos los terrenos que se incluyen en la propuesta, presentan características de dominio público marítimo-terrestre al estar constituidos por marismas, lagunas o lucios y caños o canales de marisma”.
La zona de estudio se localiza en el estuario de desembocadura del río Guadalquivir en el océano Atlántico, en la región costera del suroeste de Andalucía, en los terrenos denominados marismas de Doñana. Concretamente, se sitúa en los terrenos marismeños comprendidos entre el Brazo de la Torre, al este, y los cordones dunares del brazo arenoso al suroeste, en la orilla derecha del tramo final del río Guadalquivir.
La misma se encuentra en el límite de las provincias de Huelva y Sevilla, dentro de términos municipales de Hinojos y Almonte de la provincia de Huelva, y de Aznalcázar en la provincia de Sevilla, siendo los núcleos de población más cercanos Matalascañas, El Rocío y Sanlúcar de Barrameda en la otra orilla del Guadalquivir.
El objetivo principal de este estudio consiste en el análisis de las características geomorfológicas de los terrenos situados en el área indicada, “con el fin de proporcionar los datos técnicos necesarios para proponer una delimitación y justificación del dominio público marítimo terrestre en la zona de las marismas de Doñana”.
El estudio manifiesta que, en la actualidad, debido a las actuaciones humanas y “sobre todo a la construcción de la Montaña del Río”, existe “poca conexión” entre la marisma de Doñana y la influencia mareal, “por lo que se hace muy difícil la inundación natural de la marisma por la subida de la marea”.
“En los últimos años la inundación de las marismas se ha producido por efecto de las aguas superficiales de la red hidrográfica, y en concreto por las subidas de agua del río Guadiamar. Los aportes de agua mareal a las marismas desde el Brazo de la Torre, se han minimizado quedando reducida su entrada a la zona sur y sureste de las marismas y estando regulados por compuertas”.
Del mismo modo, apunta que la “única” conexión actual entre la marisma y el río Guadalquivir, “está controlada mediante compuertas situadas en la Montaña del Río, esto impide que el agua procedente de la marea entre en la marisma del Espacio Natural de Doñana por medios naturales, como sucedía antes de la construcción”.
A este respecto, señala que las aguas que actualmente provocan inundaciones en las marismas, son “fundamentalmente” la lluvia caída directamente sobre su superficie, y el desbordamiento de los ríos que confluyen en éstas y, posteriormente el desagüe se produce “de manera lenta a través de las compuertas de algunos caños, en lugar de manera rápida y natural”.
Por todo ello, y en base a los estudios y análisis “realizados a partir de las observaciones” y los datos tomados en campo, “junto con la información y los datos adicionales de los trabajos consultados e incorporados”, se ha realizado una propuesta para incorporar al Dominio Público Marítimo-Terrestre los terrenos identificados como demaniales.
DEGRADACIÓN “CONTINUA”
El informe señala, asimismo, que la morfología y naturaleza actual de estas marismas “es debida a los procesos geológicos y geomorfológicos desarrollados en los últimos miles de años por la combinación de las dinámicas litoral y fluvial de río Guadalquivir”, y que en la actualidad forman parte del Parque Nacional de Doñana.
En este sentido, apunta que en época reciente, la acción del hombre ha alterado “gravemente” la dinámica de las marismas, “realizando diversas construcciones y modificaciones en la cuenca hidrográfica, que han disminuido enormemente la influencia mareal y han transformado por completo la entrada y salida de aguas en las marismas”.
Prosigue subrayando que la naturaleza, el desarrollo y la evolución de la marisma han dado lugar al “singular” paisaje actual, que constituye una zona húmeda “de extraordinaria importancia” para las aves europeas y africanas, y que se encuentra “seriamente alterada” por la actividad humana que “está proporcionando una decreciente influencia del mar y favoreciendo su desecación general, presentando una dudosa evolución futura, agravada por los efectos negativos del cambio climático, en una zona tan sensible ambientalmente, y poniendo en riesgo la conservación de la marisma completa y del estuario del Guadalquivir”.
A este respecto, indica que los estudios científicos sobre el sistema acuífero-humedales de Doñana, “evidencian que el estado de degradación continúa aumentando”, y el funcionamiento del sistema “cada vez se aleja más” de su estado natural original, “como consecuencia principalmente de la sobreexplotación del acuífero con fines relacionados con la agricultura en el entorno de Doñana, a pesar de la existencia de diversos planes y proyectos de restauración y rehabilitación, desarrollados en los últimos años”.
“Esta sobreexplotación repercute en la salinización del acuífero por desplazamiento hacia la superficie de las aguas saladas existentes bajo la marisma, procedentes de la intrusión marina en el acuífero”, apunta antes de añadir que en estudios previos realizados por Tragsatec, que culminaron con el de 2011, “ya se proponían incluir dentro del dominio público marítimo terrestre, unos determinados terrenos delimitados a partir de una serie de estudios y trabajos”.
Esto se argumentaba en base a que se trata de terrenos marismeños –naturalmente inundables–, “no sometidos al efecto de las mareas por causas antrópicas”; a que son terrenos con cotas inferiores a 1,5 metros, “y por tanto por debajo de la máxima pleamar” de la zona (2,39 m); en que en “las fotografías históricas se reconoce la naturaleza original y las morfologías típicas sometidas al efecto de las mareas” y los estudios de vegetación, típica de ambientes litorales en la zona de los lucios, entre otros.
El documento explica que mediante el estudio de la evolución histórica a partir de las ortofotos antiguas y actuales en la zona, “se puede apreciar cómo en los últimos 70 años la actividad antrópica ha modificado gravemente la morfología de la marisma”, presentando “una incierta evolución futura que tiende a la degradación de su estado natural original, que se puede ver acelerada como consecuencia de los efectos negativos del cambio climático”.
Por ello, afirma que, según los estudios relacionados con la inundabilidad, “de no existir algunas construcciones antrópicas como la Montaña del Río”, y considerando cotas de elevaciones de dos metros, “que son inferiores a la altura de pleamar máxima registrada en la región (2,39 metros)”, la inundación de la zona de las marismas como consecuencia de la entrada de las aguas del mar, “alcanzaría al menos los terrenos incluidos en la propuesta”.
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