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El obispo recién nombrado de Santander defiende una “pastoral sencilla”, que consiste en acompañar a las personas y motivarlas a vivir plenamente

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VALÈNCIA/SANTANDER, 31 (EUROPA PRESS)

El recién elegido obispo de Santander, Arturo Ros, hasta ahora y desde 2016 obispo auxiliar de Valencia, ha abogado tras conocerse su nombramiento este martes por una “pastoral sencilla”, así como por “estar con la gente, acompañarla, animarla, cuidarla” y “darle ganas de vivir” en el ejercicio de su nueva responsabilidad.

Ros, que ha expresado su agradecimiento por esta designación, ha valorado la oportunidad de estar al frente de “una Iglesia viva” y se ha comprometido a acompañarla y ofrecerle “lo mejor que pueda” de su vida.

Monseñor Arturo Ros, de 59 años y natural de Vinalesa (Valencia), sucederá en la diócesis de Santander a monseñor Manuel Sánchez Monge, que ha ocupado este cargo desde 2015 y cuya renuncia se presentó en 2022, como establece el Código de Derecho Canónico al cumplir 75 años.

El nombramiento Ros ha sido comunicado este martes por el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, en el Palacio Arzobispal valenciano y tras el rezo del Ángelus, a la Curia diocesana.

En Santander, lo ha anunciado este mediodía el ya obispo emérito, que será el administrador apostólico de la Diócesis hasta la toma de posesión de Ros, el 16 de diciembre.

En la rueda de prensa de Sánchez Monge se ha leído el saludo del nuevo obispo de Santander, en la que se refiere a “esta hermosa tierra” cántabra y saluda a las autoridades regionales y municipales, a quienes traslada su deseo de “juntos, buscar el bien común y trabajar por la paz”. También apela a la Bien Aparecida, patrona de Cantabria, cuyo himno reproduce, y hace hincapié en la pobreza y en acercar el Evangelio “sin demoras y sin excluir a nadie”.

“Me siento entre agradecido e interiormente confuso”, ha indicado Arturo Ros en declaraciones a los medios de comunicación en Valencia tras el rezo del Ángelus. Así, ha apuntado, junto a lo “sorprendente” de este momento, su agradecimiento. “Muchas gracias, de corazón”, ha dicho el nuevo obispo, que se ha mostrado “muy agradecido por la confianza que la Iglesia” ha depositado” en él y “dispuesto a servirla” y a entregarse “totalmente”.

Ros ha comentado que estuvo en Santander “hace muchos años, siendo seminarista” y ha dicho que después no ha vuelto, al tiempo que ha manifestado que “toda la información” que le llega es “que es una tierra preciosa, geográficamente de una gran belleza” y con buena gente, noble, cántabra”.

“También me hablan muy bien de las delicias gastronómicas, que es importante para poder alegrar el paladar”, ha bromeado, antes de indicar que “sobre todo” le han hablado de “una Iglesia viva” a la que “me incorporo y a la que quiero acompañar, ofreciéndole lo mejor que pueda de mi vida”.

Cuestionado por las acciones que pretende llevar a cabo en esta nueva etapa y por la huella que busca dejar en su nueva diócesis, ha mostrado su deseo de anunciar el Evangelio, así como su intención de acompañar a la gente. “Estamos en tiempos que no son fáciles en ningún sitio. Yo soy una apasionado de Jesucristo, Nuestro Señor, y del Evangelio. Entonces, quiero vivirlo y anunciarlo, como lo hacía él”, ha asegurado.

“Es verdad que a veces, aparentemente, hacemos las cosas un poco complicadas”, ha apostillado, tras lo que ha considerado que “es propio de este tiempo una pastoral sencilla” y “estar con la gente, acompañarla, animarla, cuidarla y darle ganas de vivir”. “Y ese es mi propósito. Mucho más no sé hacer”, ha precisado.

Preguntado por lo que se lleva de Valencia, Arturo Ros ha respondido que “todo”. “Todo porque es mi vida, es mi historia, es mi familia, es mi diócesis”, ha remarcado. “He sido 30 años cura, contando los años de obispo auxiliar. Me llevo muchas cosas, pero como he dicho antes, me llevo el afecto de la gente”, ha añadido.

“Es verdad que los curas son interlocutores, los diáconos, las personas consagradas, pero el pueblo de Dios: las mujeres, los hombres, jóvenes, mayores, niños, me han dado tanto, me han regalado tanto, me han llenado tanto. Ellos me han sostenido en el ministerio. Sin ellos no hubiese sido capaz de hacer muchas cosas que he tenido que hacer. Y eso siempre lo llevaré en el corazón”, ha expuesto.

Mientras, Enrique Benavent ha asegurado que “para la diócesis de Valencia es un motivo de alegría que un obispo auxiliar haya sido promovido como obispo titular de una diócesis importante como es la de Santander”. El arzobispo ha dicho que Ros ha sido en la diócesis valenciana “un sacerdote y un obispo auxiliar que ha hecho grandes servicios en los distintos cargos que ha tenido, como vicario, párroco, formador del seminario, vicario episcopal y como obispo auxiliar”.

“En ese sentido vamos a sentir como un vacío que se nos queda”, ha aseverado Benavent, que ha mostrado también alegría por la designación de Ros como nuevo obispo. “Nos alegramos también de que el Santo Padre se haya fijado en él y le haya confiado esta responsabilidad al servicio de la Iglesia, que también es una responsabilidad y un trabajo al servicio de la Iglesia de toda España”.

Por su parte, el obispo emérito de Santander, ha dicho que en estos ocho años al frente de la Diócesis, ha conocido una comunidad “muy diversa y muy rica”, sumida en un nuevo proceso de evangelización, que tiene su “empeño” en los mayores, pero también en “mirar a las nuevas generaciones, que ya no conocen a Jesucristo ni el Evangelio”. “Estamos promoviendo una nueva evangelización”, ha señalado.

También ha afirmado que, como ha sido nombrado obispo emérito de esta Diócesis, estará “vinculado a Santander de por vida”. Ha asegurado que ayudará a su sucesor. “No voy a desaparecer del mapa, pero también hay que dejarle toda la libertad para responder a los retos”.

BIOGRAFÍAS

Ros nació el 10 de junio de 1964. Después de haber trabajado en el sector de la banca, entró en el Seminario Mayor de Valencia, donde completó los estudios filosóficos y teológicos en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer (1987-1993) y donde obtuvo la Licenciatura en Teología. Fue ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1993 en Valencia.

En esta diócesis ha sido vicario parroquial de La Asunción, en Torrent; párroco de S. Vicente Ferrer y de Nuestra Señora de la Buena Guía, además de consiliario diocesano de Cursillos de Cristiandad; miembro del Consejo Presbiteral; formador del seminario mayor de Valencia; párroco de Requena; y vicario episcopal de la Vicaría V (Llíria-Requena-Ademuz).

El Papa Francisco le nombró obispo auxiliar de Valencia el 27 de junio de 2016. Recibió la ordenación episcopal el 3 de septiembre del mismo año. El entonces arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, le asignó la Vicaría General para el laicado, familia, vida, pastoral de la caridad y la evangelización de la juventud.

En la Conferencia Episcopal Española es presidente de la Subcomisión Episcopal de Juventud e Infancia desde marzo de 2020, y miembro de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar desde 2016.

Por su parte, Manuel Sánchez Monge (Fuentes de Nava, 18 de abril de 1947) es obispo de Santander desde el 30 de mayo del 2015, y desde el 18 de abril de 2022 esperaba la aceptación de su renuncia por edad, presentada al Santo Padre, el Papa Francisco.


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