MADRID, 31 (EUROPA PRESS)
Las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han anunciado este lunes la toma del estratégico aeropuerto de Baleela (Sudán), en el sur del país, que sirve principalmente a las compañías petroleras que operan en la zona y que podría poner en peligro el acceso del Ejército sudanés al combustible.
“Nuestra operación de hoy para liberar el aeropuerto de Baleela y los campos petrolíferos cercanos tenía como objetivo expulsar de la zona al Ejército de Sudán y a sus partidarios extremistas vinculados al antiguo régimen, que estaban utilizando el aeropuerto como base militar para atacar a civiles inocentes y a la población”, reza un comunicado de las RSF publicado en su cuenta de la red social X, antes Twitter.
Así, han asegurado que las tropas del Ejército sudanés han prendido fuego al aeropuerto antes de su retirada; además, las RSF se mantendrán en campamentos de los alrededores y fuera tanto del aeropuerto como de los campos petrolíferos.
“Estas empresas pueden seguir trabajando en beneficio del pueblo sudanés. Somos plenamente conscientes de que los ingresos del petróleo no ingresan al tesoro sudanés de una manera que sirva a los mejores intereses de nuestro pueblo, pero no deseamos que el antiguo régimen utilice los campos para asediar y matar de hambre a nuestros ciudadanos”, han añadido.
Este aeropuerto es una infraestructura “potencialmente lucrativa y estratégica” que permitirá a los milicianos adquirir ingresos adicionales y alternativos al aeropuerto de la ciudad de Nyala, la segunda urbe más grande del país y que recientemente también ha sido tomada por las RSF.
Antes del estallido de la guerra el pasado 15 de abril entre el Ejército y las RSF, el aeropuerto era objetivo habitual de numerosos grupos armados operando en la región, según ha informado la emisora sudanesa Radio Dabanga.
Además, ha informado de que estos yacimientos petrolíferos, que albergan en torno a 1,3 millones de barriles de crudo pesado y que abastece la refinería de petróleo de Jartum, la capital del país, están explotados conjuntamente entre Sudán y China.
La producción de barriles antes de la guerra era de casi 70.000 diarios, cifra reducida “considerablemente” desde entonces; las pérdidas también han aumentado debido a la congelación del petróleo en los oleoductos por las bruscas interrupciones del proceso.
La explotación de los campos se vio afectada por la independencia de Sudán del Sur en 2011, llegando a perder dos tercios de la producción; según informes mencionados por Radio Dabanga, el Gobierno sursudanés y las RSF tienen un acuerdo para garantizar las exportaciones de crudo a través del mar Rojo de forma ininterrumpida.
Por otro lado, la población local se ha quejado en numerosas ocasiones de la falta de oportunidades de trabajo en la zona y por la disparidad del reparto de beneficios entre los inversores y los ciudadanos.
Las hostilidades estallaron tras fuertes discrepancias entre el Ejército y las RSF sobre la integración del grupo paramilitar –ahora declarado en rebeldía– en el seno de las Fuerzas Armadas, que hicieron descarrilar el proceso de transición abierto tras el derrocamiento en 2019 del expresidente Omán Hasán al Bashir después de 30 años en el poder. El conflicto ha dejado ya miles de muertos y más de 7,1 millones los desplazados internos en Sudán, lo que lo convierte en el país africano que tiene un mayor número de desplazados internos de todo el planeta, según Naciones Unidas.
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