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Erdogan emerge como sucesor y competidor de Ataturk en el centenario del nacimiento de la Turquía moderna

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El presidente turco abandera una conmemoración en relativa soledad mientras su país expande su influencia internacional

BRUSELAS, 29 (DPA/EP)

Turquía conmemora este 29 de octubre el centenario del nacimiento del país como república moderna con un nombre por encima de todos, el de su presidente, Recep Tayyip Erdogan, admirado y denostado a partes iguales cuando se abre la comparación respecto la figura del fundador de Turquía, Mustafá Kemal Ataturk.

El país conmemora este aniversario en privacidad, después de que el programa de celebraciones se publicara hace sólo una semana sin invitaciones a líderes extranjeros, destaca Soli Özel, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Kadir Has de Estambul.

El presidente es acusado por sus detractores de impulsar una “nueva Turquía”, más conservadora y más religiosa. Además de dar forma a la política y la sociedad turcas, Erdogan también parece ser muy consciente de la influencia geopolítica que puede ejercer.

LA ADHESIÓN DE SUECIA A LA OTAN

Por ejemplo, después de un enfrentamiento diplomático de 17 meses, Erdogan firmó el lunes los protocolos de adhesión de Estocolmo y envió los documentos a la Asamblea Parlamentaria en Ankara para su ratificación, donde su partido, Justicia y Desarrollo (AKP), tiene mayoría junto con su aliado, el ultranacionalista Partido del Movimiento Nacionalista (MHP).

El presidente turco había dicho anteriormente que daría su aprobación a la adhesión de Suecia “si Estados Unidos cumple sus promesas”, en referencia a la venta de aviones de combate F-16 a Turquía, bloqueada por el Congreso estadounidense.

Ankara levantó el veto y permitió que Finlandia se uniera a la Alianza Atlántica en marzo, pero sólo después de que se levantara el embargo a la venta de armas a Turquía que Helsinki había impuesto en 2019, tras las operaciones turcas contra las fuerzas kurdas en el norte de Siria.

Finlandia, que solicitó unirse a la OTAN al mismo tiempo que Suecia, obtuvo su ingreso en abril tras fuertes tensiones diplomáticas. En el caso de Suecia, Turquía acusó repetidamente al país de albergar a militantes de organizaciones kurdas ilegales y exigió su extradición, además de pedir al Gobierno sueco nuevas medidas contra la quema del Corán en las protestas en el país que han enfurecido a muchos en los países musulmanes.

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TENSIÓN CON LA UE

Sin embargo, no parece vislumbrarse ningún progreso en las relaciones de Ankara con la UE. El presidente turco afirmó el 1 de octubre que su país “ya no espera nada de la Unión Europea, que nos tiene esperando a su puerta desde hace 40 años”.

“Hemos cumplido todas las promesas que hemos hecho a la UE, pero ellos no han cumplido casi ninguna de las suyas”, afirmó, añadiendo que no “toleraría ninguna nueva demanda o condición en el proceso de adhesión” de su país al bloque.

En julio, antes del Consejo de Asuntos Exteriores de la UE sobre Turquía, la Ministra de Asuntos Exteriores de Eslovenia, Tanja Fajon, había subrayado que un debate sobre la candidatura de Turquía a la UE tenía sentido si el país mostraba un interés sincero.

PAPEL MEDIADOR

Otro terreno en el que Erdogan ha adquirido especial prominencia es el de la mediación internacional. El año pasado, por ejemplo, Turquía se ofreció como interlocutor entre Ucrania y Rusia, ayudando a negociar un acuerdo que permitió exportaciones seguras de cereales a través del mar Negro.

Desde entonces, Turquía ha estado en conversaciones con ambas partes sobre la reactivación del acuerdo, que colapsó después de que Rusia se retirara menos de un año después.

Tanto Rusia como Ucrania se están preparando para el invierno agotador que se avecina: Ucrania advierte sobre nuevos ataques a su infraestructura energética y Rusia intenta reprimir una contraofensiva ucraniana.

El 21 de octubre, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, anunció que Turquía participará en conversaciones de paz a finales de octubre para discutir el fin de la guerra de Ucrania. “Turquía participará aportando su voz y postura autorizadas”, según el presidente sobre unas conversaciones en las que Rusia estará ausente.

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GAZA

Este fin de semana, Erdogan ha abierto un conflicto diplomático con Israel, como ya hiciera hace diez años. Tras condenar sin paliativos la masacre de las milicias palestinas del 7 de octubre en el sur de Israel, el presidente turco acusó ayer al Estado hebreo de perpetrar un crimen contra la Humanidad con su respuesta sobre Gaza.

El discurso del sábado, pronunciado ante decenas de miles de simpatizantes propalestinos en Estambul, motivó la llamada a consultas de la misión diplomática israelí, en una decisión que recordó a la ruptura de relaciones en 2010 con la muerte de activistas a manos de comandos israelíes cuando intentaban romper el bloqueo sobre la Franja.

El miércoles dijo que cancelaba sus planes de visitar Israel debido a su “guerra inhumana” contra los militantes de Hamás en Gaza. El líder turco añadió que no veía a Hamás como una organización terrorista sino como “libertadores” que luchaban por su tierra, lo que provocó una rápida y airada condena del gobierno israelí.

Ankara mantiene contactos con Hamás y, según sus propias declaraciones, intenta conseguir la liberación de los rehenes. Hamás es considerada una organización terrorista en Estados Unidos, Europa e Israel, pero no en Turquía.

Erdogan habló por teléfono con el líder de Hamás, Ismail Haniye. Según fuentes turcas, Erdogan dijo que una solución de paz duradera en Medio Oriente sólo es posible con un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como su capital.

PRESENCIA EN LOS BALCANES

Turquía también ha extendido su influencia en los Balcanes occidentales en los últimos años, principalmente en los países de la región con población musulmana.

En Bosnia y Herzegovina, Ankara ha ampliado su presencia mediante la apertura de instituciones educativas, pero también mediante grandes proyectos de infraestructura y redes de empresarios turcos. Turquía ha invertido más de 284 millones de euros en la infraestructura de Bosnia y Herzegovina y también se anunció el proyecto de la autopista Belgrado-Sarajevo por valor de 4.000 millones de euros, financiado por Ankara.

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Turquía también está sacando músculo en Serbia y Kosovo. El 25 de octubre, el Jefe de las Fuerzas Armadas de Turquía, Yasar Güler, se reunió con el viceprimer ministro y Ministro de Defensa de Serbia, Milos Vucevic, en Belgrado.

Si bien Güler destacó que Turquía apoyará la adhesión de Serbia a la UE, otro tema dominante fue la cuestión de la seguridad en el norte de Kosovo, dado que el mando la misión de la OTAN, la KFOR, recae ahora en manos del general turco Özkan Ulutas.

El relevo se produce en un momento de tensión entre Kosovo y la vecina Serbia. El 24 de septiembre, paramilitares serbokosovares tendieron una emboscada a una patrulla de la policía kosovar en el norte de Kosovo, poblado casi exclusivamente por serbios. En el tiroteo murieron tres serbios y un policía de Kosovo.

GUERRA CONTRA EL PKK

La Turquía de Erdogan es también un país en guerra contra las milicias del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un conflicto histórico que ha marcado parte del devenir de la política turca junto a la persecución liderada por el mandatario contra el movimiento FETO del exiliado clérigo Fetulá Gulen, al que acusa de instigar un fallido golpe de Estado en 2016.

El golpe desató una ola de detenciones y represión duramente criticada por organismos internacionales al tiempo que empezaba una nueva serie de campañas que desencadenó Turquía a partir de ese mismo año en Siria e Irak, con la operación Escudo del Éufrates.

El Ejército turco ya había intensificado previamente sus operaciones contra el PKK en ambos países –donde la formación cuenta con numerosas bases– desde que quedó roto el alto el fuego entre el Gobierno y el grupo armado en julio de 2015.


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