MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
Bodega Otazu, el viñedo con D.O.P. Pago más al norte de España, ha reforzado su compromiso medioambiental con la puesta en marcha de dos nuevos proyectos en la materia: ‘Biodiversidad’ y ‘Undervine’. En la presentación a los medios del balance de ambas iniciativas, el director de Bodega Otazu, Jorge Cárdenas, ha defendido la importancia de las mismas ya que, como ha argumentado, “la única manera de perdurar en el tiempo es ser sostenible”.
En concreto, en el caso del proyecto ‘Biodiversidad’, que está llevando a cabo con la Fundación Global Nature, se busca incrementar su implicación en la gestión sostenible, rentable y con un impacto positivo en la naturaleza. Para ello, se estudia el valor natural del viñedo, analiza en qué punto se encuentra y qué aspectos son mejorables para que siga aumentando su biodiversidad y sostenibilidad.
En cuanto al proyecto ‘Undervine’, realizado en colaboración con la Universidad Pública de Navarra (UPNA) permite estudiar el impacto de las distintas cubiertas vegetales debajo de las cepas. De esta forma se compara el trabajo del suelo mediante el laboreo frente al uso de cubiertas vegetales, tanto espontáneas como sembradas. Para ello, a la siembra habitual de festuca, avena, cebada y mostaza blanca, se ha añadido la de trébol, alfalfa, veza, rábano o mostaza abyssine.
Por otro lado, Bodega Otazu también ha avanzado en el proyecto ‘Liviñg Soil’, que comenzó en enero de 2022 y prevé finalizar en diciembre de este año. En esta iniciativa trabaja de la mano de la UPNA, como organismo de investigación, junto al INTIA (Instituto Navarro de Tecnologías Infraestructuras Agroalimentarias) y otras tres bodegas.
Con este proyecto, Bodega Otazu profundiza en la sostenibilidad de la gestión del suelo, buscando distintas soluciones que ayuden a aumentar su resistencia, incrementando la biodiversidad, mejorando la nutrición y la actividad microbiana y reforzando la estructura de la tierra, con lo que se minimizan los problemas de compactación.
En este sentido, se están analizando los costes de cultivo, el comportamiento agronómico y composición de la uva, las implicaciones sobre el estado hídrico, la presencia de especies invasoras en la línea del cultivo y se completará con un estudio sobre la biodiversidad del agrosistema.
“Nuestros valores y principios no son negociables: la sostenibilidad forma parte de la propia esencia y queremos que pase de generación en generación”, reitera Cárdenas, para quien esta materia está “en el ADN de la organización”.
En este sentido, ha explicado que también cuentan con un ‘hub’ de innovación que reúne a los empleados de la bodega (cerca de 30 en España), quienes intercambian “en una tormenta de ideas cuáles son las iniciativas que pueden hacer de la empresa un lugar más sostenible”.
En la misma línea se ha expresado la responsable de Sostenibilidad, Nahiara Juanena, que ha enumerado los 4 ejes de actuación de la compañía “de la mano de la Agenda 2030: energías renovables, creación de empleo, hacer frente al cambio climático y conservar la biodiversidad y el entorno”, con avances concretos como cambios en las bombillas desde 2019, lo que ha permido un ahorro de hasta un 90% en el consumo, la apuesta por el uso de placas fotovoltaicas o la reducción en un 26% del vidrio utilizado en cada botella, entre otros.
116 HECTÁREAS DE VIÑEDO
Bodega Otazu se ubica a ocho kilómetros de Pamplona, entre la Sierra del Perdón y la Sierra del Sarbil, con el río Arga como delimitador natural. Adquirida en el año 1989 por la familia Penso, todos sus vinos están elaborados exclusivamente con las uvas procedentes de las 116 hectáreas de viñedo propio que rodean la Bodega: Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Chardonnay y Berués.
El viñedo está certificado como Denominación de Origen Protegida Pago, la máxima categoría que puede obtenerse en España, conseguida gracias a la peculiaridad del clima y del suelo que define el viñedo de Bodega Otazu, cuya sala de barricas subterránea es obra del arquitecto Jaime Gaztelu.
En el enclave se encuentran monumentos históricos como una iglesia románica del siglo XII dedicada a San Esteban, una torre-palomar del siglo XIV y un palacio del siglo XVI, además de obras de arte monumentales y espacios dedicados a la creación contemporánea pertenecientes a la Fundación Otazu, galardonada con el Premio ‘A’ al Coleccionismo 2020, que otorga la Fundación ARCO.
“En la familia hay mucha pasión por el arte. No queremos hacer solo el mejor vino sino también experiencias que emocionen y esa es la filosofía”, concluye Cárdenas.
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