El tejido empresarial gallego muestra su preocupación por “los riesgos humanos” de la guerra en Gaza y también por los económicos
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 28 (EUROPA PRESS)
La balanza comercial de Galicia con Israel pasó de los 86,35 millones de euros de 2019, el año previo al estallido de la pandemia de coronavirus, a 178,84 millones en 2022, de acuerdo con los datos de la entidad pública empresarial Icex (España Exportación e Inversiones).
En 2023, de enero a agosto –último mes disponible–, el saldo asciende a 102,14 millones de euros, con lo cual supera la cifra de todo 2020 (89,06 millones) y se aproxima a la de todo 2021 (116,48 millones). En 2022 alcanzó un importe de 178,84 millones de euros.
Así lo recoge el informe del Icex consultado por Europa Press, que da cuenta de exportaciones por valor de 115,3 millones en los ocho primeros meses del presente ejercicio. Las importaciones, por su parte, supusieron 13,16 millones.
Por provincias, las ventas a Israel se concentran en la de Pontevedra, a la que corresponden exportaciones por un valor de 104,3 millones de euros de enero a agosto. Le siguen A Coruña con 9,97 millones, Ourense con 576.000 euros y Lugo con unos 416.000 euros.
En cuanto a los sectores, 99,12 millones de euros de los exportados entre enero y agosto por la comunidad gallega son del ámbito de la automoción, lejos de los 3,82 millones que representan las ventas de confección femenina, el siguiente en un listado en el que figuran fibras, jugos y extractos (1,66 millones) y semimanufacturas de madera (1,18 millones), entre otros con menor peso.
AUTOMOCIÓN Y BIOTECNOLOGÍA
Desde Ceaga, el cluster de automoción y movilidad de Galicia, aseguran carecer de información sobre si el conflicto está afectando ya a las relaciones comerciales con Israel.
Donde no se está notando “ningún efecto de momento” es en el sector de la biotecnología gallega, que destaca dentro del tejido empresarial de la comunidad no por volumen de exportación, pero sí por su interés en el apartado de la I+D+i.
Según traslada a Europa Press Julio Martínez, gestor de proyectos de Bioga, el cluster tecnológico empresarial de las ciencias de la vida, el ecosistema gallego “no percibe efectos a corto plazo” y es “un poco asincrónico” en este sentido. Tampoco detecta el impacto por ahora por el hecho de relacionarse con más y distintos ecosistemas del mundo, según destaca.
Israel es “de los más prometedores” a nivel internacional y Martínez asume que la guerra en Gaza “puede llegar a afectar a largo plazo”, puesto que “habrá que tener más cuidado con las relaciones”, pero espera que “pueda seguir siendo un referente”.
De hecho, “más allá de los efectos genéricos de incremento de los combustibles y los portes”, Bioga confía en que el intercambio de tecnología y software prosiga, así como la colaboración con universidades “en el corto plazo”. “La ciencia se sigue impulsando”, constata.
Por su parte, Israel “está realizando inversiones en empresas de fuera y no se sabe cómo va a afectar” el conflicto, traslada Julio Martínez.
“MUY TEMPRANO PARA SABERLO”
Es “muy temprano para saberlo” también desde el punto de vista del economista José Francisco Armesto, que forma parte del ‘think tank’ Foro Económico de Galicia y trabaja en el Consello Económico e Social (CES).
“El peso de Israel en el volumen de exportaciones/importaciones no es muy grande a día de hoy. No es significativo en cuantía”, advierte, si bien añade que “pueden ser más relevantes” las consecuencias para algunas de las importaciones, como componentes y tecnología. “Pero esto, si el conflicto se mantiene en el tiempo”, incide.
De momento, el gigante Inditex cerró temporalmente las tiendas de Zara, “por la incertidumbre”, resalta Armesto. “Si Irán se mete, sí vamos a tener problemas, si corta gaseoductos”, agrega.
En cuanto al impacto sobre el precio del combustible, este experto considera que “tiene más efecto la guerra de Ucrania” y también sobre el coste de las materias primas.
“ESTÁ TENIENDO YA UN IMPACTO”
Por su parte, el presidente de la patronal gallega, Juan Vieites, asegura que “el conflicto en Oriente Medio, específicamente la guerra entre Israel y el movimiento palestino Hamas, puede tener y está teniendo ya un impacto económico en las empresas de Galicia, así como en las empresas españolas en general”.
Vieites, que expresa su “condena enérgica a los ataques terroristas y la ola de violencia que se está viviendo en Israel”, puntualiza que lo hace contra “cualquier tipo de enfrentamiento bélico y todo tipo de ataque armado, especialmente cuando se perpetra contra la población civil y se violan a discreción los derechos humanos”.
Sobre sus efectos, constata que “es evidente que también afecta al precio de la energía, lo que puede influir en el sector energético local y tener consecuencias económicas más amplias”.
El gas se disparó el fin de semana tras estallar el conflicto y subió un 12% y el petróleo también repuntó hasta el 4%, según los datos que maneja el máximo representante de la confederación de empresarios gallegos.
“Aparte del precio del combustible, el aumento en los precios del petróleo lleva a un encarecimiento de la energía, lo que afecta a las empresas y a los hogares gallegos. Este incremento puede generar inflación, lo que impactaría en los costes de vida de los gallegos y gallegas y la estabilidad económica”, añade el presidente de la CEG.
También da por hecho que “los conflictos geopolíticos causan volatilidad en los mercados financieros, lo que afecta a las inversiones y el comercio exterior de Galicia”.
Con todo, “en general”, entiende que la guerra en Ucrania tendrá un impacto económico “más amplio y duradero en Europa del Este y Asia Central en comparación con los conflictos en Oriente Medio”.
Coincide, eso sí, en que “si el conflicto se agrava o se extiende a otras áreas, como Irán, podría tener un impacto más significativo en la economía global y en los precios de la energía”.
Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la agencia estatal Icex, hay 2.558 empresas españolas que exportan a Israel, y este número se ha mantenido estable desde 2019.
La inestabilidad en la región genera también, según enumera Vieites, retrasos en el comercio, interrupciones logísticas y “posiblemente una disminución de la demanda de productos y servicios españoles en Israel”. “Las empresarias y los empresarios estamos preocupados por los riesgos humanos, sociales, culturales y por supuesto por los riesgos económicos asociados al comercio con una región en conflicto”, concluye.
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