El Diario Oficial de Extremadura (DOE) publica en su edición de este lunes el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de monumento, la iglesia parroquial del Buen Varón en la localidad cacereña de Hoyos.
La iglesia parroquial del Buen Varón es obra de gran interés artístico, ejecutada íntegramente en excelentes piezas de sillería, con elementos de distintos estilos y etapas, según recoge el decreto.
El edificio, salvo algunos de sus elementos tardorrománicos reaprovechados de un templo anterior, comenzó a construirse a finales del siglo XV o comienzos del XVI, iniciándose por la cabecera, como demuestra la imposta decorada con bolas de estilo hispanoflamenco dispuesta en la zona baja de los muros del ábside, si bien, y según la tradición, el templo debió ser fundado posiblemente en la primera mitad del siglo XIII por un legendario personaje relacionado con la encomienda de Trevejo que, en los antiguos libros parroquiales, es citado como el ‘Buen Varón’, benefactor del que tomará el nombre la imagen medieval de la Virgen María que acoge la iglesia.
El acceso al interior del templo se realiza por tres portadas, situadas al norte, sur y oeste. La portada principal abre a la Plaza Mayor y es una de las escasas muestras tardorrománicas extremeñas. Ésta abre en arco de medio punto, decorado con arquivoltas, que apoyan en jambas columnarias ornadas con pometeados y espigas.
Dentro del conjunto del templo, continúa el informe, destaca la airosa y esbelta torre que culmina en un puntiagudo chapitel piramidal que, en su momento, estuvo revestido de azulejos talaveranos del siglo XVII. Una espléndida escalera de caracol de estructura helicoidal da acceso al campanario. Además, posee un bello pasamanos labrado en la pared de la torre y remata en bóveda de crucería, con terceletes simples y cinco claves sin decoración.
El interior del templo es de bastante amplitud y está ordenado en una sola nave a la que se añade la capilla mayor. Elevado a los pies del templo, se dispone un amplio coro, renacentista, construido con excelente piedra de cantería. En su frente hay tres arcos, de medio punto los laterales y carpanel el central, apoyados en elaboradas ménsulas extremas y en columnas centrales de fuste liso y ricos capiteles de volutas de inspiración jónica.
Por otro lado, cabe mencionar los diversos bienes muebles que acoge el templo. Así, destaca el Retablo Mayor, de estilo barroco, que se dispone en la cabecera eclesial. Junto a él, varios retablos menores que se distribuyen por los muros del templo. Dos flanquean el arco triunfal y se colocan a ambos lados de la nave.
Es destacable el púlpito de granito adosado al arco triunfal, en el muro del Evangelio, decorado con ornamentos renacentistas de la primera mitad del siglo XVI, entre diversas imágenes de santos.
La parroquia custodia otras piezas de interés, entre las que destaca un retablo crucífero del siglo XVIII; una escultura de Cristo yacente; un Cristo amarrado a la columna del siglo XVII así como un Nazareno de vestir de finales del siglo XVII. De valor es también una talla de madera policromada del Niño Jesús del siglo XVII y un Crucificado del siglo XVIII.
Además el templo guarda una buena colección de platería compuesta por dos cálices neoclásicos, un copón renacentista y otro, fechado en el año 1735, proveniente de talleres salmantinos. También se conserva un juego de altar de estilo neoclásico de 1823, entre los que destaca como pieza principal una custodia de tipo sol y estilo barroco, en plata dorada, proveniente de talleres sevillanos.
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