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El Museo de los Pueblos exhibe la fascinante obra de Santocildes, conocido como el destacado artista leonés del arte en madera

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LEÓN, 13 (EUROPA PRESS)

La madera, “ese elemento inseparable de la cultura tradicional leonesa” –con todos sus aperos, artesanías, calzado y armazones de vivienda realizados con este material–, es el gran protagonista de la nueva exposición que inaugura el Museo de los Pueblos Leoneses. Organizada por el Departamento de Arte del Instituto Leonés de Cultura, lleva por título ‘Mil anillos, mil historias. Mil historias, mil tiempos’ y recoge parte de las más significativas obras realizadas en los últimos años por Santocildes, “veterano y reconocido creador muy vinculado al medio rural”.

Su apertura tendrá lugar mañana sábado, a las 12.00 horas, en el principal centro etnográfico de León, ubicado en Mansilla de las Mulas y gestionado por el ILC de la Diputación Provincial, explica la institución provincial a través de un comunicado remitido a Europa Press.

“La muestra parte de una reflexión profunda en relación a nuestro entorno natural, así como al diálogo generado por el hombre con este medio, esencial para el desarrollo del ser humano”, explica el comisario de la muestra y director del Departamento, Luis García Martínez.

“José Antonio Santocildes ama la naturaleza -recuerda García Martínez-, es un ecologista convencido y siempre ha vivido íntimamente ligado a la misma como un motor vivencial y al mismo tiempo creativo. Su enfoque, aptitud y proceso de trabajo hunden sus orígenes y raíces en las estructuras fundamentales de gran parte de la cultura artística mediterránea, reflejándose de múltiples maneras que alcanzan desde la realidad descriptiva más minuciosa hasta la síntesis esquemática casi abstracta”.

Santocildes se ha centrado, fundamentalmente, en el estudio y análisis del árbol y la madera como elemento matricial desde diferentes enfoques y planteamientos, y punto referencia desde el que surge una gran parte de su obra escultórica y gráfica desde que inicia sus primeros pasos artísticos.

Así, una de sus primeras intervenciones públicas de gran dimensión se formalizó con la muerte por grafiosis del ‘Negrillón’ de Velilla de la Reina, un olmo común de grandes dimensiones y lugar emblemático de reunión para la gente de la localidad al igual que en otros muchos pueblos de León. La intervención del olmo constituyó un trabajo singular de enormes dimensiones encaminado a revitalizar la memoria del mismo y hacerle trascender en el tiempo. Figuras humanas adaptadas a la configuración de las ramas y del tronco muerto surgen por medio de la gubia con un gran esquematismo y carga expresionista, añade la información.

Posteriormente realizó otra obra “emblemática”, una reinterpretación a gran escala de esa joya del románico que es el Cristo de Carrizo de la Ribera, procedente del monasterio de monjas cistercienses de la localidad y actualmente expuesta en el Museo de León. Es una pieza singular de gran expresividad gestual y tensión emocional donde el artista dialoga con el devenir del propio crecimiento del árbol y con la configuración o composición en cruz del Cristo. Posteriormente ha trabajado con la madera como soporte en un amplísimo conjunto de obras que planteaban diferentes investigaciones en relación a los sistemas de estampación y grabado.

De este modo, en compañía de su hija Alexandra Santocildes, una gran creadora en el ámbito del grabado pero actualmente más vinculada profesionalmente al mundo del cine y las series y, en el ámbito artístico, a la instalación y la videocreación, desarrollaron varias aportaciones técnicas en el ámbito de los sistemas de estampación.

La primera consistió en un sistema de impresión por medio de la alteración cromática que se produce en la superficie de determinadas maderas como consecuencia de la insolación directa con matrices diversas. Por otro lado, incorporaron sistemas de impresión en láminas de madera por medio de intensas cargas de presión ejercidas sobre las matrices metálicas que quedan referenciadas en la madera gracias a unos intensos relieves gofrados; ambas técnicas fueron reconocidas por la Calcografía Nacional con varias menciones de honor en los Premios Nacionales de Grabado de los años 1999, 2000 y 2001.

Con estos sistemas llevaron a cabo una amplia actividad utilizando como materia de soporte el listón de madera y generando un gran conjunto de obras vinculadas a cierta estructuración geométrica al utilizar matrices de origen industrial. Poco a poco, la figuración en el tronco de madera fue desapareciendo aunque regresara posteriormente a él con la articulación de elementos modulares sobre los que basó grandes piezas figurativas como el gran Guirrio de Velilla de la Reina, de 4,5 metros de altura, o la Orquesta de músicos.

Pero también ha sido en estos últimos años cuando Santocildes inicia un viaje a la reconfiguración del tronco y a su interior, un viaje hacia la esencialidad del comportamiento del propio tronco, a sus formas de crecer, a su forma de expandirse, a su esencia más vital, a su memoria y a las láminas o planchas en las que es transformado. Las tensiones, los ritmos, las secuencias, la pureza formal y una aplicación de la geometría se apropian poco a poco de su trabajo.

“Y así llegamos a esta última fase, surgida del estudio y análisis del crecimiento natural del tronco del árbol, de la secuenciación del proceso vital, evolutivo y de creación del mismo. Piezas donde la sección del tronco se hace protagonista y con las que Santocildes reflexiona en relación a la evolución plástica y formal de los anillos de crecimiento. Anillos que se convierten en soportes de la memoria del árbol, de su palpitar vital, de sus fases y estados de crecimiento, anillos que al mismo tiempo se convierten en evocaciones del ambiente natural del mismo y de los diferentes estados por los cuales ha transcurrido su devenir -comenta Luis García-. Es como abrir un gran libro en el cual podemos leer, desde la sensibilidad, un conjunto amplio de realidades que nos trasladan al pasado desde el presente”.

Curiosamente, el artista confronta las formas esencialmente orgánicas, desarrolladas a partir de elementos curvos más o menos irregulares, con una estructuración geométrica que se referencia en los elementos modulares que utiliza para la conformación de los anillos, hecho que plasma una de las maravillosas realidades de la naturaleza, la relación matemática y geométrica que se esconde de forma sutil pero estricta en el crecimiento orgánico de árboles y plantas.

Son piezas de grandes dimensiones donde, por medio de un lento y meticuloso trabajo de composición, Santocildes nos va descubriendo un mundo sutil y delicado donde la plasticidad alcanza una máxima expresión.

“Su obra se podría relacionar en cierto sentido, con las distancias lógicas y razonables, puesto que tanto temporal, conceptual y sin duda formalmente existen diferencias, con algunas piezas del italiano vinculado al arte povera Giuseppe Penone, cuando reflexiona sobre el árbol interior o árbol previo que todo tronco lleva dentro de sí y que en alguna fase de crecimiento configuró su forma, ese árbol latente que fue necesario que existiera para que el árbol alcanzase la configuración actual; ese sentido poético también se hace presente en Santocildes”, reflexiona.

CONFIGURACIÓN DEL TRONCO

‘Mil anillos, mil historias. Mil historias, mil tiempos’ está integrada por diez piezas basadas en la configuración del tronco desde la perspectiva de sección con aperturas espaciales que dialogan con el espacio arquitectónico, otra pieza con sentido de muro que es interactiva y abierta que puede alcanzar diferentes configuraciones formales según intervenga el público en la misma, y dos pinturas realizadas con la técnica del grabado esgrafiado donde se contrasta un cierto tratamiento realista de las formas de representación con el sentido más abstracto de las esculturas.


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