SEVILLA, 28 (EUROPA PRESS)
El Ayuntamiento de Sevilla, mediante la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente, ha concluido los trabajos de restauración de la estatua ecuestre del rey San Fernando, ubicada en la Plaza Nueva. En este sentido, se han realizado labores de limpieza superficial de la obra para la retirada de los restos de suciedad “de mayor grosor”. Posteriormente, se ha acometido una limpieza de tipo químico junto con métodos mecánicos “para eliminar las pátinas inestables detectadas”.
Además de los tratamientos específicos de limpieza aplicados sobre la escultura, se han sellado todas las grietas descubiertas y también se ha aplicado una capa de protección sobre el metal para frenar la acción de los agentes corrosivos del medio ambiente, según detalla el Consistorio en una nota de prensa.
En cuanto al pedestal, la intervención realizada ha seguido los mismos criterios de máximo respeto al aspecto original y de utilización de métodos inocuos para la obra que los aplicados en la imagen. De esta manera, se ha limpiado por completo este elemento, combinando distintos sistemas para lograr los mejores resultados en las distintas superficies.
Respecto a las cuatro figuras de arenisca que sobresalen en las esquinas, “muy fisuradas dada las características petrofísicas de las mismas, tras el cosido y sellado de las fisuras”, Urbanismo ha aplicado un tratamiento consolidante como medida de protección.
Finalmente, se han eliminado los grafitis realizados tanto en el pedestal como en algunas columnas, y se ha instalado un sistema antiposamiento de aves.
Tras dar por concluida la intervención, Urbanismo está retirando los andamios, de forma que el monumento al rey San Fernando podrá apreciarse en unos días libre de andamiajes y totalmente restaurado. La actuación se ha realizado en el marco del contrato de conservación de los bienes monumentales de la vía pública que mantiene activo este organismo para su mantenimiento en buen estado.
DETALLES DE LA ACTUACIÓN
Las pátinas inestables habían provocado la corrosión del metal en algunos puntos, en tanto que en el pedestal se acumulaban depósitos de suciedad y costras negras. Además de ello, las cuatro figuras de arenisca esculpidas en cada uno de sus lados y que representan a cuatro personajes que acompañaron al rey en la conquista de Sevilla (Alfonso X, El Sabio; el arzobispo Don Remondo; Garci Pérez de Vargas y el almirante Bonifaz) presentaban fisuras de diversa consideración.
Asimismo, el monumento acusaba los efectos de la deyección de las palomas o palomina, muy perjudicial. Por ello, y tras la realización de un análisis más profundo del estado general del conjunto que sacó a la luz nuevas patologías, Urbanismo redactó un proyecto de restauración con los tratamientos a aplicar para la recuperación del monumento en su estado primitivo.
La propuesta, valorada inicialmente en 63.000 euros, fue supervisada por la Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta de Andalucía, y se ha realizado siguiendo los criterios que marcan las normativas internacionales para los trabajos de restauración y conservación en cuanto al respeto y sensibilidad por sus valores patrimoniales.
De este modo, se han empleado materiales y productos reversibles, debidamente contrastados, y no se han realizado reintegraciones de volúmenes, a excepción de las imprescindibles para sellar oquedades o huecos por los que pueda penetrar agua en el interior del bien. Como criterio general se ha mantenido el principio de mínima intervención, trabajando principalmente sobre las causas de los deterioros para minimizarlas.
CENTENARIO DEL MONUMENTO
La recuperación de este monumento coincide con la próxima celebración de los cien años desde su realización, que se cumplen en 2024. Exactamente, esta obra fue realizada en 1924 por destacados artistas de la época, de modo que la escultura del rey santo fue realizada por Joaquín Bilbao Martínez, el pedestal por Juan Talavera y Heredia, y las figuras escultóricas de las esquinas de éste por Enrique Pérez Comendador, Adolfo López, José Lafita Díaz y, Agustín Sánchez Cid.
Desde su inauguración el 15 de agosto de 1924 hasta hoy, el monumento en honor al Santo Rey, conquistador de Sevilla, se ha convertido en uno de los emblemas de la ciudad y, sin duda, en una seña de identidad de la Plaza Nueva de Sevilla. No en vano se trata de una obra testimonio de la renovación que experimentaron algunos espacios públicos de la ciudad durante los años previos a la Exposición Iberoamericana de 1929.
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