GRANADA, 26 (EUROPA PRESS)
El poeta lojeño Juan María Jiménez acaba de publicar un nuevo libro, el poemario ‘Motín de hombre apenas’, que ha editado el Área de Cultura de Diputación de Granada, dentro de la Colección Genil de Literatura dirigida por el Premio Nacional de Poesía Antonio Carvajal.
El volumen que ve la luz en estos días recoge poemas escritos entre 2009, fecha en que publicó su anterior libro, ‘Sin orden y concierto’, y la época más virulenta de la pasada pandemia de Covid. Si bien la presentación oficial de esta obra tendrá lugar este jueves, 28 de septiembre, en la sede del área cultural provincial, en el Palacio de los Condes de Gabia de Granada, ejemplares de ‘Motín de hombre apenas’ pueden ya adquirirse en las librerías lojeñas al precio de diez euros.
El libro, que aparece como el número 81 de la colección, se divide en cinco apartados, titulados ‘Litigio’, ‘Amparo’, ‘Desconcierto’, ‘Duda’ y ‘Espera’, y en sus 116 páginas acoge poemas escritos a lo largo de doce años desde el desgarro, la tristeza, el dolor o el miedo, pero también otros de apasionado amor, ilusión, reconocimiento o esperanza, según ha detallado la Diputación de Granada en una nota.
Por su parte, el prólogo ha sido escrito por José Cesar Jurado Espinar, profesor de Literatura de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España.
Tal como asegura el prologuista en su texto, “Aleixandre nos recordaba que la poesía es una profunda verdad comunicada, una comunicación profunda del alma de los hombres. Juan María Jiménez vigila cada verso como un buen pescador de palabras y se nota en su quehacer poético un trabajo minucioso, puntillista, de cirujano lírico, ofreciéndonos su corazón en bandeja”.
Más adelante, José César Jurado afirma que “para que los versos sean graves y lleguen a herir en las almas de sus lectores deben contener un fondo de seriedad, de verdad, de gravedad. ‘Motín de hombre apenas’ es un acto de destripamiento de la conciencia, de desenmascaramiento de los fantasmas interiores, esos que pululan por nuestros adentros”.
Finalmente, el profesor universitario advierte de que “el poeta se ofrece crucificado a sus poemas y recuerdos, y el acto de confesión poética se nos manifiesta como una revelación de terapia espiritual. Los poemas conservan un equilibrio fantasmagórico, un compuesto de humo y de cenizas que nos lega un testamento elegíaco de innegable valor”.
- Te recomendamos -
