Israel pide a los palestinos “un liderazgo valiente” y Palestina acusa al Gobierno israelí de rechazar “públicamente” un Estado palestino
MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
Los Acuerdos de Oslo, fijados como una primera piedra que consolidara un camino hacia la paz entre palestinos e israelíes, cumplen este miércoles 30 años desde su firma en un acto en la Casa Blanca en pleno aumento de la violencia y las tensiones sobre el terreno y tras haberse hundido poco después del citado acto, sin que los principales puntos se hayan materializado desde entonces.
Los acuerdos –considerados una de las consecuencias de la Conferencia de Madrid de 1991– se firmaron el 13 de septiembre de 1993 en una cumbre en la que participaron el primer ministro de Israel, Isaac Rabin, el presidente palestino, Yasir Arafat, y el presidente estadounidense, Bill Clinton, siendo firmados por parte palestina por el actual mandatario de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, jefe negociador durante los contactos.
Los documentos contenían importantes compromisos, incluido el reconocimiento de Israel por parte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el reconocimiento de esta última por parte israelí, como representante de los palestinos, así como la creación de la Autoridad Palestina para asumir responsabilidades de gobierno en Cisjordania y la Franja de Gaza. Sin embargo, estos acuerdos –reforzados por la firma en 1995 en la ciudad egipcia de Taba de los Acuerdos de Oslo II–, completaron su periodo de aplicación de cinco años sin que sus principales puntos se trasladaran sobre el terreno.
Los acuerdos contemplaban que tras este periodo las partes abordarían conversaciones sobre asuntos del estatus permanente, incluidas las fronteras, los refugiados y la situación de Jerusalén –considerada por Israel y Palestina como su capital–, si bien el asesinato en 1995 de Rabin a manos de un fundamentalista israelí y una oleada de ataques por parte del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) en 1996 provocaron una congelación de los contactos.
A pesar de ello, Israel y la Autoridad Palestina firmaron en enero de 1997 el Protocolo de Hebrón –que contemplaba la transferencia de la mayor parte de esta ciudad cisjordana a control palestino– y el Memorando de Wye en octubre de 1998 –tras una cumbre entre Arafat y Benjamin Netanyahu– para la retirada de Israel de otros territorios palestinos.
Finalmente, un polémica visita del entonces líder de la oposición israelí Ariel Sharon a la Explanada de las Mezquitas –conocida por los judíos como Monte del Templo– en septiembre de 2000 derivó en el estallido de la Segunda Intifada, con lo que se dio al traste de sacar adelante un proceso de paz por las divergencias entre las partes.
De hecho, apenas unos meses antes se había celebrado en Camp David una cumbre en la que participaron Arafat y el entonces primer ministro israelí, Ehud Barak, que concluyó sin acuerdo y con ambas partes presentando al público posturas muy distantes sobre las conversaciones, que intentaron repetir el éxito alcanzado en 1978 con los Acuerdos de Camp David, que supuso el acuerdo de paz entre Israel y Egipto.
FRACASO DE OTRAS INICIATIVAS
El golpe que supuso el fracaso de los Acuerdos de Oslo se ha visto seguido por las fallidas iniciativas de paz durante las últimas dos décadas, incluida la Iniciativa Árabe de Paz de 2002 –presentada bajo la égida de la Liga Árabe y una de las principales propuestas sobre la mesa– y las conversaciones entre las partes en 2007, 2010 y 2013.
Asimismo, Abbas presentó un plan de paz en 2014 que contó con el rechazo de Israel y Estados Unidos, mientras que el impulso del expresidente estadounidense Donald Trump con la propuesta presentada en 2017 quedó en nada por el rechazo frontal de las autoridades palestinas al ‘acuerdo del siglo’, que incluyó a Jerusalén como capital “indivisible” de Israel.
La iniciativa de Trump derivó sin embargo en un impulso diplomático que se saldó en 2020 con la firma de los conocidos como ‘Acuerdos de Abraham’, que llevaron a la normalización de las relaciones entre Israel y Bahréin, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Marruecos y Sudán, primeros países en alcanzar un pacto de este tipo desde Jordania en 1994.
Por contra, los contactos entre israelíes y palestinos continúan sin avances y en los últimos meses se ha registrado un repunte de la violencia y de los planes impulsados por el nuevo Gobierno de Israel –encabezado por Netanyahu y conformado por partidos ultraderechistas y ultraortodoxos– para incrementar la construcción de asentamientos y anexionar territorios palestinos.
En este sentido, la Embajada israelí en Madrid ha reconocido en declaraciones concedidas a Europa Press que “30 años después de Oslo la realidad sobre el terreno y el contexto son muy diferentes” y ha argumentado que si bien estos acuerdos “al principio significaron una gran esperanza para un cambio regional, visto en retrospectiva está claro que las cosas no estaban suficientemente maduras”.
“Si analizamos la situación de entonces es evidente que la parte palestina no estaba preparada para aceptar a Israel con su carácter judío y democrático”, ha criticado, antes de hacer hincapié en que “desde entonces la situación ha cambiado de un modo muy significativo”.
INTERCAMBIO DE ACUSACIONES
Por ello, ha sostenido que para poder sacar adelante un proceso de paz “hace falta un liderazgo valiente capaz de representar a los palestinos” y ha añadido que “lo primero” que sería necesario “es reconstruir la confianza entre las dos partes, algo que en este momento parece ser imposible”.
Por contra, el embajador palestino en Madrid, Husni Abdel Wahed, ha apuntado a las dificultades de cara a retomar conversaciones “con un Gobierno que anuncia públicamente (…) que no va a permitir un Estado palestino”. “La pregunta es qué vamos a negociar y vamos a dialogar si anuncian antes de nada que no van a permitir un Estado palestino”, ha sostenido.
“Seguimos apostando por la búsqueda de una solución pacífica, pero para esto hace falta que haya voluntad de la otra parte, para lo que se requiere una postura firme de la comunidad internacional. Lo que hace Israel, lo hace porque puede, y lo hace porque se le permite”, ha dicho en declaraciones a Europa Press. “Puedo afirmar que Israel no ha respetado prácticamente nada de los Acuerdos de Oslo y hasta el momento quien se mantiene comprometido con esto es la parte palestina”, ha añadido.
En esta línea, ha abundado en que “en este último año, por medio del actual gobierno de extrema derecha, fascista, en Israel, prácticamente se está desmantelando lo que quedaba (de los Acuerdos de Oslo)”, antes de acusar al ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, de estar detrás de una “anexión” de territorios con el paso de responsabilidades de la administración militar a entes civiles”.
Abdul Wahed ha reconocido que los Acuerdos de Oslo “en su momento, significaron una esperanza para los pueblos de la región y para toda la humanidad”, si bien ha argüido que el asesinato de Rabin “a manos del fundamentalismo judío que gobierna el Estado de Israel” dio lugar a un “retroceso” que, con el tiempo, se ha convertido “en algo cotidiano”.
“Hoy en día, si uno juzga objetivamente qué queda de los Acuerdos de Oslo, es solamente el título”, ha apuntado, antes de hacer hincapié en que “lo poco que se había avanzado prácticamente quedó anulado” y criticar que “la comunidad internacional (…) no ha hecho nada para su éxito y ha cedido al chantaje y los exabruptos de la ocupación israelí”. Por último, ha defendido que el hecho de que los acuerdos se firmaran en Washington “es una muestra del monopolio estadounidense de la administración de este conflicto” y ha ahondado en que “Estados Unidos, en realidad, nunca ha pretendido o buscado una solución, sino que siempre ha administrado esto en beneficio de sus políticas en la región”.
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