LOGROÑO, 6 (EUROPA PRESS)
Un equipo liderado por investigadores de la UR propone el uso de esferas de musgo (Mosspheres) como método complementario para detectar contaminantes peligrosos para la salud y evaluar la calidad del aire en Europa. Gracias a los avances que han desarrollado, y puesto a prueba en la ciudad de Logroño, la biomonitorización con estos dispositivos podría incorporarse a la legislación europea.
Así lo recomiendan en un artículo publicado en la revista Enviromental Research los investigadores Javier Martínez Abaigar y Encarnación Núñez Olivera, del Grupo de Ecofisiología Vegetal, Cambio Climático y Medio Ambiente de la Universidad de La Rioja, junto a colegas de las universidades de Santiago de Compostela y Benevento (Italia).
El artículo científico expone los resultados de un estudio sobre la contaminación del aire en Logroño y su área periférica, realizado en 2018 con el método Mossphere (en el que no se registraron niveles de concentración de contaminantes por encima de lo permitido). La investigación demostró la fiabilidad y precisión geográfica de este sistema de bioindicadores para estudiar la calidad del aire que respiramos.
BIOINDICADORES DE MUSGO
Los dispositivos Mossphere son pequeñas esferas porosas de material plástico que contienen un tipo de musgo (Sphagnum palustre, un esfagno o musgo de turbera) procedente de clones cultivados en biorreactores de laboratorio. Su diseño es resultado de un proyecto de investigación europeo en el que participaron 12 universidades (entre ellas la Universidad de La Rioja) y empresas de 5 países.
Estas esferas de musgo se colocan en distintos soportes repartidos por él área que se quiera monitorizar y son capaces de recoger los contaminantes presentes en el aire, entre ellos los denominados HAP (hidrocarburos aromáticos policíclicos).
Los HAP se producen en todas las actividades humanas en las que se quemen combustibles fósiles o madera, así como en los incendios, y tienen muchos efectos negativos para la salud: son cancerígenos, irritantes para las vías aéreas y los ojos y, a largo plazo por ingestión, pueden causar problemas de coagulación y del sistema inmunitario. Están incluidos en la legislación europea y española, pero no suelen medirse, por la escasez actual de estaciones de muestreo.
RESULTADOS ADAPTADOS A LA NORMATIVA EUROPEA
“La biomonitorización con Mosspheres permite la estimación sencilla y barata de los HAP -señala Javier Martínez Abaigar-. Y gracias a nuestro nuevo método podemos evaluar, a partir de las concentraciones de contaminantes encontrados en el musgo, los niveles en la atmósfera, que es lo que utiliza la legislación”.
Así, es posible comprobar si se cumple la normativa europea y española, y por eso “proponemos la inclusión de las esferas de musgo en la legislación vigente como un método adicional en la evaluación de la calidad del aire”, concluye el investigador.
GRAN PRECISIÓN GEOGRÁFICA
Este sistema ofrece, además, una gran precisión geográfica, ya que se pueden colocar tantas esferas como sean necesarias (en el estudio de Logroño se emplearon 84). Con ello es posible detectar focos específicos de contaminación, conocer las diferencias entre distintos lugares y su evolución temporal, y realizar distintos estudios.
La gran densidad de datos obtenidos permite, por ejemplo, estudiar la exposición a los HAP en distintas zonas de una ciudad y si está contaminación atmosférica está relacionada con la incidencia de enfermedades pulmonares entre sus vecinos. El método es también apto para biomonitorizar otro tipo de contaminantes poco estudiados con los medios actuales, como los metales pesados.
RED DE BIOMONITORIZACIÓN
La monitorización de los contaminantes atmosféricos resulta de crucial importancia para establecer la calidad del aire que respiramos. Se realiza habitualmente por procedimientos fisicoquímicos, pero en las últimas décadas ha tomado gran relevancia el uso de organismos bioindicadores, con los que se evalúan no sólo las concentraciones de determinadas sustancias nocivas, sino también sus efectos sobre los seres vivos.
Con estas nuevas técnicas, el Grupo de Ecofisiología Vegetal, Cambio Climático y Medio Ambiente de la Universidad de La Rioja, en colaboración con el Grupo de Ecotoxicología de la Universidad de Santiago de Compostela, desarrolló en 2018 la Red de Biomonitorización de Calidad del Aire en Logroño y su área periférica. El estudio estuvo financiado por Caixabank, con apoyo de la Dirección General de Calidad Ambiental y Agua del Gobierno de La Rioja y del Ayuntamiento de Logroño.
En el periodo 2006-2019 pusieron también en marcha la Red de Biomonitorización de Metales Pesados en La Rioja, con financiación de la Comunidad Autónoma.
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