GUADALAJARA, 8 (EUROPA PRESS)
El periodista y presentador guadalajareño Rubén García Castelbón será el encargado de pregonar las Fiestas en honor a la Virgen del Peral en Budia, localidad donde pasó la infancia hasta y creció hasta cumplir los diez años, un día señalado en rojo en el calendario que enfrenta con “orgullo” y admitiendo que es uno de los días “más importantes” de su vida.
En declaraciones a Europa Press mientras perfila el alegato a sus paisanos, recuerda a Budia recorriendo sus calles. “Le tengo tanto cariño y quiero tanto a mi pueblo que ser pregonero es uno de los mayores orgullos, pero también una responsabilidad. Siempre que da el pregón alguien del pueblo, la gente lo escucha, lo analia y lo interpreta de una forma más personal”, afirma.
El pregón que prepara repasará su infancia, lo que significa para él su pueblo, y pondrá en valor “todas las virtudes de Budia y de la comarca”, cogiendo forma de mandato a “disfrutar los orígenes” de sus vecinos, a quienes pedirá disfrutar las fiestas como nunca.
El día perfecto en las Fiestas de Budia, según su pregonero, arranca por la mañana en la plaza, comiendo con tu ente, disfrutando de la charanga y pasando por el encierro. “Después, a cenar con la peña, regresar a la plaza a la verbena y terminar con el pasacalles recorriendo todo el pueblo”.
Pone el acento en el ambiente abierto que respira Budia durante la celebración. “Todas las peñas están abiertas, da igual de dónde vengas, o con quién o con cuánta gente. Si vas a una peña, es como si fueras del pueblo, te sientes un budiero más”, recalca el miembro de la peña Vacanal.
Y todo porque el pueblo entero diseña unas fiestas que, según repasa, no son para ellos, “sino para los que vienen”. “Es fácil convencer a la gente para venir, porque si vienen a Budia, se sentirán como si fueran del pueblo”.
Como mejores momentos a lo largo de las más de 30 muescas en su revólver festero, García Castelbón rescata el momento de sentarse a la mesa con los amigos de un año para otro.
“Es muy difícil tener amigos desde los cero años. La vida lleva a cada uno por un camino, hay gente con la que tienes más o menos contacto, pero el día que te sientas a la mesa a cenar o a comer, todos nos miramos y sabemos que ahí está esa amistad de toda la vida”, añade.
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