MADRID, 05 (SERVIMEDIA)
La industria del dragado marino extrae cerca de 6.000 millones de toneladas anuales del fondo de los mares, lo que equivale a más de un millón de camiones tipo volquete cada día, una situación que impacta “significativamente” en la biodiversidad y las comunidades costeras.
Esa información, difundida este martes, procede de Marine Sand Watch, la primera plataforma mundial de datos sobre la extracción de arena y otros sedimentos en el medio marino, que rastrea y analiza las actividades de dragado de arena, arcilla, limo, grava y roca en el entorno marino mundial, incluidos puntos críticos como el Mar del Norte, el sudeste asiático y la costa este de Estados Unidos.
Esa herramienta está desarrollada por GRID-Ginebra, centro de análisis del Programa de las Naciones Unidas paras el Medio Ambiente (Pnuma), y emplea señales del sistema de identificación automática de los buques y la inteligencia artificial para identificar las operaciones de dragado que llevan a cabo los buques en todo el mundo.
La nueva plataforma ofrece información sobre áreas utilizadas para la extracción de arena, áreas de capital y dragado de mantenimiento, puertos/centros de comercio de arena, número de embarcaciones y operadores y extracción de sedimentos y otros tipos de actividades por países con Zonas Económicas Exclusivas.
Marine Sand Watch indica que cada año se dragan entre 4.000 y 8.000 millones de toneladas de arena y otros sedimentos en el medio marino y costero. Los datos analizados para los años 2012 a 2019 muestran que la escala del dragado está creciendo.
Así, el mundo se acerca a una tasa de reposición natural de 10.000 a 16.000 millones de toneladas por año que necesitan los ríos para mantener la estructura y función de los ecosistemas costeros y marinos. “Esto es especialmente preocupante para las regiones donde el dragado es más intenso y la extracción ya supera sustancialmente el balance de sedimentos de la tierra al mar”, según el Pnuma.
La extracción de arena y grava en aguas poco profundas es fundamental para diversas actividades de construcción, si bien representa una amenaza para las comunidades costeras ante el aumento del nivel del mar y las tormentas, ya que se necesitará arena marina para construir defensas costeras y soportar infraestructuras energéticas marinas, como turbinas eólicas o de olas.
DISPARIDAD REGULATORIA
Por otro lado, extraer arena pone en riesgo los ecosistemas costeros y de los fondos marinos, incluida la biodiversidad marina afectada por la turbidez del agua y los cambios en la disponibilidad de nutrientes y la contaminación acústica. La extracción costera o cercana a la costa también puede afectar la salinización de los acuíferos y el futuro desarrollo turístico.
Las prácticas internacionales y los marcos regulatorios varían ampliamente. Algunos países -como Indonesia, Tailandia, Malasia, Vietnam y Camboya- han prohibido la exportación de arena marina en los últimos 20 años, mientras que otros carecen de legislación y/o programas de seguimiento eficaces.
El Pnuma ya recomendó el año pasado detener la extracción de arena en las playas y el sistema activo de arena entre la playa y la costa con el fin de extraer arena como recurso, y establecer un norma internacional sobre extracción de arena en el medio marino.
“La escala de los impactos ambientales de las actividades mineras y de dragado en aguas poco profundas es alarmante, incluyendo la biodiversidad, la turbidez del agua y los impactos del ruido en los mamíferos marinos”, indicó Pascal Peduzzi, director del GRID-Ginebra.
Peduzzi recalcó que “estos datos señalan la necesidad urgente de una mejor gestión de los recursos de arena marina y de reducir los impactos de la minería en aguas poco profundas”. “El Pnuma invita a todas las partes interesadas, los Estados miembro y el sector de dragado a considerar la arena como un material estratégico, y a entablar rápidamente conversaciones sobre cómo mejorar los estándares de dragado en todo el mundo”, destacó.
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