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Los países ricos que buscan un “crecimiento verde” tardarían más de 200 años en lograr la reducción completa de sus emisiones

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MADRID, 05 (SERVIMEDIA)

Los 11 países ricos que consiguieron un ‘crecimiento verde’ en los últimos años -es decir, mejorar su economía sin emitir más CO2- necesitarían de media, si continúan las tendencias actuales, más de 200 años en lograr que sus emisiones se acerquen a cero.

Además, emitirían más de 27 veces su parte justa del presupuesto global de carbono que no debe superarse para cumplir el objetivo del Acuerdo de París de que el calentamiento global no supere los 1,5 grados respecto a la era preindustrial.

Así se explica en un nuevo estudio realizado por Jefim Vogel, del Instituto de Investigación sobre Sostenibilidad de la Universidad de Leeds (Reino Unido), y Jason Hickel, del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (España), y publicado este martes en la revista ‘The Lancet Planetary Health’.

Once países de altos ingresos lograron un desacoplamiento absoluto entre 2013 y 2019 al disminuir sus emisiones de CO2 y aumentar sus PIB nacionales: Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido y Suecia.

El estudio cuestiona las afirmaciones políticas de que algunos países de altos ingresos han logrado un ‘crecimiento verde’ y revela que, con las estrategias actuales orientadas al crecimiento, las reducciones de emisiones en estas naciones están drásticamente por debajo de los objetivos climáticos recogidos en el Acuerdo de París.

De hecho, las reducciones de emisiones de esos 11 países ricos están muy por debajo de las necesarias para limitar el calentamiento global a 1,5 grados y cumplir con los principios de equidad internacional que establece el Acuerdo de París.

“LAVADO DE CARA”

Los autores analizaron el ‘crecimiento verde’ de esos países al comparar las reducciones de emisiones de carbono con las disminuciones requeridas en virtud del Acuerdo de París.

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“No hay nada ecológico en el crecimiento económico de los países de altos ingresos”, afirma Vogel, del Instituto de Investigación sobre Sostenibilidad de la Universidad de Leeds, Reino Unido, quien añade: “Es una receta para el colapso climático y una mayor injusticia climática. Llamar ‘crecimiento verde’ a unas reducciones de emisiones tan insuficientes es engañoso, es esencialmente un lavado de cara al verde”.

“Para que el crecimiento se considere legítimamente ‘verde’, debe ser coherente con los objetivos climáticos y los principios de equidad del Acuerdo de París, pero los países de altos ingresos no han logrado nada parecido a esto y es muy poco probable que lo logren en el futuro. El crecimiento económico continuo en los países de altos ingresos está en desacuerdo con el doble objetivo de evitar un colapso climático catastrófico y defender principios de equidad que protejan las perspectivas de desarrollo en los países de bajos ingresos”, apunta Vogel.

Los autores compararon las tasas de reducción de emisiones futuras de esos 11 países ricos si continúan las tendencias actuales con las necesarias para cumplir el Acuerdo de París en relación a su ‘participación justa’ (proporcional a la población) sobre el presupuesto global de carbono que no debe excederse para evitar un calentamiento global catastrófico.

Según el estudio, ninguno de los países de altos ingresos que han ‘desacoplado’ las emisiones del crecimiento ha logrado reducciones de emisiones lo suficientemente rápido como para cumplir con lo dispuesto en París. Al ritmo actual, estos países necesitarían de promedio más de 200 años para que sus emisiones se acerquen a cero y emitirían más de 27 veces su parte justa del presupuesto global de carbono para limitar el calentamiento a 1,5 grados.

BRECHA

La brecha de las disminuciones de emisiones logradas y las necesarias para cumplir con el Acuerdo de París es elevada, puesto que las reducciones entre 2013 y 2019 fueron un 1,6% anual en esos 11 países, cuando se necesitarían tasas de un 30% anual para 2025.

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Incluso el país con mejor desempeño (Reino Unido) necesitaría quintuplicar su reducción de emisiones (de un 3,1% anual entre 2013 y 2019 a un 16% en 2025). Alemania, Australia, Austria, Bélgica y Canadá tendrían que reducir sus emisiones más de 30 veces más rápido que entre 2013 y 2019.

“La búsqueda del crecimiento económico en los países de altos ingresos hace que sea prácticamente imposible lograr las reducciones de emisiones requeridas. Si los países de altos ingresos quieren cumplir con sus obligaciones de París, deberían aplicar enfoques de poscrecimiento: reducir las formas de producción con uso intensivo de energía y menos necesarias, reducir el consumo de los ricos, pasar de los automóviles privados al transporte público”, explica Hickel.

Este investigador continúa: “También necesitamos acelerar el despliegue de energías renovables y las mejoras de eficiencia con financiación pública. El poscrecimiento puede ayudar al liberar capacidades productivas (fábricas, mano de obra, materiales) que pueden removilizarse para alcanzar objetivos sociales y ecológicos urgentes. Para ello, se pueden utilizar políticas como la garantía de empleo verde, que ponga fin al desempleo y garantice medios de vida adecuados para todos. Deberíamos centrar la economía en lo que se requiere para el bienestar, la justicia y la sostenibilidad ecológica”.

PROPUESTAS

Los autores sugieren medidas que los responsables políticos pueden aplicar para acelerar la reducción de emisiones de manera justa y socialmente beneficiosa, entre ellas alejarse del crecimiento económico como objetivo central y, en cambio, priorizar la sostenibilidad ecológica, el bienestar y la justicia como objetivos de desarrollo.

Otra es reducir las formas de producción y consumo innecesarias y que generan grandes emisiones de carbono (por ejemplo, los vehículos todoterreno, los viajes aéreos, la industria cárnica y láctea, la moda rápida, los cruceros, las mansiones y los jets privados).

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Rebajar las desigualdades en ingresos y riqueza (por ejemplo, mediante impuestos sobre el patrimonio y umbrales máximos de ingresos), aislar edificios y reutilizarlos para minimizar las nuevas construcciones, reducir el desperdicio de alimentos y cambiar a técnicas agrícolas agroecológicas y dietas predominantemente basadas en plantas, nuevas leyes para alargar la vida útil de los productos y garantizar los derechos de reparación, y alejarse de los automóviles privados y mejorar el transporte público, los sistemas de bicicletas y la accesibilidad para peatones son otras propuestas.

“Alejarse del crecimiento económico hacia el poscrecimiento es fundamentalmente diferente de una recesión: no implica dificultades ni pérdida de medios de vida. El poscrecimiento puede asegurar y mejorar los medios de vida y el bienestar sin crecimiento económico, a través de políticas como la garantía de empleo público, la reducción del tiempo de trabajo, salarios dignos, una garantía de ingreso mínimo y el acceso universal a viviendas asequibles y servicios públicos de calidad”, afirma Vogel.

Hickel subraya: “Los devastadores extremos climáticos de este año son una terrible advertencia de hacia dónde nos dirigimos. Si queremos evitar un colapso climático aún más catastrófico, los países de altos ingresos necesitan urgentemente aplicar enfoques de poscrecimiento que reduzcan las emisiones y al mismo tiempo mejoren el bienestar y la justicia”.

A diferencia de los países ricos, los autores señalan que las naciones pobres tienen menores emisiones per cápita, lo que hace más factible que se mantengan dentro de las partes justas de su presupuesto de carbono, incluso mientras aumentan su producción y consumo para objetivos de desarrollo humano. Países como Uruguay y México ya están dando pasos en esta dirección.


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