Reclama unos 925 millones de euros para entregar ayuda y pide “solidaridad” a la comunidad internacional
MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
Naciones Unidas ha afirmado este lunes que más de 1,8 millones de personas podrían haber tenido que abandonar Sudán a final de año a causa de la guerra desatada en abril entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), ahora consideradas un grupo rebelde, y ha reclamado mil millones de dólares (unos 925 millones de euros) para entregarles ayuda.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y otras 64 organizaciones humanitarias y de la sociedad civil han realizado este llamamiento de cara a dar apoyo a estos refugiados ante la grave crisis en Sudán, que está afectando además a sus cinco países vecinos.
La petición de fondos supone duplicar las primeras estimaciones en mayo, dado que las necesidades siguen aumentando y ante la huida del país por parte de más de un millón de personas, que se suman a más de 3,7 millones de desplazados en el interior de Sudán.
“Esta crisis ha desencadenado una demanda urgente de ayuda humanitaria, ya que los que están llegando a zonas fronterizas remotas se encuentran en situación desesperada por los servicios inadecuados, la mala infraestructura y el acceso limitado”, ha dicho el director de ACNUR para África Oriental, Cuerno de África y Grandes Lagos, Mamadou Dian Balde.
Balde, quien es además coordinador de Refugiados en la Región para Sudán, ha destacado que “los socios activos en esta respuesta están llevando a cabo todos los esfuerzos posibles para dar ayuda a los que llegan y a las comunidades de acogida, si bien sin los fondos necesarios, estos esfuerzos se verán gravemente limitados”.
Entre las necesidades fundamentales figuran el agua, la comida, el alojamiento, los servicios sanitarios, el dinero en efectivo y los servicios de protección, especialmente ante la cada vez más preocupante situación a nivel médico de los últimos refugiados que han logrado salir del país.
“Es muy preocupante recibir informes de niños que mueren por enfermedades totalmente prevenibles en caso de que los socios tuvieran los recursos suficientes”, ha dicho Balde, que ha hecho hincapié en que “no puede seguirse aplazando la acción”.
“Los países en la región hacen frente a grandes desafíos por su cuenta y, aún así, siguen mostrando una destacable generosidad. No podemos dar por sentada su hospitalidad”, ha explicado. Chad, Egipto, Etiopía, República Centroafricana (RCA) y Sudán del Sur– acogían a cientos de miles de desplazados ya antes del estallido de la crisis.
Por ello, Balde ha incidido en que “la comunidad internacional debe mostrar solidaridad con los gobiernos y comunidades de acogida y hacer frente a la persistente falta de financiación de las operaciones humanitarias. Es crucial ayudar a personas y comunidades en situación de necesidad, a la espera de una muy necesaria paz”, ha zanjado.
Los combates estallaron el 15 de abril a causa de las diferencias en torno al proceso de integración de las RSF, lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, alias ‘Hemedti’ –entonces ‘número dos’ del Consejo Soberano de Transición, liderado por el jefe del Ejército sudanés, Abdalfatá al Burhan– en el seno de las Fuerzas Armadas.
El proceso de conversaciones para la integración de las RSF era parte clave de un acuerdo firmado en diciembre de 2022 para formar un nuevo gobierno civil y reactivar la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 del entonces presidente, Omar Hasán al Bashir, dañada por el golpe de Estado protagonizado por Al Burhan en octubre de 2021, en el que fue derrocado el primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok.
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