MADRID, 02 (SERVIMEDIA)
Bailar canciones de Estopa en silla de ruedas. Escuchar la voz de Quevedo a través del bucle magnético. Saltar al ritmo del reguetón de Ozuna gracias a una mochila vibratoria. Caminar sin visión por un concierto de Paula Koops gracias al sistema NaviLens. O alzar al cielo una copa comprada mediante señalética accesible mientras Vicco exalta su fiesta ‘Nochentera’.
Todo esto es posible este fin de semana en la Caja Mágica de Madrid, donde se celebra la decimotercera edición del Coca-Cola Music Experience. Este festival cumple, según sus promotores, “doce ediciones más una” de éxitos pero este año ha dado un salto cualitativo en materia de accesibilidad gracias a la colaboración con la Fundación Music For All.
Juntos han implantado alrededor de unas 30 medidas inclusivas para que las personas con discapacidad que acuden a los conciertos disfruten en igualdad de condiciones que el resto del público. Por ejemplo, cuando entran en coche por un acceso más corto para vehículos con tarjeta azul o andando por el carril prioritario para personas ciegas. Incluso cuando van a comprar un refresco guiados por señales fáciles de entender para personas con discapacidad intelectual.
Algunos de los artistas quedan sorprendidos y entusiasmados al saber que todo el mundo va a poder disfrutar de su actuación. “Les encanta porque cuando eres músico no hay nada más bonito que tu música llegue a todos y todos puedan disfrutar”, destaca la directora del festival, Tania de Torres.
“La música es algo tan especial que tenemos la obligación de hacerla llegar a todo el mundo. Hay que tratar de ampliar las fronteras hasta donde podamos para que todo el mundo la sienta”, explica en una entrevista a Servimedia. “Coca-Cola es una marca de todos y para todos. Por eso la accesibilidad es fundamental en este festival. Más aún cuando creamos una experiencia para vivir los conciertos una vez en la vida y que todos lo recuerden”.
Así lo sienten las miles de personas que anoche gozaron en la primera jornada con las actuaciones de casi una veintena de artistas durante once horas ininterrumpidas. Desde que la británica de origen indio Naveni abrió el carrusel musical con su suave voz hasta que Quevedo provocó el delirio de la multitud más allá de la media noche. Las entradas se agotaron hace casi dos semanas y durante el fin de semana se espera que por aquí pasen unas 25.000 personas.
Dos asistentes de la Fundación Music For All daban la bienvenida a todas las personas con discapacidad que llegaban para disfrutar de sus cantantes favoritos. Con una gran banderola de unos tres metros de altura indicaban el punto de atención y también los “espacios preferentes” reservados para personas con distintos tipos de discapacidad: silla de ruedas, ceguera, sordera, intelectual…
ESPACIO PREFERENTE JUNTO AL ESCENARIO
Cada persona cuenta con medidas especiales orientadas a que la experiencia personal en el festival sea se máximo confort y disfrute. La más destacable de todas posiblemente sea el espacio reservado expresamente para ver y/o escuchar las actuaciones con amplitud, cerca del escenario e incluso una plataforma para que quienes llegaban sentados en sillas de rueda tuvieran mejor perspectiva.
Desde la organización, Verónica Gómez relata a Servimedia que “todos los años se aplican medidas para personas con movilidad reducida”, sobre todo con la plataforma elevada para mejorar la visibilidad de quienes acuden en silla de ruedas y también con baños accesibles específicos.
La novedad de esta edición ha sido “incorporar la accesibilidad para todo tipo de personas con discapacidad, por ejemplo intelectual o auditiva”. La Fundación Music For All está cada vez más acostumbrada a convertir festivales masificados de gente en entornos amigables para la discapacidad, en los que incluso personas sordas ayer por la tarde podían bailar el pop punk de los parleños La La Love You gracias a cinco mochilas vibratorias colocadas en la espalda que marcan el ritmo.
La coordinadora de Actividades de la Fundación Music For All, Raquel García, subraya que cada vez es más habitual que en los festivales se instalen barras adaptadas a menor altura, donde los camareros atienden a las personas de talla baja o en silla. También los baños especiales para personas con movilidad reducida e incluso señalética diferenciada para cada tipo de discapacidad.
Otro hito ha sido la contratación de intérpretes de lengua de signos (ILSE) para que personas sordas que se comunican de esta manera puedan seguir la letra de las canciones de dos de las estrellas del festival: con Quevedo anoche y este sábado con Estopa. En el Coca-Cola Music Experience anoche también hubo subtitulado de cada actuación, lo que “beneficia a todo el mundo”, con y sin discapacidad, como señala la responsable de estos eventos en la fundación.
NAVILENS, MOCHILAS VIBRATORIAS Y SUBTITULADO
Para las personas con discapacidad visual se han instalado códigos NaviLens, que ya están presentes en muchas grandes ciudades en paradas de autobuses o estaciones de transporte. Son un sistema de códigos QR especiales, con los cuatro colores básicos en vez de en blanco y negro, que se leen de forma rápida con el móvil a una distancia de hasta unos 15 metros e incluso en movimiento.
El festival Coca-Cola Music Experience, presentado por el locutor Tony Aguilar, cuenta con señal de emisión en directo por streaming y con un set de televisión específico para entrevistar a algunos de los artistas más destacados. En su funcionamiento participa el Centro Español del Subtitulado y la Audiodescripción (CESyA), que ha aportado un equipo informático que transcribe en tiempo real la conversación e incluye la señal de lengua de signos.
Tantas iniciativas por la accesibilidad prueban el “compromiso” de la organización con la accesibilidad en este festival. “Coca-Cola es una marca para todos y la música está en el adn de Coca-Cola. Llevamos 13 años haciendo este festival, aprendiendo y mejorando y sobre todo escuchando las necesidades del consumidor y en nuestro adn también esta no conformamos”, esgrime Tania de Torres con su visión corporativa.
“Esto es para que todo el mundo lo disfrute y eso significa también para que todas las personas con discapacidad lo puedan disfrutar”, insiste Verónica Gómez. Esa visión inclusiva llega también a la impresión del programa del evento en braille para que las personas ciegas puedan leer el orden y los horarios de las actuaciones con las yemas de sus dedos.
Tania de Torres es una convencida de que “en la música no debe haber barreras” y por eso llamó a la Fundación Music For All consciente de que “son pioneros en convertir festivales de música en una experiencia para todos y que en la accesibilidad sea de 360 grados” al atender a todo tipo de personas con discapacidad.
De hecho, la coordinadora de Actividades de la Fundación acumula ya siete festivales este año y todavía le quedan otros dos, además del Coca-Cola Music Experience de este fin de semana. Ha atendido a decenas de personas con discapacidad en otros grandes eventos como el Sonorama Ribera de Aranda de Duero (Burgos), Mallorca Live en Baleares, Primavera Sound en Barcelona, Som Festival de Castellón y Cooltural Fest de Almería, donde “más medidas hay implementada” y a raíz del que antes de la pandemia nació la Fundación.
Raquel García reconoce que las personas que usan estos servicios “quedan super agradecidas” al ver que la organización ha tenido en cuenta sus necesidades diferentes. “Lo que más agradecen casi siempre son los subtítulos, que es lo que más nos solicita y de lo que todo el mundo se beneficia. Pero también la plataforma elevada para sillas de rueda y los baños para personas con movilidad reducida”.
Y los artistas cuando se enteran celebran que su música cada vez llegue a más gente. Acceden fácilmente a que los intérpretes de lengua de signos se coloquen junto a ellos en el escenario y a que los subtítulos aparezcan a la vez que cantan sus canciones, lo que provoca que todo el público participe y vibre más. “Hace unos años se sorprendían” pero cada vez lo reciben con más naturalidad. El siguiente paso podría ser que ellos mismos contraten al personal para todos sus conciertos por iniciativa propia. Pero eso de momento “sólo lo hace Rozalen”, un icono musical de la inclusión.
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