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La Asociación de Biodiversidad advierte de una “catástrofe” ambiental en Tenerife y demanda una rápida planificación de restauración

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SANTA CRUZ DE TENERIFE, 24 (EUROPA PRESS)

La Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria ha advertido este jueves de que el incendio forestal que ha quemado casi 15.000 hectáreas en Tenerife es una “catástrofe” ambiental de ahí que exija un plan de restauración “rápido” e integral para hacer frente a la erosión que se iniciará en otoño si hay lluvias.

Además recomienda que se utilicen semillas de flora endémica rara o amenazada propias de las zonas afectadas, que se encuentren almacenadas en los bancos de semillas disponibles, para potenciar así la recuperación del paraje.

El colectivo también reclama más inversión para poder contar con personal “suficiente y bien formado” que vigile, informe y haga cumplir la normativa en los espacios protegidos de una forma eficaz, “lo que en las últimas décadas no se está haciendo”.

En esa línea, carga en un comunicado contra “los criminales que han provocado este incendio” e incide en que en episodios de calor extremo se hace necesaria una normativa “aún más restrictiva” para proteger a la sociedad “de la estupidez humana”.

“Solo un necio ignorante prendería fuego a la naturaleza que nos mantiene en esta isla y de la que todos sin excepción dependemos”, detalla.

La asociación insiste en que la biodiversidad “no es la responsable de este incendio, al contrario, es su víctima”, y de hecho, señala que los “grandes y devastadores” incendios actuales se producen en situaciones atmosféricas que no son propicias para el inicio de fuegos naturales por lo que su impacto “necesariamente ha de ser mucho mayor”.

Asimismo apunta que no existen estudios que permitan afirmar que la flora canaria y los suelos que la sustentan “están adaptados al fuego”, muy al contrario, afirman que hay estudios concluyentes que demuestran un “alto impacto negativo”.

Por ello, incide en que es necesario “estudiar y profundizar” en los efectos del fuego en este incendio “y no hablar a la ligera” restando importancia a sus consecuencias.

“El fuego, tal como se está produciendo en nuestras islas, perjudica al suelo que sustenta la vida, la flora y la fauna, y a procesos ecológicos tan esenciales para nuestra sociedad como la producción de agua. Incluso el pino canario, aun con su proverbial resistencia, no siempre rebrota, y de hecho los incendios de las últimas décadas están matando, en una proporción significativa, los pinos más antiguos y majestuosos, que son los que aportan mayor valor ecológico”, subraya.

En su opinión, la falsa percepción de que el rebrote del pino o el crecimiento posterior de jaras y codesos en abundancia representa la recuperación del pinar “es algo que debe quedar atrás”.

PINARES EMPROBRECIDOS

“Tenemos ya suficientes estudios científicos que demuestran que el pinar canario es mucho más que la suma de estas especies capaces de soportar el fuego. Los pinares de Tenerife están muy empobrecidos en flora endémica, que es la que debería ser dominante en este ecosistema. Esta pobreza actual se explica en parte porque los incendios no son episodios aislados: se quema sobre quemado debido a la reiteración de incendios muy seguidos, a un ritmo que no hay ecosistema que lo soporte”, comenta.

En ese sentido remarca que el pinar “está quemado no solo por el fuego, sino también por varios siglos de intervención humana, como la presencia de herbívoros invasores que han relegado a muchas de sus especies a escarpes inaccesibles para el conejo o incluso para el ganado o el muflón”.

A su juicio, se trata de especies animales invasoras que no han estado presentes en la evolución de los ecosistemas durante millones de años lo que explica también “la pobreza del pinar y consecuentemente el abundante número de especies amenazadas para las que el fuego es como un juego de la ruleta rusa en el que la depauperada flora tiene una alta probabilidad de desaparecer”.

Por ello, la asociación solicita que la gestión de los pinares no se centre solo en la prevención y defensa contra los incendios sino que hay que gestionarlos para que recuperen la biodiversidad perdida “por siglos de sobreexplotación”.

Así, además de una gestión de defensa contra el fuego que debe ser “compatible” con la conservación de la biodiversidad se deben desarrollar programas de gestión que tiendan a recuperar los ecosistemas de manera integral, llevando las poblaciones de la flora endémica a sus máximas posibilidades “para que se reduzcan los riesgos de extinción y se facilite la recuperación espontánea posterior”.

RECUPERAR LA SUPERFICIE

Asimismo ve “importante” también recuperar la superficie de laurisilva de la vertiente norte de la isla de Tenerife intensificando la transformación de masas de pinos exóticos y de pino canario plantado fuera de su área potencial así como de otras especies arbóreas exóticas.

“Esto permitirá, con el tiempo, no solo la recuperación de las escasas y degradadas manifestaciones de laurisilva en esta vertiente, sino crear una barrera natural de defensa contra el fuego en la interfaz urbano-rural-forestal, a medida que se gestionen estos nuevos bosques para acelerar su madurez”, expone.

La asociación propone igualmente una “gestión conservacionista activa” pues es en las zonas rurales donde hay que promover la agricultura y la ganadería, necesarias para el autoabastecimiento y el mantenimiento de los paisajes rurales tradicionales, de manera que defiendan las poblaciones humanas y los ecosistemas naturales frente al fuego.

“Queremos enfatizar que la conservación de la biodiversidad autóctona de Canarias no va en contra del medio rural. Muy al contrario, son dos aspectos del paisaje insular que se complementan y benefician mutuamente”, indica.


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